En 2010 comenzará a usarse el bioetanol en los vehículos nacionales.
En medio de los cañaverales se escuchan todo tipo de leyendas, y esta que sigue bien podría convertirse con el tiempo en una de ellas. Diría más o menos así: en un país donde muchos jóvenes iluminados señalaban el camino que había que seguir hacia las energías renovables, fue una viejecita la que dio el primer paso y comenzó la marcha. La industria azucarera, de ella se trata, ya casi se autoabastece de la energía que necesita. Y a partir de 2010 también llenará los tanques de nafta de muchos vehículos con bioetanol, el primer biocombustible palpable para los argentinos.
Todos los ingenios del Norte tienen más de un siglo de vida. Uno de ellos, el San Isidro, fundado en 1760, duplica esa historia y se autodenomina “la industria más vieja de la Argentina”. Por aquí, a toda la gente vinculada con la actividad se llena de orgullo cuando habla del paso que viene: desde el próximo 1° de enero aportarán el bioetanol necesario para comenzar a cortar toda la nafta proveniente de hidrocarburos no renovables. Fernando Nebbia, titular del Centro Azucarero Argentino, dice que el sector va a invertir U$S 200 millones tras ese objetivo.
Días atrás, la Secretaría de Energía distribuyó entre los ingenios los cupos de producción de bioetanol para el primer semestre de 2010. El objetivo inicial era cortar toda la nafta con 5% de ese combustible ecológico, y para eso se necesitarían 270 millones de litros. No se llega a tiempo y el sector aportará 60 millones para la primera mitad del año, para completar la oferta a partir de 2011. De todos modos, la industria azucarera está mucho más avanzada que otros actores. En el caso del biodiesel (que sustituye al gasoil) no hay noticias. Las grandes cerealeras se metieron en el negocio, pero pensando sólo en la exportación.
Lo cierto es que ya hay varios ingenios que en diciembre deben comenzar a entregar bioetanol a las petroleras y están apurando las obras. El salteño San Martín de Tabacal picó en punta y el 8 de agosto inició su producción, según relató Hugo Rossi, su presidente. Invirtieron U$S 10 millones.
En el jujeño Ledesma, el ingenio más grande del país, destinaron U$S 20 millones a levantar una enorme caldera, con la que apuntan a la autosuficiencia energética. Hoy el sector azucarero produce, a partir de la quema del bagazo (el residuo de la molienda de la caña), un 90% de la energía que necesita. Ledesma ya está definiendo una nueva inversión para producir bioetanol. Su aporte llegará con la zafra 2011. Otro tanto sucederá con los ingenios tucumanos del Grupo Atanor. En esa provincia, ya cuentan con cupo los grupos Minetti, Los Balcanes y Colombres.
Río Grande, también en Jujuy, es más pequeño, pero también está lanzado a producir el etanol de caña. Cuenta con instalaciones, ya que participó del malogrado plan Alconafta, en tiempos de Raúl Alfonsín. Ahora confía en el largo plazo. Hoy produce 15 millones de litros de alcohol que podrían derivar hacia el nuevo y prometedor negocio: el litro de alcohol se vende a $ 1,40, cuando por el biocombustible -exento de impuestos- podrían cobrar unos $ 2,20.
Fuente: Clarín.com