Soluciones y problemas de una independencia
Puesto que Escocia está dispuesta a votar su independencia en 2014, la propiedad futura de los yacimientos de petróleo del Mar del Norte podrían convertirla en una de las naciones más ricas del mundo. Esa enmancipación influirá en la futura política europea.
Por Severin Carrell*.- “Es el petróleo de Escocia”: es uno de los eslóganes más fuertes de la política escocesa. Utilizada por primera vez por el Partido Nacional Escocés o SNP (Scottish National Party) en 1974, la noción de que Escocia “posee” hasta el 90% de las reservas del mar del Norte sigue siendo una de las principales quejas de los nacionalistas.
Y en los próximos dos años, cuando Alex Salmond convoque en el país un referéndum sobre la independencia, probablemente se convertirá en uno de los principales argumentos de los nacionalistas: creen que contribuirá a decidir el destino de Reino Unido.
Desde que quedó claro que los yacimientos de petróleo del mar del Norte generarían una riqueza inmensa, el SNP han insistido en que esa riqueza la han despilfarrado los sucesivos Gobiernos en Westminster. Señalan que Noruega, un país con una población similar a Escocia y con menos de 5 millones de habitantes, ha ahorrado gran parte de sus ingresos procedentes del petróleo: el superávit se invierte en el fondo de pensiones del Gobierno, que ahora es el mayor propietario de acciones de Europa y su valor asciende a unos 3,3 billones de kroner (434.900 millones de euros).
Control sobre el petróleo y el gas del mar del Norte
El SNP alega que si se traza una línea hacia el este desde el punto en el que la frontera de Escocia e Inglaterra llega a la costa norte de Berwick, la división del fondo marino daría a Escocia el control sobre casi todos los yacimientos de petróleo y gas del mar del Norte.
El Gobierno escocés, que está preparando un caso detallado para sostener la reivindicación del 90% mientras los funcionarios se preparan para el referéndum, afirma que el mar del Norte generará alrededor de 54.000 millones de libras [64.000 millones de euros] de ingresos en los próximos cinco años, mientras que su “base de activos” está valorada en alrededor de 1 billón de libras (1,19 billones de euros), incluidas las reservas restantes.
Salmond asegura que con estos ingresos, combinados con los importantes recursos energéticos marinos y eólicos en alta mar de Escocia, así como con otras industrias como la del whisky, Escocia se convertiría en la sexta nación más rica de la OCDE, de modo que el resto de Reino Unido quedaría relegado a la posición 15.
Pero Salmond tendrá que responder a los miedos sobre si Escocia puede ofrecer a la industria la misma influencia internacional y el régimen normativo y fiscal relativamente estable que proporciona el Reino Unido. Los expertos estiman que las empresas petroleras y de ingeniería que se basan en gran medida en contratos en el mar del Norte tendrán que sopesar los posibles aspectos negativos de la independencia. Tendrían que hacer malabarismos entre dos regímenes fiscales y normativos: Reino Unido posee agencias expertas en sanidad, seguridad y medio ambiente, controladas desde Whitehall. Escocia tendría que crear las suyas desde cero.
Igualar la influencia política del Reino Unido
Una Escocia independiente, teóricamente uno de los Estados miembros más pequeños de la UE, ¿podría igualar la influencia política y el poder de Reino Unido en Bruselas o a nivel global?
También existe el problema de las licencias de excavación y exploración de petróleo a largo plazo que el Gobierno de Reino Unido ha concedido a las empresas petroleras: muchas de ellas tienen una duración de 30 años. ¿Cómo se transferirían?
Pensemos también en cómo podría defender Escocia sus plataformas petrolíferas del mar del Norte: ¿el Gobierno de Edimburgo podría permitirse mantener una fuerza naval capaz de enfrentarse a un incidente terrorista?
Aunque el sector petrolero también puede pensar que los Gobiernos escoceses serían más dóciles en cuanto al sistema fiscal: la riqueza petrolera del mar del Norte es mucho más importante para la economía escocesa que para la de Reino Unido.
Si bien las cifras varían cada año, el petróleo y el gas generan alrededor del 2% del PIB y de los impuestos de Reino Unido, pero el informe económico anual del Gobierno escocés calcula que representaría el 12% de los ingresos generales de Escocia.
Los problemas de la independencia
Salmond se ha propuesto como objetivo que las energías renovables suministren el 100% de la electricidad de Escocia para 2020 si las condiciones son favorables y mantendrá una reserva de dos centrales nucleares, así como las plantas existentes de combustión de carbón. Pero Hendry señala una serie de problemas: si Escocia es independiente en 2014, no podrá recurrir a los subsidios de Reino Unido destinados a las energías renovables; tendrá que pagar la infraestructura de la red de suministro para exportar e importar energía; y al mismo tiempo tendrá que competir con los proveedores franceses, irlandeses y noruegos.
Un portavoz de John Swinney, secretario de Finanzas escocés, afirmó: “Escocia posee una base de activos de 1 billón de libras (1,19 billones de euros) en el mar del Norte (al mismo tiempo que la deuda nacional de Reino Unido ha superado el 1 billón de libras, 1,19 billones de euros) por primera vez) con alrededor del 40% de las reservas restantes y más de la mitad del valor aún por extraer. Puesto que las previsiones apuntan a que el precio del barril supere los 200 dólares (150 euros), estas cifras destacan la necesidad de que Escocia asuma el control de sus propios recursos con independencia, en beneficio del país a largo plazo”.
*Publicado en The Observer/Londres
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