¿Cómo enfrentamos el cambio climático? Con sólo pensarlo nos vienen imágenes de grandes nubes, corrientes marinas, inundaciones, huracanes y sequías frente a los cuales lo que podamos hacer parece nulo. Frente a ellos no hay cartelitos con frases piolas, ni marchas que sirvan. El poder responsable de esta crisis también se ha encargado de eso: de ponernos la cancha lejos…
En Madrid empieza la 25° Conferencia de las Partes o COP25 que es el órgano supremo de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC). En ella, los gobiernos debaten y se plantean medidas para mitigar los efectos de la crisis climática derivados de la acción humana… y hasta ahora han fracasado rotundamente.
Mientras las emisiones de gases de efecto invernadero no han parado de crecer, las lógicas que sustentan los modelos de “desarrollo económico” responsables de esta crisis gozan de buena salud. Aún más, las “soluciones” que se plantean “por arriba” parten de las mismas lógicas que nos llevan al abismo. Si “cada crisis es una oportunidad” el capital ha sabido aprovechar cada una, y en este caso no es distinto: geoingeniería, bonos de carbono, etc. Los nuevos negocios del capital con la crisis climática que generó.
Pero por abajo los pueblos no sólo somos los que sufrimos con más crudeza los efectos del cambio climático, sino que hemos ido instalando el debate sobre sus verdaderas causas y construimos alternativas que abren horizontes nuevos para todos y todas.
Aprovechando el inicio de la COP25 conversamos con compañeros y compañeras sobre distintos aspectos de un problema complejo, pero con causas y soluciones mucho más cerca de lo que parece.
Por Huerquen
#COP25 | Conversamos con Carlos Vicente – GRAIN y Acción por la Biodiversidad
Mientras las evidencias del cambio climático son cada vez más contundentes y se reconocen niveles de emisiones que lejos de disminuir aumentan…
Huerquen: ¿Qué rol tiene la agricultura industrial en la emisión de gases de efecto invernadero?
Carlos Vicente: Nosotros hacemos el análisis contemplando todo el sistema agroalimentario industrial que es más amplio que la agricultura industrial; que va desde la producción en los campos y la deforestación hasta lo que significa el transporte de los alimentos por el mundo: la refrigeración, la enorme cantidad de los alimentos que se tira (el 30% del total), lo que son las cadenas de frío para llevar la carne del otro lado del mundo, lo que significa las grandes procesadoras de alimentos y toda la energía para que ellas consumen; lo que significan las grandes cadenas de supermercados y todo el consumo de energía y de combustibles fósiles que ellas tienen para empaquetar los alimentos y vendérnoslos con formas comercializables aptas para la vista y no para la alimentación.
También de todo lo que significa la cadena industrial ganadera que implica enormes emisiones de gas metano. Lo que significa la industria de los fertilizantes que se consumen en millones de toneladas y que implica la emisión por el sobre uso de gases como óxido nitroso. Tanto este como el metano que son mucho más potentes como gases de efecto invernadero que el dióxido de carbono.
Estos tres son los gases de efecto invernadero más importantes, y nuestros estudios demuestran que la mitad de las emisiones de estos tres gases, provienen del sistema agroalimentario industrial. Entonces no estamos hablando de poca cosa. Estamos hablando del principal factor. Porque uno siempre vincula a la emisión de gases de efecto invernadero con los autos o con las fábricas, que por supuesto son importantes, pero nunca miramos al sistema agroalimentario industrial como el principal responsable: En nuestras investigaciones entre el 44 y el 57% de los gases de efecto invernadero provienen del sistema agroalimentario industrial. Y uno de los grandes afectados por el avance de la agricultura y la ganadería industrial son los ecosistemas más frágiles, por ejemplo los incendios en el Amazonas de los últimos meses. Justamente hablamos de incendios intencionales que se produjeron incitados por el mismo Bolsonaro para que pudiera avanzar la frontera agrícola. Estamos hablando, literalmente, de quemar el planeta.
Nosotros desde hace más de 10 años que venimos denunciando la enorme emisión de gases de efecto invernadero por el sistema agroalimentario industrial. Ahora el IPCC en su informe para esta COP, pone en el centro del debate la emisión de gases de efecto invernadero a partir de la agricultura industrial, a partir de la destrucción de los bosques, a partir de la destrucción de los suelos que son uno de los grandes afectados por este modelo de agricultura. Además de los bosques, el suelo es el principal captador de carbono ya que los suelos son organismos vivos. En cada gramo de suelo hay millones de microorganismos y esos millones de microorganismos son los que procesan la materia orgánica que cae y fijan nitrógeno. Cuidar el suelo es uno de los grandes desafíos a futuro.
Hqn: Mientras las corporaciones apellidan “sustentable” a todo lo que hacen y toda su propaganda es en la gama de los verdes. Distintas voces de la agroindustria empiezan a hablar (de nuevo) del mercado de bonos de carbono. Brevemente ¿de qué se trata?
CV: Bueno, las organizaciones sociales desde hace décadas… ya en 1992 denunciábamos el maquillaje verde de las corporaciones planteando que había todo un discurso “ambiental” y “sustentable”. Me acuerdo que en aquel momento había un periódico que salía cada día en la ECO´92 en el cual Leonardo Boff en un reportaje decía “no queremos desarrollo sustentable, queremos una sociedad sustentable”; en ese momento se necesitaba romper con el mito del desarrollo, y hoy en día también la “sustentabilidad” ha caído en las manos de las corporaciones y en la realización de negocios. Quizá el Convenio de Cambio Climático es de los principales afectados por esta mercantilización total de las ”alternativas” a la crisis climática y al hecho de que lo único que buscan las corporaciones con la complicidad de los gobiernos es realizar nuevos “negocios verdes”. Ahí nace lo de la “economía verde”, nace todo este tema de los bonos de carbono, nacen todas las falsas soluciones tecnológicas como son la “agricultura climáticamente inteligente” o la geoingeniería como respuestas a la crisis climática. En todos los casos de lo único que se trata es de negocios y de ninguna manera se va responder de fondo a los verdaderos desafíos que tenemos enfrente.
Los bonos de carbono simplemente son mecanismos para compensar la emisión de gases de efecto invernadero en alguna parte del mundo, de industrias contaminantes, con la protección de bosques o cultivo de árboles en el sur de manera de ponerle un precio a la captura de carbono y se hacen negocios. Con ellos alguien puede seguir contaminando mientras supuestamente se captura carbono en otra parte del mundo. El mecanismo más perverso de todo este sistema implica lo que acá viene difundiendo Aapresid (asociación de productores en siembra directa) que pretende cobrar bonos por la supuesta captura de carbono que significa a siembra directa. Simplemente negocios, falsas soluciones y la sustentabilidad del poder corporativo.
Hqn: ¿Por qué desde GRAIN y La Vía Campesina dicen “nosotros y nosotras podemos enfriar el planeta”?
CV: Bueno la afirmación de “juntos y juntas podemos enfriar el planeta” nace en primer lugar de una declaración y un convencimiento de las organizaciones campesinas de que ellas tienen la solución para responder a la crisis climática a partir de la agricultura campesina, a partir de la producción agroecológica de base campesina. Cuidar los ecosistemas, promover mercados locales, hacer una agricultura y cuidar los suelos manteniendo el carbono ahí. Nosotros desde GRAIN lo que hicimos fue simplemente investigar qué es lo que pasaba en números concretos y las conclusiones fueron contundente. Es muy claro que cuidando el suelo, que haciendo prácticas agroecológicas que convivan y coexistan con la biodiversidad, fomentando mercados locales, se puede hacer agricultura y producir alimentos para todos sin destruir el clima.
Nosotros en algunos de los cálculos que hicimos veíamos que simplemente el cuidado del suelo, el volver a recuperar el carbono en el suelo durante los próximos 30 años, podría absorber el 50% de los gases de efecto invernadero que están en exceso en la naturaleza. Pero bueno, para eso es muy claro que hacen falta políticas que apunten en esa dirección: hace falta una redistribución global de las tierras y hace falta cuestionar todas las falsas soluciones que hoy se están imponiendo. Es evidente que ninguna manera los gobiernos del mundo están dispuestos a frenar ese poder corporativo e impulsar esto que las organizaciones campesinas están haciendo en la práctica en distintas partes del planeta.
Hqn: En tu opinión de qué depende que podamos revertir el rumbo de abismo que representa el aumento de la temperatura global.
CV: Vamos a estar en la Cumbre de los Pueblos en Chile diciendo que juntas y juntos podemos enfriar el planeta. En la COP25 en Madrid (ya que Piñera desistió de hacerla en Chile frente a las movilizaciones) no hay ninguna posibilidad de avanzar. De ninguna manera los gobiernos están a la altura de tomar las decisiones que hacen falta para enfrentar realmente la crisis climática.
No hay duda que en los próximos 10 años esto se va a agudizar y muy probablemente sea esta agudización de la crisis la que lleve a profundizar las movilizaciones de los pueblos y continúen haciendo escuchar sus voces reclamando dar los pasos que hacen falta para revertir el desastre… el desastre que estamos viviendo. Pero probablemente (y lamentablemente) esto va a ocurrir cuando se agudice la crisis.
Esto va a traer mucho sufrimiento, muchos problemas para los sectores más vulnerables, los pueblos originarios, las comunidades campesinas, a los pobladores rurales de distintas partes del planeta. Y esto es imperdonable. Esto es un crimen, un crimen climático el que están cometiendo. Los informes de estos mismos días de las Naciones Unidas le dicen a la COP25 que no son suficientes las decisiones que se tomaron en el marco del Acuerdo de París, que no sirven, porque el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero son mucho mayores a lo esperado y cada año se va confirmando que la crisis va a ser mayor, por lo tanto estoy convencido que lo que nos espera de la cumbre de Madrid es más show, poco compromiso, mayor presencia corporativa, y que está claramente en manos de los pueblos en la calle donde van a estar las respuestas y las posibles transformaciones a futuro.
Hqn: Desde GRAIN acaban de publicar un informe importante sobre los efectos del acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea en términos de crisis climática.
CV: La Unión Europea que aparece en el mundo como el gran abanderado de la lucha contra la crisis climática, que plantea los compromisos más firmes, etc… es quién firmó con el Mercosur un tratado de libre comercio. En las últimas investigaciones que estamos difundiendo esta semana, donde hemos hecho una auditoría climática del acuerdo Mercosur-UE con la información que ellos mismos difunden, hemos descubierto que para 8 productos para los que se va a liberalizar el comercio (algunos de exportación del Mercosur a la UE y otros de la UE para el Mercosur) las emisiones van crecer un tercio. Un 34%. Esto demuestra claramente qué poco le importa a la UE el cuidado del clima.
Con este acuerdo se va a profundizar la deforestación en la Amazonía y va a avanzar la frontera agrícola. Se estima que va a aumentar un 50% la de carne vacuna de exportación. Más producción industrial de carne con sus emisiones de gases y más plantaciones de soja y maíz transgénico para alimentar al ganado. Es claro entonces que todo eso de “la presión de la UE sobre Bolsonaro para que Brasil se mantenga en el Acuerdo de París” bueno, es simplemente un show. En la práctica lo que va a ocurrir es que de concretarse la aprobación del acuerdo Mercosur-UE por los parlamentos, la emisión de gases de efecto invernadero va a aumentar significativamente.
Y vinculado al tema de la ganadería reforzar que la ganadería industrial, no el consumo de carne por la gente, es decir, este modelo de producción de carne industrializada, ya sea en feed lot o deforestando grandes extensiones también va a tener un fuerte impacto a nivel global. Nosotros hemos comprobado que todos los grandes frigoríficos juntos producen más gases de efecto invernadero que lo que producen las grandes compañías petroleras. Entonces tenemos que poner la mira ahí. Y como digo, no se trata de no consumir carne sino de volver a lo que fue históricamente la producción de carne para la alimentación de los pueblos por los campesinos y campesinas; en la cual la producción de carne siempre estuvo integrada a la producción agrícola aportando abonos a los suelos y otros bienes para las familias. Hay un problema con la carne industrializada, sea de cerdo, gallinas o vacas, que también el último informe del IPCC diagnostica como un problema grave como venimos denunciando.
Buenos Aires, diciembre de 2019