El impacto de la adquisición sísmica en los ecosistemas marinos es un tema central en el debate entre organizaciones, empresas y organismos del Estado cuando visualizan el proceso de exploración y explotación petrolera en el mar.
Fotos: Asamblea por un Mar Libre de Petroleras
Por Víctor Quilaqueo / OPSur.- Para Equinor, el impacto de la exploración en la Cuenca Argentina Norte sería bajo o despreciable y, aun cuando reconocen la presencia de decenas de especies de aves, peces, mamíferos y reptiles amenazados en su conservación, consideran suficiente el diseño de medidas de mitigación del tipo “reducción de la iluminación externa siempre cuando sea posible” para hacer compatible la actividad con la presencia de avifauna. Detallan también su espíritu de observación y diálogo con las compañías pesqueras en alta mar, pero nada dicen sobre las descargas al océano de hidrocarburos o los residuos derivados del uso de un buque sísmico y dos naves de apoyo; una práctica, por cierto, habitual (1).
Desde Mar del Plata, el Centro de Ingenieros de la ciudad respaldó los anuncios de exploración al considerar la actividad como compatible con otras tareas en alta mar, principalmente la pesca, y ponderar las posibilidades de transformar el turístico balneario en un centro de operaciones para la industria petrolera costa afuera. En tanto, el empresariado pesquero de esa localidad solicitó al MAyDS la impugnación de los estudios presentados por Equinor, en función de severas falencias del mismo y puso énfasis en la falta de una mirada integral sobre los impactos socioambientales y económicos de la exploración. Sin embargo, la Asamblea por un Mar Libre de Petroleras advirtió que los empresarios no buscan la prohibición de la actividad sino “un acuerdo de convivencia entre las dos actividades y, en el peor de los casos, un plan de remediación y resarcimiento económico claros, con el Estado Nacional como mediador” (2). La Asamblea se manifestó totalmente en contra de la industria hidrocarburífera, “que además de generar graves impactos ambientales, destruirá el turismo y la pesca, con las consecuentes pérdidas de puestos de trabajo. Por otro lado, se sigue profundizando la matriz energética petrodependiente, responsable en gran medida del cambio climático que estamos vivenciando” (3).
Sobre las afectaciones al complejísimo ecosistema marino derivadas de la exploración sísmica, el Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (INIDEP) publicó un informe que establece, entre otras cosas, que en Argentina no se han realizado estudios específicos sobre los impactos de la emisión de ondas sonoras extremadamente potentes y de muy baja frecuencia en los organismo marinos. Más bien habría que tener en consideración que todos ellos: “Son capaces de percibir estas emisiones sonoras, desde las grandes ballenas gasta el plancton, siendo los mamíferos y los peces particularmente sensibles en virtud del desarrollo de sus sistemas auditivos y de las propiedades físicas de los sonidos en cuestión”.
Muy por el contrario de una baja o nula afectación, advierte el INIDEP en su informe –que más allá de la discusión científica o el limitado conocimiento disponible a la hora de situar la mirada sobre peces–, anfibios o plancton, la realidad es que las repercusiones ecológicas y económicas de la exploración sísmica puede tener efectos múltiples en la estructura de un ecosistema tan complejo como el marino, ya sea en el plancton, que es la principal fuente de alimento de muchas especies, incluyendo todas las especies comerciales, o en peces, en los que se advierten cambios abruptos en sus patrones de ocupación y distribución geográfica. Todo ello podría afectar a la pesca, así como también impactar seriamente en la población ictícola si la sísmica se realiza en áreas reproductivas y durante el período de puesta (4).
Cuando pensamos en los impactos no podemos dejar de lado la preocupación por los devastadores efectos de los derrames de petróleo, ya sea en la etapa de perforación de pozos exploratorios, en la explotación de yacimientos y/o en las faenas costeras relacionadas con el transporte y almacenamiento de hidrocarburos. En 2007, un derrame de crudo cubrió de negro las agua de Caleta Córdova, tranformándose en la mayor tragedia ambiental en la historia de Comodoro Rivadavia, que trece años después terminó con los responsables absueltos (5)(6). En 2010, el incendio de la plataforma petrolera Deepwater Horizon en aguas estadounidenses del Golfo de México significó una catástrofe sin precedentes, donde se destacan la acumulación criminal de errores en la ejecución de las obras, la falta de medidas de mitigación y una ausencia de mecanismos de control en la plataforma petrolera que dejaron como saldo miles de kilómetros de costa contaminadas, la vida de once operarios, la pérdida de diversidad biológica y una compensación por 18.700 millones de dólares por parte de BP, considerada como el mayor acuerdo con una sola entidad en la historia de Estados Unidos, según informó el Departamento de Justicia de ese país (7)(8).
En Brasil, la exploración y la explotación petrolera en las aguas profundas y ultraprofundas del presal han dejado como legado un reguero de impactos y conflictos socioambientales de grandes consecuencias. A las descargas de petróleo en las aguas costeras y de altamar se suma todo el complejo de refinación de hidrocarburos: usos, quemas y descartes de los derivados, como plástico, gasolina, diesel, nafta, kerosén, lubricantes, fertilizantes, cosméticos, ansiolíticos, además de las emisiones de CO2 y otros gases de efecto invernadero de los cuales el principal responsable es el petróleo que afecta a la sociedad local y global y se relaciona directamente con distintas enfermedades, principalmente con el cáncer. A pesar de ello, no hay campañas estatales o empresariales alertando ese riesgo. En el mar, el tendido de ductos, la prohibición de rutas pesqueras, los permanentes dragados, muelles, puertos y astilleros contribuyen a la destrucción de territorios pesqueros estratégicos. En tierra, el tránsito de camiones, las instalaciones de almacenamiento de crudo y las unidades de tratamiento de gas invaden tierras indígenas, quilombolas, ribereñas, asentamientos rurales y comunidades campesinas, contaminan el agua y la tierra, hacen inviables sus culturas y modos de vida. Pequeñas poblaciones de pesca artesanal se transforman, en pocos años, en distritos urbanos, industriales y/o portuarios, atrayendo miles de trabajadores, en gran parte hombres, por corto tiempo, para construir las plantas productivas. Sin políticas públicas de salud, educación, agua, redes cloacales o seguridad, en cada uno de esos distritos se repite una tragedia social: desempleo, prostitución, violencia y embarazos precoces con gran impacto sobre la vida de toda la sociedad originaria y, particularmente, de las mujeres(9).
Como contrapartida a la preocupación por los impactos de las actividades de prospección, exploración y explotación de hidrocarburos en los mares de todo el continente y de nuestro país, es difícil encontrar en las narrativas del sector energético en Argentina alguna referencia o, por lo menos, una reflexión que aborde los impactos de la actividad como un aspecto consustancial a ella. Hasta el momento, pareciera que el único derrame que imaginan es el de dólares. Lo planteó casi literalmente el presidente Alberto Fernández, en septiembre de 2021, cuando dio a conocer el proyecto de ley de Promoción de Inversiones Hidrocarburíferas que se anunciaba desde comienzo del mandato: “El plan tiene una ambición muy grande, tiene la ambición de que la Argentina produzca en exceso, exporte los excedentes e ingresen los dólares que hacen falta”(10).
En este plano, los impactos derivados de la exploración tendrían más que ver con lograr un balance comercial en un horizonte plagado de incertidumbre y dependiente de una actividad de elevados costes operativos como es el offshore.
1. Equinor. (Junio de 2021). Documento de Divulgación. Registro Sísmico Offshore 3D Áreas CAN_100, CAN_108 y CAN_114, Argentina.
2. Revista Puerto. (22 de septiembre de 2021). La pesca pide que se rechacen los estudios de Equinor sobre exploración offshore, en Revista Puerto, 22 de septiembre de 2021.
3. Asamblea por un Mar Libre de Petroleras. (11 de octubre de 2021). Para que las petroleras no se apropien del Mar Argentino. Tierra Viva. Agencia de Noticias.
4. 9 Allega, L. [et al.] (2019). Estado del conocimiento biológico pesquero de los principales recursos vivos y su ambiente, con relación a la exploración hidrocarburífera en la Zona Económica Exclusiva Argentina y adyacencias.
5. Carrera, F. (10 de agosto de 2020). La historia del derrame de petróleo que movilizó a cientos de voluntarios y tiñó de negro las olas y las aves en Caleta Córdova. ADN Sur.
6. OPSur. (24 de septiembre de 2020). Derrame en Caleta Córdova, lecciones del fallo absolutorio. OPSur.
7. Reuters. (2 de julio de 2015). BP 2010 Oil Spill Settlement: A Timeline of Litigation. NBC News.
8. Ochandio, R. (2017). Estallando el océano. Extremas. Nuevas fronteras del extractivismo energético en Latinoamérica.
9. Loureiro, B; Meirelles, D; Bernardes, F y Melca, F y Calazans, M. (2017). Presal: energía extrema de las entrañas de la Tierra. Extremas. Nuevas fronteras del extractivismo energético en Latinoamérica.
10. OPSur. (16 de septiembre de 2021). Otra vez sopa: ley de hidrocarburos pensando en la exportación y sus dólares. OPSur
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