La comisión directiva de la Federación Sindical de Petróleo, Gas y Biocombustibles se reunió en Tartagal con delegados sindicales de otras provincias. La próxima semana la entidad cumplirá 66 años de estar en contacto con las empresas petroleras del país y hoy reúne a 50.000 trabajadores en el rubro. El objeto de la visita fue recorrer las refinerías y tomar contacto con los trabajadores de las plantas.
El secretario general de la Federación, Alberto Roberti, conversó con El Tribuno sobre la inclusión del biocombustible y sus potencialidades, a las que denominó generadoras de una “revolución en el mercado de los combustibles”. Con respecto a la actividad petrolera destacó que “las políticas energéticas son políticas de Estado” y que se debe apostar a las sociedades mixtas. Y resaltó: “La cuenca del norte es joven pero necesita de inversión”.
¿Cuáles son las refinerías que están en el rubro de los biocombustibles?
Esas son empresas que básicamente están instaladas en el puerto de San Martín, en la zona de San Lorenzo, de la provincia de Santa Fe.
Lo que salta a la vista es que los biocombustibles están produciendo un replanteo de la actividad productiva…
Sí, empezó siendo un 5% en el corte de los combustibles con carácter obligatorio; ahora estamos en un 7% y se dice que vamos a llegar al 10%, que sería el patrón mundial. Es decir, dentro de los combustibles, de las naftas, de las motonaftas que se vendan debe haber ese porcentaje.
¿Ustedes calculan que va a haber posibilidades de exportar este biocombustible en crudo?
A medida que se apueste a una producción masiva, creo definitivamente que va a tener resultado.
Nosotros estamos esperando que exista como una explosión que exceda el cordón cerealero de San Martín para que también venga a Salta, Tucumán como también a Córdoba o a Neuquén. Esto va a ser como una pequeña revolución en el mercado de los combustibles.
Por un lado, el tema va ganando espacio en la agenda pública y por otro, hay temores en algunos por este cambio…
En realidad no hay una difusión masiva, por lo menos en Argentina. En otros países hay un mayor grado de conciencia. Las propias petroleras están haciendo una inversión de desarrollo en función de esto.
En cuanto a la actividad petrolera y al fantasma de una crisis energética, ¿se generan dudas sobre el futuro?
Vemos que el mercado está un poco alterado y también en lo que hace a precios. Lo que vemos en el mercado hidrocarburífero es que hay una tendencia a querer subalternizar valores de precios, costos y funcionamiento en el país. No somos un país petrolero sino con petróleo.
¿Qué implica esa diferencia?
Nuestras cuencas son cuencas aún no terminadas de explorar y nuestro país tiene riqueza continental y off shore (de plataforma marina) que tiene mucha actividad para desarrollar. Se necesita una inversión profunda. Ahí también radica la seguridad jurídica, precios, cambio de las reglas de juego o por lo menos sustento de las reglas de juego. Las políticas energéticas son políticas de Estado.
Brasil no tenía idea de lo que era tener petróleo y ya es un país con petróleo. Ahora ha capitalizado acciones y pasó a ser la cuarta petrolera del mundo. Pero no es sólo mérito de Lula sino que es una decisión del país.
En los años 80 se perforaba 20 o 30 veces más y el resultado es que de ser un país exportador ahora le compramos gas a Bolivia…
Si y además nuestras cuencas no las tenemos desarrolladas, eso es lo más grave porque se ha parado la inversión exploratoria.
¿El tema es el precio?
El tema es precio-política. Porque si se corrige el precio y siempre va cambiando la seguridad jurídica, tampoco va a haber inversión. Cuando usted va a iniciar una exploración, está desarrollando una operación de 600, 800 o 900 millones para ver si en realidad la operación es redituable, porque puede ser que no saque nada.
Ud. dijo algo que me gustaría destacar: no es Lula, es Brasil…
La política energética es una política de Estado. La política energética debe ser la consecuencia de una actitud que supere el tema de las elecciones. Brasil ha tomado ese rumbo pero también lo hizo Chile y Bolivia. Lo de Argentina es una pena porque lo descubierto desde el punto de vista continental era extraordinario para América del Sur; de lo que está en la costa marina todavía no tenemos idea.
La transformación de la estructura productiva obliga a pensar ¿de qué va a vivir la región?
La cuenca salteña no es una cuenca que esté madura. Es decir que no se le ha sacado mucho y no está por agotarse. La cuenca norteña lo que exige es una inversión mayor porque hay que ir muy abajo, cerca de los 5.000 metros en la perforación. Pero verdaderamente es una cuenca joven.
Pero no es incompatible extraer gas y producir ganado…
No, no es incompatible pero lo que aquí es incompatible es la política de precios que verdaderamente se entrecruza.
A casi dos décadas de las privatizaciones petroleras, ¿creen que Argentina ganó, perdió o tuvo un proceso lógico?
Los procesos de empresas petroleras totalmente del Estado con una presencia boba, son procesos que terminan mal. Los procesos totalmente privados como el de los 90, también pueden terminar mal. La lógica sigue estando en la asociación de capitales, el Estado debe estar presente, pero no puede meterse a digitar y distorsionar la cadena productiva, debe regular pero no cambiar las reglas de juego.
Ud. hace referencia a plantear nuevas políticas y me da la impresión de que sería una política de Nación. Si se aplicara esto, ¿cuáles serían las posibilidades de la Argentina en materia energética?
Para mí, todas. Argentina tiene 5 cuencas todavía vírgenes, falta materia y desarrollo. En lo que hace a off shore, que creo que es una cuenca mundial que se está exponiendo. Nosotros somos un mercado absolutamente inexplorado. Argentina no ha invertido un peso en relación con las cuencas marinas. Las empresas de por sí no lo van a hacer si tienen un Estado que no les da seguridad en las reglas de juego. Esto tiene que existir como un norte petrolero, diría, energético.
El Tribuno
Sindicato petrolero: “En Salta no falta gas, sino inversiones para aprovecharlo”
“Brasil se convirtió en gran productor de petróleo gracias a las políticas de Estado. No es Lula: es el país”.