Descargá el informe sobre acceso y pobreza energética en América Latina
El modelo energético imperante se encuentra recorrido por múltiples tensiones con creciente resonancia política. Cada vez con mayor frecuencia, las primeras planas de los portales de noticias se hacen eco de temas como el rol de los combustibles fósiles en el cambio climático, diversos conflictos productivos en regiones alejadas (y no tanto) que ponen en jaque la producción global o la puesta en marcha de inversiones en nuevas formas de energías, entre otros. Sin embargo, una cuestión central parece no tomar relevancia mediática pese a su urgencia: la fuerte inequidad en el acceso a este servicio básico.
No obstante este vacío relativo en el discurso público dominante, los intentos de definir científicamente qué es la “pobreza energética” y la lucha popular por el acceso registran profundos antecedentes y vigencia. En “Las luces son del pueblo. Energía, acceso y pobreza energética” recorremos, primero, los orígenes de la noción de pobreza energética en los países centrales, las disputas por su sentido y los modos en los cuales de él se apropiaron los sectores menos favorecidos, quienes lo utilizaron para potenciar su organización. Luego, reconstruimos experiencias de disputa desde abajo en Argentina, México y Uruguay contra el sentido común impuesto por corporaciones y gobiernos afines que coloca a la energía como un bien mercantil. De allí, rescatamos una visión alternativa: la energía es un derecho básico al cual todos/as deberían acceder.
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Según datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en todo el planeta hay aproximadamente 2800 millones de personas que cubren sus necesidades energéticas de forma precaria mediante la combustión de biomasa (leña, distintos tipos de carbón, excrementos, etc.). De esos 2800 millones, cerca de 1200 no poseen ningún tipo de acceso a redes de electricidad. Si bien los datos más negativos al respecto provienen de distintos sectores de África y Asia, América Latina no está exenta de estos graves problemas.
Pese a que Latinoamérica y sus sistemas energéticos están especialmente contemplados en iniciativas como los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, se estima que alrededor de 21,8 millones de personas carecen de acceso a la electricidad en esa región. Si bien las condiciones son muy heterogéneas en distintos países, la evidencia indica que la disparidad se agudiza en los sectores rurales y las periferias urbanas. Asimismo, aunque no se registran encuestas desagregadas de alcance continental, múltiples indicadores nacionales revelan que la brecha de género en el acceso a la energía es un fenómeno recurrente. Como veremos más adelante, los hogares encabezados por mujeres son especialmente vulnerables.
El objetivo del presente informe es contribuir a una visión latinoamericana del problema del acceso a la energía. Con ese fin, nos proponemos rastrear algunas experiencias que hablan de diversas formas de concebir el vínculo entre el territorio y sus necesidades energéticas. En particular, nos interesa historizar los procesos políticos, que conforman un mapa regional donde la demanda por el derecho a la energía estuvo latente durante el siglo XX, creció y se proyectó en las últimas dos décadas del nuevo milenio. Al mismo tiempo, retomamos los principales discursos sobre el tema para que aporten al debate sobre la pobreza y el acceso a la energía.
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