Cobra fuerza un megaproyecto para generar electricidad solar y eólica en el desierto del Sahara.
Por Idafe Martín.- Los tuaregs lo llaman Teneré, “El Desolado”. Un espacio inmenso de más de 9 millones de kilómetros cuadrados muy poco poblado y donde la vida sólo se da en durísima condiciones.
Pero el Teneré –o Sahara, como lo conocemos nosotros– podría ser una fuente energética sin fin para el Magreb, Oriente Medio y media Europa de cristalizarse “Desertec”, un megaproyecto europeo que ya está empezando a arrancar.
El anuncio del abandono de la energía nuclear en Alemania y Suiza –y las dudas de otros países europeos–, la dependencia del gas ruso y del petróleo de Oriente Medio, son un impulso a las energías renovables . Desertec pretende generar electricidad solar y eólica en el Sahara para distribuir una parte en la región y llevar el resto a Europa a través de líneas submarinas de alta tensión .
Con la misma o menos energía nuclear y recortando emisiones contaminantes, la única opción si se quiere mantener la actividad económica es potenciar las renovables . La UE promete desde hace años que en 2020 su consumo energético será generado al menos al 20% por energías renovables.
La inversión y las infraestructuras tendrán que ser masivas, y Europa mira al Sahara. Aunque todavía está en pañales, el proyecto avanza y en 2013 ya se comenzará la construcción de la primera planta termosolar de 500 megavatios en Marruecos , que deberá ser conectada a la red eléctrica española.
El Instituto Europeo de Energía considera que, de completarse –se estima en 20.000 km2 de placas solares y molinos – Desertec podría generar la electricidad suficiente para el consumo total del Magreb y Oriente Medio y al menos el 15% del consumo europeo.
La inversión necesaria, para que en 2050 se estén produciendo 100 gigavatios anuales, se estima en unos 450.000 millones de euros , que incluirían la construcción de las plantas solares y eólicas, el desarrollo de las redes eléctricas y su traslado a Europa a través de líneas submarinas de alta tensión.
Las conexiones entre Africa y Europa se harían por el sur de Italia y de España y se estudiarían rutas desde Oriente Medio hacia Turquía y Grecia.
Alemania, Italia y España parecen los más interesados . Deutsche Bank financiaría parte de las inversiones y ya mostraron su interés los gigantes energéticos e industriales alemanes Munich Re, E.ON, RWE y Siemens, los italianos Enel y Unicredit y los españoles Abengoa y Red Eléctrica Española.
En la ciudad alemana de Múnich ya funciona la “Desertec Industrial Iniatiative”, encargada de diseñar antes de finales de 2012 las condiciones técnicas, jurídicas y económicas para sacar adelante el proyecto.
A pesar del apoyo inicial del presidente francés Nicolas Sarkozy, Francia parece desmarcarse y apuesta por otra red, Medgrid, cuyos socios principales son todos franceses: la empresa de ingeniería Alstom, la nuclear Areva, las eléctricas EDF y GDF Suez. El proyecto galo está más retrasado y Bruselas pretende que cooperen y entiendan que un solo proyecto europeo será más rentable y, sobre todo, más fácil de llevar a la práctica.
Los países del Magreb también parecen dispuestos a participar. Argelia se muestra interesada, así como Túnez y Marruecos. Y la UE espera que un Egipto y una futura Libia democráticos se sumen al proyecto.
Argelia ya construye grandes plantas solares y de gas natural con las que quiere generar electricidad para exportar a Europa a partir de 2020. Y en abril el gobierno provisional tunecino aprobó el estudio de varios proyectos de energía solar y eólica.
El director de Desertec, el holandés Paul Van Son, estima que las revueltas árabes pueden ayudar a que sea viable. Van Son dijo que “los cambios políticos actuales pueden producir retrasos en la planificación de las primeras instalaciones, pero no ponen en duda el proyecto . Al contrario, el objetivo de Desertec no perderá su significado ni su interés con ningún escenario”. En castellano antiguo: sean dictadores o demócratas, cualquier régimen de la zona estará interesado.
Al proyecto se sumaría la construcción de una “rejilla” europea, una masiva malla que conectaría todos los sistemas eléctricos del continente. Así, Dinamarca podría vender electricidad generada en sus molinos al sur de Europa o España al norte.
No todo el mundo es tan optimista. Analistas del Center for European Policy Studies consideran que esa electricidad generada en el Sahara no podrá competir en precios con la generada en Europa y que necesitará subvenciones públicas, aumentando así su costo durante décadas.
iEco