En ocho años, pasó de 548 a 4.443 millones de dólares. Es por la caída de la producción, mientras la demanda sigue en alza. Lo asegura un estudio de ex secretarios de Energía que analizaron los resultados de la gestión de los Kirchner.
El balance energético de las administraciones kirchneristas que se sucedieron entre 2003 y 2010 arroja un dato clave y contundente. El doble impacto de la disminución de la producción local y el crecimiento de la demanda interna transformó a Argentina en un país cada vez más dependiente del exterior a la hora de cubrir su abastecimiento de combustibles.
Las importaciones totales de petróleo, gas natural, naftas y gasoil crecieron –entre 2003 y el año pasado– un 711% y pasaron de 548 millones de dólares a US$ 4.443 millones, según advirtió un nuevo estudio elaborado por los ex secretarios de Energía que actuaron entre 1983 y 2003, que se difundirá la semana próxima.
En ese período la producción de energía cayó 7%.
Tras analizar los ocho años de los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner, los ex secretarios de Energía remarcaron que entre las consecuencias negativas de la política energética del período sobresalen “la descapitalización del sector que se manifiesta en la escasez y degradación de la calidad de los productos y servicios y la importación creciente de combustibles para poder satisfacer la demanda con subsidios cada vez más altos”.
Al analizar la situación específica de cada sector, el estudio de los especialistas opositores al Gobierno consignó que “entre 2003 y 2010, la producción de petrolero disminuyó un 18% y la de gas, un 8% en un contexto de demanda interna fuertemente creciente y con precios internacionales en alza”.
“ La caída de la producción de petróleo no es causal y una de sus principales causas es la baja de la actividad exploratoria que se ha producido en la última década y que la actual administración no ha logrado diagnosticar ni revertir.
Nunca Argentina ha explorado tan poco como durante las presidencias de Néstor y Cristina Kirchner ”, precisó el documento.
Agregó que “la disminución de las reservas comprobadas de hidrocarburos es un hecho grave que no tiene precedentes en los últimos 50 años . Argentina ha perdido un capital fijo por disminución de stock de reservas de petróleo y gas natural que estimamos en unos US$ 95.000 millones”.
Según los datos que acompañan el informe, mientras la producción de crudo en el período analizado bajó un 18% (de 42,9 millones de metros cúbicos a 35,3 millones de metros cúbicos anuales), las reservas comprobadas de petróleo cayeron un 11% , al pasar de 448 a 398 millones de metros cúbicos.
En el caso del gas natural, también se dio una doble caída de la extracción y reservas. Mientras la producción experimentó una caída del 8% —al descender de 51.000 millones de metros cúbicos anuales a 46.900 millones de metros cúbicos anuales—, las reservas comprobadas se desplomaron un 43%: de 664.000 a 379.000 millones de metros cúbicos.
“La caída de la oferta interna de gas natural combinada con una demanda interna creciente derivó en un crecimiento del 3.572% de las importaciones de Bolivia y de GNL.
De ser un país exportador de gas en 2003, hoy Argentina requiere importar más del 10% de su demanda a precios internacionales que siguen en alza”, resaltó el documento de los ex secretarios.
Para este año, las importaciones de GNL apuntan a batir un nuevo récord con la contratación de 52 cargas anuales que implicaran un desembolso superior a los US$ 1.600 millones . La estatal Enarsa define en estos días a quién le compra ese gas (ver Enarsa…).
En el caso de los combustibles líquidos, el trabajo de los especialistas energéticos puntualizó que “el crecimiento del 43% de la demanda interna no fue acompañado por el sector de refinación y por eso se debió recurrir a la importación creciente de naftas y gasoil”.
Con la electricidad, el cuadro es diferente.
La producción creció : la capacidad instalada de generación aumentó en los 8 años analizados un 21 por ciento. Pero, sin embargo, la demanda aumentó mucho mas todavía: 41%. Según los ex secretarios, harían falta US$ 8.000 millones para hacer las usinas que compensen esa diferencia .
En los años analizados, agregan los especialistas, el PBI creció un 60%, explicando largamente el alza de la demanda de energía en el país. Pero, concluyen, en el mismo período la producción energética total cayó un 7 por ciento. Un balance claramente deficitario.
Clarín