Los controles químicos realizados por el Laboratorio del Centro de Medio Ambiente de la Universidad Politécnica de Catalunya (UPC) en el entorno de la industria química de Tarragona en episodios puntuales de mal olor registran elevadas concentraciones de compuestos irritantes y tóxicos con potenciales efectos sobre la salud.
Así lo revelan las conclusiones de un estudio externo independiente “con el máximo rigor científico”, encargado por Gepec-EdC, La Canonja 3 y la Plataforma Cel Net dentro de la campaña ‘Algo huele mal en Tarragona’.
“El estudio confirma nuestras sospechas: el aire del Camp de Tarragona no es tan inocuo como las autoridades sanitarias y los organismos ambientales nos quieren hacer creer, y además se pueden identificar los compuestos asociados a los malos olores y su origen”, han manifestado a los medios los citados colectivos.
El análisis revela la presencia de un considerable número de compuestos que no deberían detectarse en un área urbana, como fenol, cresol, bifenilo, acetato de vinilo, hidrocarburos aromáticos policíclicos, bromoformo, acetonitrilo, o N-dimetilformamida, entre otros.
El responsable del área de Defensa Ambiental de Gepec-EdC, Joan Ramon Mendo, ha advertido que los controles fueron realizados en situaciones de baja actividad industrial de las actividades más cercanas (El Morell, mayo 2010) y en condiciones meteorológicas de elevada dispersión y lluvia (La Canonja, julio 2010).
Asimismo, la suma de concentraciones de COVs (Compuestos Orgánicos Volátiles) han llegado a superar los 4.000 microgramos/m3 el pasado mes de julio en Constantí, y los 600 microgramos/m3 en El Morell y La Canonja, cuando el máximo para una situación de confort (aire interior) se establece en 200 microgramos/m3.
Los científicos de la Politécnica han calculado ‘retrotrayectorias’ de los malos olores (origen de la masa de aire en el punto de detección de episodios) que indican de forma mayoritaria sectores de actividad concretos, y con una certeza razonable, los polígonos Norte, Constantí y Riu Clar como origen de los episodios.
“Después de casi un año desde que se inició la campaña ‘Algo huele mal por Tarragona’, el balance ha sido muy positivo, pues el número de episodios de malos olores ha disminuido”, ha valorado Mendo.
Con todo, ha añadido que “esta mejora aparente no excluye que la Administración y los Ayuntamientos afectados reconozcan públicamente que la calidad del aire del Camp de Tarragona no alcanza los niveles de calidad necesarios para garantizar que no existe ningún riesgo sanitario para la población”. (EUROPA PRESS)
20minutos.es
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