El martes 16 de setiembre estuvimos en Las Lomitas Gabriel Alcaraz –abogado defensor de los hermanos Tejada- y Francisco Nazar -Vicario de los Pueblos Originarios de la Diócesis de Formosa-. Gabriel Alcaraz pertenece a la asesoría jurídica de Endepa, uno de los defensores de los hermanos Wichi, que realizan en forma conjunta con el Dr. Daniel Cabrera y la Dra. Cintia Herrera, -ambos del servicio jurídico de Pueblos Indígenas del centro oeste de Formosa, ADEPI (Asociación por los Derechos de los Pueblos Indígenas).
Cuando llegamos a la cárcel local no permitían la entrada al padre Nazar “por ordenes de arriba” -lo que reclamamos- y que, despues de un tiempo de espera y de pasar por la oficina del oficial Villamayor, se nos autorizó la visita.
Estuvimos con los 5 hermanos, Avelino, Ricardo, Rogelio, Esteban y Manuel, un poco mas de una hora disfrutando vernos, sentirnos, escucharnos, sufrir las rejas y la privación de libertad y experimentar la presencia de Dios en medio de nosotros. Como buenos Wichi, fueron haciendo memoria de sus ancestros, sus padres Lhais y Clementina, “los tiempos de antes cuando estábamos junto al rio Pilcomayo y todos éramos una comunidad grande de familias, nuestro lugar que llamábamos “Satuktes” y que luego llamaron San Martín, la vida de la marisca ya de muy pequeños, la pesca, la recolección, los bichos del monte… no había alambrado cuando nosotros éramos changos, solo cercos de ramas donde sembrábamos maíz, ancos, sandía… éramos libres caminando por el monte”. Y siguieron recordando los tiempos de los Anglicanos y de la Cooperativa Mukuk con el trabajo, la organización y la lucha por la tierra, la educación y las asambleas que se hacían en todo su territorio. Y los tiempos de ahora que son tan difíciles para nosotros porque los políticos nos han dividido y nos quieren peleados entre nosotros, dándoles a unos pocos muchos poder y a la mayoría nos dan colchones, pensiones, mercaderías… y con eso nos aprietan”. Y contaron la terrible invasión de los policías que llegaron con 11 vehículos y eran como 100 ellos, entrando sin mostrar ni informar con ningún papel, rompiendo las viviendas, golpeándonos y tirando tiros, mostrando sus armas y su poder, y nuestros hijos y mujeres asustados… “estamos sufriendo mucho estar acá detenidos en la cárcel porque un criollo nos denunció y parece que su palabra tiene valor y fuerza y la nuestra no tiene ningún valor…”.
“En nuestra tierra hay petróleo y desnutrición y van cerrando nuestro territorio con alambrados y encerrándonos a nosotros que no podemos caminar por nuestros lugares que conocemos bien y hasta donde están enterrados nuestros abuelos y abuelas. Los criollos se han aprovechado y adueñado de nuestra lucha. El Ica, el Inai, el diputado… todos defienden a ellos los blancos…”
“Vemos que el juez no quiere la verdad. Nosotros no queremos el mal de nadie, pero somos los primeros y queremos que se nos respete y escuche nuestra palabra…” y Avelino lloró amargamente… y después de un largo silencio dijo: “Aunque caigan mis lagrimas, voy a seguir luchando. No somos terroristas. Queremos vivir tranquilos en nuestra tierra. Solo queremos recuperar la libertad”.
Vicaría Pueblos Originarios – Diócesis de Formosa