Trabajadores petroleros reclaman elecciones libres y democráticas en el histórico SUPeH de Plaza Huincul. Recuperar las tradiciones de democracia obrera y el vínculo con la comunidad, defender los derechos de los trabajadores y volver a ser un actor de contención, es lo que busca esta nueva camada de dirigentes. Quieren desatornillar a viejos líderes de la conducción, a quienes acusan de no representar los intereses de los trabajadores. Una parte de sus demandas han sido judicializadas y ahora la Justicia debe resolver la suerte que correrá el sindicato.
Por Martín Álvarez Mullally
El Sindicato Unido de Petroleros e Hidrocarburíferos de Plaza Huincul (SUPeH) nuclea a trabajadores de YPF las provincias de Río Negro y Neuquén que realizan en actividades en yacimientos convencionales y no convencionales; la refinería del complejo industrial Plaza Huincul y también de las estaciones de servicio de la Operadora de Estaciones S.A (Opessa). En todo el país existen 23 filiales, que están adheridas a la Federación Sindicatos Unidos Petroleros e Hidrocarburíferos. Las que concentran a la mayoría de los afiliados son las de Ensenada, en provincia de Buenos Aires; Luján de Cuyo, en Mendoza; y Plaza Huincul.
Ariel Ortíz hace 29 años que trabaja en YPF, ha pasado por diferentes sectores, desde los yacimientos a la refinería; ingresó siendo la empresa estatal, pasó por la privatización y vio el proceso de empresa mixta actual. Es el candidato a secretario general de la filial que presentó la lista Blanca Dignidad, impulsada por el Movimiento 28 de Octubre. Para poder presentar una lista tuvo que ser parte de la conducción del sindicato, con la gestión de José Luis Porro. “Les fui claro desde un principio, estaría allí hasta que se llame a nuevas elecciones e iba a armar un lista con la gente que venía trabajando”, cuenta. “Esta gente puso como condición en el estatuto que tenes que tener en la lista a alguién que haya sido parte de la comisión directiva para poder presentarte”, aclara.
La lista Blanca Dignidad consiguió los avales que requiere la presentación, pero nunca pudieron oficializarla, la conducción de la filial del SUPeH no se los permitió y llamó a un acto electoral por fuera de toda norma. A raíz de esta situación se radicó una denuncia en el Juzgado Civil N° 2 de la ciudad de Cutral Co. Desde hace nueve meses los integrantes del Movimiento 28 de Octubre ocupan la sede del sindicato y reclaman en la Justicia un nuevo llamado a elecciones.
Un sindicalismo democrático
Robert Yáñez trabaja en el Complejo Industrial Plaza Huincul (CIPH) desde hace 15 años y también es parte del Movimiento 28 de Octubre. “El SUPeH en Cutral Co tiene más de sesenta años, comenzó a funcionar en un antiguo galpón de la empresa Standard Oil, allá por 1946. En ese pequeño lugar se juntaban anarquistas, comunistas, de la Unión Cívica Radical, socialistas, peronistas, gente de distinta ideología que encontraba en ese lugar un espacio para desarrollar tareas solidarias”, asegura, y reconstruye la tradición que ellos pretenden recuperar para el presente.(1) Ambos trabajadores en toda la entrevista ponen el eje en la democracia sindical, mayores derechos laborales y el vínculo social del sindicato con la comunidad.
El primer escollo a sortear está en manos de Justicia. Ortíz nos narra la situación en ciernes: “Hay un causa judicial iniciada por nosotros a fines del 2016, ahora estamos esperando el veredicto de la Justicia, que si se ajusta a derecho, el fallo tendría que ser favorable y no seguir avalando el fraude de Porro, Quesada y Troncoso”. Asegura en relación a los ex secretarios general y adjunto y al tesorero de la filial, respectivamente. “Ellos quieren ser homologados como conducción y eso es cuestionado por nosotros, los trabajadores. Han puesto palos en la rueda para que no se convoque a elecciones democráticas y que los trabajadores elijan a la conducción que quieran, como impulsa la Justicia. Ahora han recusado a una jueza, Nancy Viedma, que venía trabajando de manera imparcial y seria. Lo que está sucediendo en la filial de Plaza Huincul está haciendo mucho ruido a nivel nacional, federativo. Hay otras filiales que están pendientes de lo que ocurre acá, y por eso la conducción teme que haya réplicas”, asegura. Con está explicación el trabajador deja en claro las razones por las cuales un irritado Antonio “Coco” Cassia, secretario general de SUPeH, llama a “pintarse la cara”.
En el congreso nacional de la organización realizado en Buenos Aires en marzo de este año, Cassia afirmó que “un partido de izquierda” estaba detrás de la la situación de la filial Plaza Huincul y alertó sobre la necesidad de hacer un frente único junto a la empresa y el gobierno, que atienda este emerger desde las bases de trabajadores. “Le dije al presidente de YPF: ‘O se pone con nosotros a resolver estos problemas que tenemos, para sacarle la bandera a esta gente de izquierda, o nos pintamos la cara y vamos a ser más zurdos que ellos’. Previamente, en afán estigmatizante, el dirigente que también preside la Federación Sindicatos Unidos Petroleros e Hidrocarburíferos y la Confederación Argentina de Trabajadores y Empleados de los Hidrocarburos, Energía, Combustibles, Derivados y Afines, había denunciado que el Movimiento 28 de Octubre tenía vínculos con la Confederación Mapuche de Neuquén y que pretendían frenar Vaca Muerta.
Saqueados
Robert Yáñez comenta que además existen otras causas judiciales por la venta de patrimonio del sindicato. Las conducciones nacionales y sus filiales se fueron desprendiendo de hoteles, camping, locales, “crearon un circuito donde el territorio de Argentina lo dividían en cuatro y le dan el poder de administración a cuatro personas, esas aún lo tienen todavía, de comprar, vender y administrar las propiedades”. “No han dado explicaciones a nadie de dónde fue a parar todo el dinero de esas ventas, de los alquileres que cobran. El hotel de Bariloche está tercerizado, pero cuando la empresa los despide le hacen los juicios al sindicato, algo bastante peculiar”.
El mecanismo de expoliación se cerraba con la aprobación del balance anual por parte de los congresales sindicales. “Desde la privatización en adelante no se produjo ninguna elección de delegados en forma legal, siempre fueron elegidos a dedo para darle impunidad a la dirigencia”, agrega Yáñez. En el 2016 denunciaron a la conducción por falsificación de firmas, “José Luis Porro y Roberto Quesada fueron a un congreso haciéndose pasar por dos obreros -uno que estaba jubilado y otro que en ese momento estaba trabajando-, y levantaron la mano aprobando el balance anual. Esto lo pudimos demostrar en la Justicia con la presentación de esos obreros, que dijeron que no asistieron a ese congreso”.
Las consecuencias de la privatización
Los trabajadores cuentan que con la privatización de YPF en los noventa sus condiciones laborales empeoraron mucho, flexibilización, precarización y pérdidas de derechos han sido una constante, que se tradujo en la profundización de las diferencias que venían existiendo con los trabajadores bajo convenio del Sindicato de Petroleros Privados. “Nuestro sindicato fue uno de los primeros en aceptar la polivalencia en los puestos de trabajos. Eso hacía que una persona debiera cumplir la función de cuatro, y trabajar más de las 48 horas [semanales] correspondientes por ley, sin derecho a horas extras o descansos compensatorios”, relata Yañez. “Si no hacías lo que la empresa exigía entrabas a una lista negra. Un trabajador contratado gozaba de mayores derechos que uno de YPF, se le permitía el desarrollo familiar, tenía un diagrama mucho más flexible. Hoy, después de la firma de la adenda al convenio colectivo de trabajo que hicieron por Vaca Muerta, se está casi en la misma situación. Los salarios de los contratados han caído entre un 30 y 50 por ciento, un 80, en el caso de los suspendidos. A esto hay que sumarle los despedidos que están con la promesa de un subsidio por desempleo”, subraya.
Según Ortíz una de las cosas significativas es “que a partir de los años noventa no hubo una postura que defienda o reivindique el derecho de los trabajadores”. “Eso hizo que no haya una jornada laboral concreta y se trabaje casi a destajo. En los yacimientos es muy común trabajar hasta tarde, estos abusos lo permite la flexibilización, y eso hace que se trabajen dos turnos de 12 horas, en lugar de tres de 8 horas. A eso se le suma que hay que hacer distintas tareas o funciones poniendo en riesgo la integridad física de los trabajadores”.
Tiempo de definiciones
Para esta camada de militantes también es muy importante que el sindicato esté presente en la vida de la comunidad. “Desde hace nueves meses que estamos acá en la filial hemos logrado restituir y reconstruir la imagen de un gremio que estaba desaparecido. Hoy gracias a la colaboración de los afiliados, que hacemos una vaquita y ponemos cada uno de nuestro bolsillo, pudimos levantar la imprenta y también hacer ayuda a las personas con capacidades diferentes que sufrieron la quita de subsidios por el gobierno nacional”, cuenta emocionado Ariel Ortíz.
Si bien los trabajadores cuentan con sobrados argumentos y pruebas, temen que las presiones que está realizando el sindicato dilate la resolución de la Justicia. “Lo que vemos nosotros es que el Ministerio de Trabajo nunca se preocupó, han pasado gobiernos radicales, peronistas, ahora neoliberales, y nunca se ocuparon de hacer cumplir la ley de asociación sindical”, destaca Yáñez. “El Ministerio es como una simple escribanía de la empresas, no cumple con la normativas de la OIT [Organización Internacional del Trabajo], las amparadas en las Constitución Nacional. Por eso estos dirigentes se han podido mantener en el poder durante tantos años. Hoy estos que están en triunvirato de la CGT son parte del gobierno, o sea están en los dos lados del escritorio.”
Yañez manifiesta que existe presión sobre ellos, “hemos tenido tres amenazas de despido, en estos cortos nueve meses, eso es preocupante. Cuando nosotros comenzamos esta pelea no pensamos que iba a tener tantas complicaciones políticas. El temor que existe es que si se da garantías de impunidad, convalidando las elecciones fraudulentas y no llamando a nuevas, seguramente nosotros vamos a ser despedidos de la empresa en represalia”.
Notas
(1) El poderoso sindicato petrolero nació en 1946 por impulso de trabajadores que salieron de las filas de la Asociación de Trabajadores del Estado y de la Unión Obrera y Empleados del Estado, inicialmente su nombre era Sindicato Unidos Petroleros del Estado, que en 1999 cambió por su denominación actual SUPeH. Desde la dirección de YPF entre 1922 y 1930 el general Enrique Mosconi marcó una impronta en la empresa respecto a la organización obrera que perduró en el tiempo. Según el economista Nicolás Gandano, autor del libro Historia del petróleo en Argentina, “en la visión de empresa heredera de Mosconi, las organizaciones de los trabajadores debían parecerse más a una asociación mutual que a un gremio tradicional” (Gadano, 2006: 521). La persecución política a obreros anarquistas, comunistas y socialistas era moneda corriente, la confección de listas negras llamada entonces “registro de indeseables”-, se transformó en una práctica que se acentuó en la “Década Infame” (1930-1943).
Fuentes consultadas
Nicolás Gadano (2006). “Historia del petróleo en la Argentina. 1907-1955: Desde los inicios hasta la caída de Perón”. Buenos Aires, Edhasa.
Perren, Joaquín; Galucci, Lisandro (2007). Conflictos del “oro negro” en Neuquén. La gran huelga petrolera de 1958. Revista “Todo es Historia”. Buenos Aires.
Marcelo, García; Alejandro, Bassi (2012). YPF, la liquidación. Una aproximación a la historia petrolera argentina. Comodoro Rivadavia. Editorial Espacio Hudson.
Antonio Cassia, Audio Congreso SUPEH. Marzo 2017. Publicado por Lista Blanca en soundcloud
Prensa
La Nación (Nicolás, Balinotti), 14/12/2014. “Juan Carlos Crespi, el sindicalista que construyó una trama de política, negocios y fútbol”.
La Política On Line, 29/11/2011. El ex menemista Cassia presidirá la Confederación del combustible.
8300 Web (Jorge Sabatini), 27/02/2011 Sindicalistas.
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