Venezuela: Gases tóxicos de PDVSA amenaza la salud de habitantes de Zulia

Los habitantes del municipio Simón Bolívar saben bien lo que significa estar cerca de plantas petrolera. Nadie mejor que ellos conocen las causas que genera la extracción petrolera y subsidencia
Por Crisbelis Salas, Jolitce Isea – Simón Bolívar
Nadie mejor que ellos conocen las causas que genera la extracción petrolera y subsidencia Vivir o simplemente caminar por los sectores: El Cilantrillo, La Ciénaga de La Culebra, Unión Manuel Manrique, Maleiwa Naper, Campo Alegre Este, La Mestiza, El Valor del Pueblo, Palmas I y II, Las Majawas, El Viviente Que Me Ve, La Esperanza y el Reino de Dios ya no es igual.

Los 20 mil habitantes que están expuestos a la constante emanación de ácido sulfhídrico (H2S) y óxido de carbono (CO2) que provienen de la Planta de Gas Licuado de Petróleo de PDVSA contaron sus historias al diario La Verdad, luego de la creación de una comisión de conflicto que llevará el caso a instancias internacionales.
Las marcas provocadas por la presunta emanación de los gases tóxicos ya son evidentes entre los afectados. Los informes y las fotografías que tienen en su poder sólo muestran una parte de su historia.
La otra la relatan a viva voz o con palabras entrecortadas. La comisión, integrada por: Yudith Pérez, Ékar Bustamante, Nicolás Bustamante, Geraldo Viera, Eddy Villasmil y Nelson González cuentan con un documento denominado:
Operaciones de Extracción de Crudo Pesado con Estimulación Térmica y Reservas Asociadas Campo Tía Juana Tierra, realizado por Luis del Valle, ingeniero de Yacimientos de PDVSA.
El estudio reveló lo siguiente:
“La actividad de estimulación térmica realizada en el campo Tía Juana está asociada a la generación de gases ácidos y contaminantes que variarán en proporción, de acuerdo a la intensidad de la actividad del esquema de explotación implantado. Estos subproductos nocivos incluyen CO2 y H2S, gases que pueden alcanzar concentraciones tóxicas para la población de ganados y productos agrícolas, por lo que se requiere evitar el desarrollo de cultivos o núcleos urbanos en áreas que puedan ser afectadas por la emisión accidental de estos subproductos”.
Historias que dejan huellas:
Yudith Pérez encabeza la denuncia tras la malformación de su única nieta, Cristal Aleli Ortiz Chirinos. La pequeña presentó una gastrosquisis (vísceras fuera del abdomen).
“Una niña que se le ha negado su derechos. No puede ingerir nada sólo leche materna. Tiene siete meses ¿Hasta cuándo va a estar así? Los padres de la bebé están desempleados”.
Ysmaldo Vargas, tiene 14 años viviendo en el Hato Mi Ranchito, tierras que compró cuando se jubiló como docente.
Padece de ataques de epilepsias. Sus medicamentos son costosos y el dinero que generan sus tierras es insuficiente. Aseguró que sus 55 hectáreas están inservibles por la emanación de gas y petróleo. En una parte del hato la tierra se abrió y produjo un yacimiento de petróleo de cuatro o cinco metros. Diez vacas productoras de leche han caído. “PDVSA tiene conocimiento de la situación desde el 2007”.
El afectado cuenta que se movilizó con abogados para lograr una indemnización. Y un año después la estatal petrolera le canceló un cheque con la cantidad de siete mil 300 bolívares fuertes por la pérdida del ganado y los 100 metros de lienzo que utilizó para confinar el lugar.
El 19 de junio representantes de la gerencia de Ambiente e Higiene Ocupacional de PDVSA-Occidente visitaron de nuevo el Hato Mi Ranchito. Recorrieron el área afectada y detectaron afloramiento de petróleo y burbujeo de gas. Aún no tiene respuestas. “Estas tierras no sirven para cosechar ni para criar ganado”.
Cosechas abajo:
Otro afectado es Ékar Bustamante. Tiene una pequeña finca en la avenida A-41 del mismo sector y un bebé de cinco meses quien también, a pesar de ser tan pequeño, padece de problemas respiratorios.
Su familia vivía de la producción del plátano, pero la contaminación de las tierras dañan sus cosechas. Los plátanos nacen pequeños, deformados, desordenados y en el centro del tronco. No están aptos para el consumo.
Los padecimientos que viven Yudith Pérez, Ysmaldo Vargas y Ékar Bustamante también lo sufre Sonia de González. Hace tres semanas la llevaron a un CDI, donde estuvo hospitalizada durante 14 horas por mantener debilidad y adormecimiento en la parte derecha de su cuerpo. El informe médico dio cuenta de que su estado de salud se debe a la intoxicación que provocaron los gases.
Los especialistas indicaron que la mujer debía alejarse del lugar. Su esposo Nelson González no sabe qué hacer. Está desempleado, como la mayoría de la población de El Cilantrillo. Confesó con tristeza que no tienen para dónde ir. “Mi mujer continúa mal. Tiene fiebre permanente y una debilidad que le quita hasta las ganas de hablar”.
Uno de sus hijos, Yeicer González, de 14 años, también está afectado por los gases. Presenta los mismos síntomas. Su padre confiesa no tener tranquilidad, teme que a sus otros tres hijos les suceda lo mismo.
“Nos vinimos de Machiques de Perijá buscando una mejor calidad de vida y estabilidad económica, pero aquí estamos peor”.
Las manos de Emilio José Petit, de 64 años, se están deformando. Están llenas de laceraciones, con secreción, hinchadas y llenas de sangre. El obrero trabaja hace 40 años en la finca Cilantrillo.
“Los médicos no han podido encontrar una cura a mi dolencia. No saben lo que tengo”.
Los animales también sufren. En la finca La Esclava Izaura vive una de las fundadoras del sector El Cilantrillo. Su nombre es Izaura López y tiene 30 años residenciad
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