En el que se denomina como uno de los eventos más importantes del año para el sector energético, los oferentes presentarán hoy sus propuestas en Río de Janeiro. La estatal competiría con Bridas, Pluspetrol y Tecpetrol
La operación que planea la firma brasileña podría adquirir una mayor importancia en tanto se conviertan en realidad las intenciones que, anoche, circulaban en las oficinas del Gobierno: esto es, que la empresa recientemente estatizada esté dentro de los oferentes y busque transformarse en la compañía líder en el mercado de combustibles.
Además de la petrolera que conduce Miguel Galuccio, el resto de los posibles compradores también están constituidos por capitales argentinos, como Pluspetrol, que pertenece a las familias Rey y Poli; Bridas, de los Bulgheroni y la china Cnooc, y Tecpetrol, empresa que forma parte del grupo Techint.
Petrobras y el resto de los implicados en la operación mantuvieron silencio ante las averiguaciones periodísticas. Según el diario La Nación, una de las firmas interesadas contestó que la multinacional brasileña “nos pidió a todas total hermetismo”.
Las intenciones de Petrobras de venta de activos fueron confirmadas por el matutino y la agencia Bloomberg días atrás. Sin embargo, el proceso de desinversión ya había sido anticipado tiempo atrás, el cual rondaría los u$s 14.800 millones entre 2012 y 2016, con el objetivo de focalizarse en la exploración de sus reservas de petróleo mar adentro.
“El objetivo es concentrar el refinado cerca del centro consumidor, que es Brasil. Tener unidades de refinado sin el resto de la cadena no es tan lucrativo”, había señalado en su momento una fuente de la compañía a Reuters, aludiendo a producción de petróleo y puntos de venta.
Hace casi dos años, la petrolera brasileña vendió al empresario kirchnerista Cristóbal López una refinería y 363 estaciones de servicio. En esta oportunidad, la operación es más atractiva para las compañías del sector: se trata de los activos en Vaca Muerta, donde están localizados importantes yacimientos de hidrocarburos no convencionales, y los que están en la cuenca off shore del Mar Argentino, donde tiene negocios con Enarsa y con YPF.
El probable ingreso de la reestatizada en la operación constituyó una sorpresa para sus competidores. Es que anoche los distintos postulantes ignoraban la jugada de YPF, pues en otra otra oportunidad había sido invitada y desistido de participar. Además, la compra podría interpretarse políticamente como una recuperación de los activos que pertenecieron a Perez Companc, que fue vendida en 2002 a
Petrobras, lo que le otorga un plus en lo que refiere a valor simbólico. Finalmente, otro punto que le otorga más dramatismo es estrictamente económico: de realizarse la transferencia a su favor, YPF aumentaría su participación en el mercado argentino de naftas y gasoil desde el 57 % al 63 %, lo que la transformaría en una empresa líder e indiscutida en la industria.
Pero la compañía que encabeza Galuccio tiene otro plus a su favor. El estado argentino posee un 11,85 % de Petrobras – es además su controlante- a través del Fondo de Garantía de Sustentabilidad de la Anses, que adquirió como herencia del sistema privado de jubilaciones y pensiones. Para que una oferta pública tenga un desenlace positivo es preciso conseguir al menos un 90 % del paquete, lo que significaría para el gobierno la posibilidad de frenar ofertas de cualquier otro competidor en caso que así lo deseara.
Petrobras ya se desprendió de la refinería de San Lorenzo, Santa Fe, y la mitad de estaciones de servicio que tiene el territorio argentino, y que han sido llamadas por su nuevo propietario, Cristobal Lopez, con la marca Oil. De esta manera, los últimos negocios que le quedan a los brasileros en el país son su refinería de Bahía Blanca, 315 expendedoras de naftas y distintas participaciones en Refinor, Transportadora de Gas del Sur, Mega y las eléctricas Edesur, Enecor, Genelba, entre otras.
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