Integrará la gestión de sus plantas en dos gerencias, tendrá menos estaciones de servicio y reducirá personal. Pero quiere buscar más crudo y subir la producción
Petrobras Energía, la compañía brasileña que llegó a la Argentina tras la compra de Pecom Energía en 2002 y hoy se ubica entre las empresas del país, puso en marcha un plan para reestructurar por completo su negocio local. Al final del camino, según confirmaron a El Cronista conocedores de la iniciativa, tendrá una fisonomía muy distinta a la que heredó de la otrora nave insignia de la familia Perez Companc: contará con menos personal y áreas de negocios, una integración vertical de sus gerencias, menos estaciones de servicio pero más rentables, será más activa en la búsqueda de petróleo y enfocará sus negocios en la Argentina antes que en otros países de Latinoamérica.
La iniciativa está timoneada de forma directa por Decio Odone, número uno de la compañía y con muy buena llegada a la cúpula en Brasil, que conduce José Gabrielli. La empresa, que facturó $ 15.175 millones en 2008, puso en marcha su estrategia en agosto, cuando eliminó a parte de su línea gerencial. El motivo: unificar bajo dos direcciones –la Comercial, a cargo de Clovis Cueiros y la Industrial, en manos de Valdison Moreira– las divisiones que antes respondían a varias áreas de negocios, como la producción de petroquímicos, combustibles, lubricantes y fertilizantes. Ese movimiento derivó en el éxodo de varios gerentes históricos.
La decisión estuvo motivada por los últimos números. Un ejemplo: en el primer trimestre del año, acusó un rojo de $ 205 millones, muy lejos de los $ 261 millones que había ganado en el mismo período del año pasado.
La brasileña dio un paso en su plan de ajuste a finales de la semana pasada, cuando acordó con unos 40 trabajadores de la refinería que tiene en Bahía Blanca su desvinculación. En paralelo, repitió el movimiento en su destilería de Santa Fe y en Dock Sud, donde también tiene instalaciones. De acuerdo con la cuenta que pudo hacer El Cronista a partir de diversas fuentes, acordó la desvinculación de unos 125 trabajadores.
Tanto de uno como de otro lado del mostrador ponen énfasis en un punto: en todos los casos la empresa estuvo dispuesta a pagar mucho más que lo que exige la ley a cambio de evitar sobresaltos.
Quienes transitan los pasillos de Maipú 1, la sede de la brasileña que hizo célebre la empresa de los Perez Companc, aseguran que una palabra suena cada vez con más fuerza: eficiencia. Así, sólo se quedará con las estaciones más rentables de su red, compuesta por más de 600 bocas de expendio. “Se vencen unos 200 contratos por año y se le va a dar prioridad a los más eficientes”, aseguran fuentes confiables. Petrobras comenzó a difundir padrones de aprobación con metas que cada estación que quiera llevar su bandera debe cumplir en cuanto a márgenes de ganancia, volúmenes de venta y calidad del servicio. Y le bajará el pulgar a las bocas de expendio que no cumplan con esos parámetros.
La reducción del número de estaciones también se explica por otro motivo. Hoy, la empresa refina más petróleo del que produce. Y en las condiciones actuales del mercado, eso equivale a resignar ganancias.
Bajo la bandera de la eficiencia, la empresa espera la aprobación final desde Brasil para vender su planta de fertilizantes (PASA) a Bunge.
A cambio, la empresa, que ocupa el cuarto lugar entre las productoras de petróleo, detrás de YPF, Pan American Energy y Chevron, intentará afianzarse en la búsqueda y en la producción de crudo y gas. El cálculo surge de una cuenta sencilla que deslizó un alto ejecutivo de la firma en los últimos días: “Tener 10 estaciones más o menos no te cambia la vida, pero un descubrimiento de petróleo en el mar cambia a la empresa”. Es por eso que tiene decidido continuar con la búsqueda de crudo en el mar, de alto riesgo, con socios como YPF.
Fuente: Cronista Comercial