Diferentes problemas afectan a la industria
Cuando hace siete años la industria argentina del biodiesel dio su puntapié inicial, el negocio parecía no tener límites. Hoy el sector atraviesa horas difíciles por dos investigaciones en su principal mercado, la falta de aceite de soja po r la menor cosecha del año pasado y políticas que limitan el negocio.
Desde septiembre del año pasado, la joven industria de los biocombustibles sufre un fenómeno que hasta ahora no había conocido. Las modificaciones en el marco del negocio, que implicaron una baja de precios, un aumento de retenciones y la eliminación de reintegros afectaron negativamente al sector.
Con seis meses de 2013 ya cumplidos, la situación parece no mejorar, de acuerdo con los empresarios del sector. Describen un panorama sombrío: no hay casi transacciones rentables, el mercado constantemente cambia las reglas de juego, y la apertura de dos investigaciones por supuesto dumping y subsidios actúa como barrera de ingreso a la Unión Europea.
Para completar este panorama, la capacidad instalada sigue creciendo producto de la incorporación de nuevas plantas que se construyeron en el momento del cambio de escenario.
“Hasta fines de julio del año pasado, el Programa Nacional de Biocombustibles estaba bajo la órbita del Ministerio de Planificación y funcionaba muy bien; con la creación de la Unidad Ejecutiva Interdisciplinaria de Monitoreo, constituida por los ministerios de economía, industria y planificación, las decisiones en materia de política de biocombustibles se corrieron de eje y las consecuencias están a la vista”, señaló Claudio Molina, director ejecutivo de la Asociación Argentina de Biocombustibles e Hidrógeno.
Cayó un 40% la producción
En el primer trimestre del año, las fábricas que operan en el país produjeron 40% menos del biocombustible que en igual período del año pasado. Así, la elaboración del producto que complementa el gasoil en los motores cayó por debajo de las 500.000 toneladas en el primer trimestre del año, según un informe de la consultora Investigaciones Económicas Sectoriales (IES). La falta de aceite de soja por la menor cosecha del año pasado fue la causa estacional, a la que se sumó la salida del mercado de pequeñas y medianas empresas debido al cambio en las reglas de juego.
En los primeros tres meses del año, las fábricas tuvieron que administrar un pobre stock de soja remanente de la campaña pasada, que fue mala por la sequía y dejó una cosecha de sólo 40 millones de toneladas. Se calcula que ya se cosecharon las tres cuartas partes de los campos sojeros, por lo que con la entrada del nuevo producto la situación probablemente mejore, pero no por completo.
Además, a partir de septiembre del año pasado comenzaron a aplicarse políticas que restringieron el negocio. “No se pueden firmar contratos con las empresas porque cada 15 días cambian las normas del mercado”, sostuvo Oscar Hernández, gerente de Biodiesel San Juan.
Los biocombustibles, que fueron promovidos por el Gobierno con beneficios que incentivaron inversiones millonarias, vieron cómo de un día para otro las retenciones a las exportaciones subieron 10 puntos y el precio regulado en el mercado interno descendió un 15%. La medida fue corregida poco después para reducir su impacto. Pero la suba de retenciones y el precio dividido en tres segmentos agravaron la situación. Para entonces, varias firmas pequeñas y medianas habían dejado de producir.
“La medida fue tomada de manera ilegal en un momento en que la industria necesita mayores incentivos para sortear la coyuntura. Por lo tanto, agrava la situación que hoy se vive. No se encuentra una explicación lógica”, aseguró Molina.
Lo más negativo para el sector es que algunas de las empresas que por mayores costos de producción no pudieron sobrellevar los cambios en la política oficial aún no volvieron a producir.
Cuarto productor
El sistema argentino de producción de biodiesel, que incluye conglomerados multinacionales como Louis Dreyfus, tiene una capacidad instalada de 4.000 millones de litros. El mercado interno, con un corte del gasoil que debería pasar del 7% al 10% por decisión oficial, consumiría este año sólo 1.200 millones de litros.
La Argentina llegó a posicionarse en 2012 como el cuarto productor y primer exportador mundial de biodiesel con un volumen enviado de más de 1,5 millones de toneladas y un valor cercano a los u$s 1.770 millones, con inversiones que superaron los $ 5.300 millones.
En la actualidad existen unas 30 plantas de biodiesel en el país. La mayoría se ubican en Santa Fe, cercanas a Rosario, pero también hay presencia en otras seis provincias, con una capacidad de producción de aproximadamente 3,6 millones de toneladas/año. La industria generó más de 6.000 nuevos puestos de trabajo entre empleos directos e indirectos el año pasado, por lo que se creía que en 2013 habría récord de exportaciones.
“La producción de biodiesel en la Argentina permitió consolidar una fuerte industria nacional, que destina su producción al mercado interno e internacional, que hacen a una mayor diversificación de la matriz y la independencia energética (sustitución de importaciones de gasoil), con un producto de fabricación 100% nacional para sostener la competitividad del complejo sojero argentino y los ingresos de divisas al país”, comentaron desde la Cámara Argentina de Biocombustibles (CARBIO).
En los últimos cinco años, la producción de biodiesel se sumó como un eslabón al complejo agroindustrial y se consolidó como uno de los mayores polos de producción a nivel mundial, con tecnología y escala que lo ubican entre los más eficientes del mundo.
La industria mostró un crecimiento explosivo en la Argentina desde sus comienzos en 2007, año en que se produjeron cerca de 180.000 toneladas, hasta las 2,4 millones de toneladas de 2012.
Hoy la situación es diferente. “El panorama es desalentador. Existen muchas limitaciones que perjudican el mercado. Los pequeños productores son los más afectados, ya que venían aumentando su capacidad productiva en el momento del cambio de escenario. La industria sufrió una fuerte desaceleración producto de las últimas decisiones del Gobierno”, enfatizó Hernández.
Caída en las ventas al exterior
Debido principalmente a la incertidumbre en los mercados que provocaron las investigaciones anti-dumping y anti-subsidio que impuso la Unión Europea contra la Argentina, la industria del combustible orgánico sufrió desde el segundo semestre de 2012 una abrupta caída en los niveles de producción (actualmente utiliza sólo un 40% de la capacidad instalada), ya que las ventas mensuales al exterior se redujeron de 160.000 toneladas en el período enero-agosto de 2012 a 75.000 toneladas por mes en promedio durante el último cuatrimestre del año pasado. “Estas investigaciones en el fondo tienen por intención aplicar barreras a la importación de biodiesel dentro de la Unión Europea, como medida proteccionista”, sostuvo Molina.
Por primera vez, las exportaciones argentinas de biodiesel sufren una caída interanual. La industria perdió, en cuestión de meses, su rol de líder en los mercados internacionales. Según los especialistas, esto se debe al requisito establecido en cada país por la CE de registrar en forma especial las importaciones de biodiesel de Indonesia y Argentina. “Esto llevó a que los compradores pierdan interés en importar, considerando que podrían tener que pagar en el futuro aranceles compensatorios por operaciones pasadas, y en caso de comprar, soliciten descuentos muy elevados”.
“Así como Brasil potenció el etanol de caña y Estados Unidos el etanol de maíz, la Argentina cuenta con el biodiesel de soja como herramienta para el agregado de valor sobre la cadena sojera, en función de la gran importancia estratégica que este complejo tiene para la economía nacional, ya que incrementa la balanza comercial”, indicaron en CARBIO.
Disputa en la OMC
La Argentina lanzó este mes una disputa con la Unión Europea en la Organización Mundial de Comercio (OMC) en contra de las reglas para la importación y comercialización de biodiesel en España, Bélgica, Francia, Italia y Polonia.
El reclamo se refiere a las medidas de la Unión Europea (UE) para promover las energías renovables y el establecimiento de mecanismos para reducir los gases que provocan el “efecto invernadero”, así como los planes de apoyo para el sector del biodiesel.
Además, el país cuestiona subsidios al biodiesel de origen comunitario y que afectan condiciones de comercialización del producto nacional.
En 2012, un 14% de las exportaciones argentinas a la UE correspondieron a embarques de biodiesel, por lo que productores agrupados en la Cámara Argentina de Biocombustibles (CARBIO) expresaron en una nota su apoyo a la decisión del Gobierno y aseguraron que “la producción de biodiesel de soja en Argentina cumple desde sus inicios con todos los requisitos fijados por la UE”.
Ésta no es la primera demanda de la Argentina ante la OMC por las políticas europeas en materia de biodiesel. Hace nueve meses se quejó de que España estaba ilegalmente requiriendo que una cierta cantidad de su biodiesel fuera importado desde dentro de la UE. En ese entonces, el país europeo cambió su ley y retiró su reclamo.
Indonesia, principal rival de la Argentina en el mercado del biocombustible, también permaneció en alerta para asegurarse de que sus exportaciones lleguen a Europa y podría iniciar la misma demanda.
La UE deslizó la sospecha de que el país vende biodiesel a precios que se encuentran por debajo de los costos (dumping) en el mercado europeo, lo que generaría que sus productores trabajen a la mitad de su capacidad. Ahora tiene 60 días para responder a la demanda, ya sea explicando o cambiando sus reglas. Después de eso, podría pedir a la OMC que falle a su favor, algo que forzaría a Bruselas a cambiar prácticas ilegales o eventualmente enfrentar sanciones.