El secretario general del Sindicato de Petróleo y Gas Privado de Río Negro y Neuquén, Guillermo Pereyra, reconoció que el consumo de droga es un problema serio en las ciudades cercanas a los grandes yacimientos. Anunció que trabajan junto con las empresas para prevenir este tipo de adicciones y otra que no es menos grave: el alcoholismo.
Para las petroleras son asuntos de muy complicado abordaje. Primero, porque entra en la vida privada de sus empleados pero también porque, en general, quienes trabajan en los yacimientos no son empleados de grandes operadoras (como YPF, Total, Chevron, Petrobras) sino de compañías de servicios.
Pereyra dijo a “Río Negro” que “la droga está instalada en todas las actividades, no sólo en la nuestra”, aunque reconoció que hay ciertos condicionantes que llevan a los trabajadores a buscar una adicción que lo corra por un momento de su realidad.
“Debemos tener un plan de trabajo para atender a los compañeros que tienen este problema; algo de eso estuvimos hablando esta semana en Catriel”, señaló el sindicalista. Buscará que las acciones estén coordinadas con las empresas, las que contratan personal de campo como los dueños de las concesiones.
El sindicalista, que trabajó en los equipos de perforación y workover, dio un ejemplo de cómo se puede ayudar a combatir las adicciones. Contó que en Rincón de los Sauces se hacían turnos en los pozos de 8 a 20. De esta manera, el trabajador regresaba a la ciudad con tiempo para bañarse y salir a “dar una vueltita”, ocasión ideal -dijo Pereyra- para caer en la tentación. Entonces, en conjunto con las empresas dispusieron que los trabajos se realicen de 12 a 24, con lo que redujeron los riesgos.
Las empresas operadoras saben que la ley no les permite inmiscuirse en los asuntos personales de los empleados. Para colmo, los que están en riesgo no son sus trabajadores, que no están en el campo más que para supervisar los trabajos de contratistas.
Son las multinacionales de servicios petroleros de perforación, estimulación, fractura y terminación de pozos las que emplean a operarios, además de pymes locales, que hacen desde soldaduras hasta catering.
Las empresas ven que hay más adicciones entre sus empleados pero como la droga no se pone en evidencia como el alcohol, es difícil determinar lo que a cada uno le pasa, dijo el directivo de una compañía.
Lo que sí está en evidencia es que las petroleras comenzaron a aplicar en Argentina una política de “alcohol cero”: ya no se sirven bebidas en reuniones de camaradería ni se organizan cócteles ni se reconocen a empleados ese tipo de gastos en comisión.
Río Negro