Uno de los autores explicó que no alcanzar las cuotas necesarias de energía se engloba dentro del concepto de “pobreza energética”
El libro “Soberanía energética, un debate desde el campo popular” publicado el año pasado, se presentó en Villa María.
La idea de fondo fue que cuestiones como la energía “deben ser dominadas, discutidas y reclamadas por el común de nosotros con igual criterio con el que hablamos de educación, viviendas o salud”: “Con el criterio de que no conocemos lo técnico, pero sabemos nuestras necesidades y tenemos el derecho a reclamarlo”, manifestó a El Diario, Gabriel Martínez, uno de los 10 autores del mencionado libro.
El Observatorio Petrolero Sur fue la entidad que reunió a todos los autores y los convocó para llevar adelante este trabajo.
“Este libro nace como producto del trabajo de un grupo de compañeros, algunos profesores universitarios y luchadores ambientalistas, que a lo largo de los años estuvimos elaborando una serie de conceptos, ideas y posicionamientos para discutir una cuestión que a todos nos parece previa a cualquier discusión democrática sobre política relacionada con la energía, que es la búsqueda de la soberanía”.
Martínez destacó que el primer problema que tiene la Argentina es que no puede controlar ni discutir las tarifas en electricidad, en combustible, en gas: “No se pueden discutir porque las tarifas son impuestas a través de un sistema que está privatizado y funciona con la lógica de la privatización, aún en aquellas empresas que no están privatizadas”.
“El tema de la toma de ganancia, por ejemplo, es un tema que colisiona con los intereses de la mayoría de la gente de disponer de cantidades abundantes de energía y que además tenga que estar barata para poder tener un nivel de vida digno, en una sociedad que a su vez es muy tecnológica y demandante de energía”, agregó.
El especialista destacó que la mayoría de nosotros “ya no nos criamos con animales en nuestro hogar”, y tenemos que ir a comprar la comida afuera de casa: “O no vivimos en planta baja, tenemos que usar ascensores, o el agua llega a través de bombas. Los alimentos los tenemos que mantener refrigerados, en cantidades importantes. Hacer los mandados como se hacía 30 años atrás, que se compraba a la mañana para la comida del mediodía y después se compraba de vuelta a la tarde, son cosas que ya no se pueden hacer más. Ahora necesitamos tener heladera, freezer, una cocina, iluminarnos, necesitamos una estufa para calefaccionar. Todo ese tipo de cosas lleva a una vida doméstica dependiente de grandes cantidades de energía”.
Con respecto a esto, indicó que aquellos que no tienen esas posibilidades sufren lo que desde hace algunos años llaman “pobreza energética”: “El nivel de vida no es lo suficientemente digno y, a su vez, el hecho de que no lleguen a satisfacer las cuotas de energía necesarias para llevar una vida digna, los convierte desde ese punto de vista en pobres”.
“La pobreza energética en Europa está compensada con subsidios del Estado. En la Argentina, todavía es una limitación donde las empresas privadas terminan razonando que si uno no tiene plata para pagar la electricidad, el agua o el gas, se corta el servicio. El tema del corte del servicio es una situación común y corriente a partir de 1990 en Argentina, antes era una situación extraordinaria. Cualquiera que se enterara que en su cuadra a alguno le habían cortado la luz por falta de pago, generaba un escándalo. Ahora cuando nos enteramos que a alguien le cortan la luz, es normal”, explicó.
La pregunta que se hace el libro es cómo llegamos a que esta situación sea una normalidad: “Eso se da porque la lógica de la comercialización de la mercancía se incorporó al negocio de la energía en el momento de las privatizaciones. Antes los servicios públicos estaban para que la gente pudiera disfrutar de ellos. Hoy las empresas son las que deciden a dónde van a llevar los servicios, cortan cuando lo consideran. Lo que era un derecho ahora se convirtió en mercancía que se puede disfrutar o no de acuerdo a la capacidad económica de cada uno”.
Soberanía energética
Con respecto a qué incluye el término soberanía, manifestó que refiere “a un trabajo político de largo plazo que primero tiene que tener la construcción de un sentido común”: “Ya tenemos algunas generaciones de ciudadanos que nacieron con el mundo privatizado y es muy difícil hablar de un mundo donde la sociedad se hace cargo de determinadas cosas cuando uno vive inmerso en una sociedad en donde se puede comprar en cuotas el gas o la luz”.
El especialistas explicó hoy “el país no genera la energía, la están generando las empresas”. “El hecho de que haya un colectivo consciente de la necesidad de apropiarse de la generación, transporte, distribución y tenga criterios de equidad, igualdad y justicia para poder llevarlo adelante, es un sueño y esperanza que necesariamente están incluidos dentro del concepto de soberanía”.
“La soberanía energética refiere al servicio público llevado adelante por la comunidad en sus múltiples representaciones. La que no fracasa es la sociedad que construye la historia y puede darse formas de organización y administración que sean más inteligentes y menos egoístas y concentradoras que las que tiene la sociedad privatizada”, cerró.