“Si EE.UU. no participa en más negociaciones, Obama habrá hecho más daño al sistema internacional de derecho medioambiental que George Bush”, advierte el economista Jeffrey Sachs.
Madrid. Un alto asesor del secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki Moon, formuló duras críticas contra el presidente de Estados Unidos, Barak Obama, a quien culpó de haber impuesto un acuerdo en la cumbre climática de Copenhague, provocando serios daños al organismo.
En una columna publicada en el diario español El País, el economista estadounidense Jeffrey Sachs, director del Programa del Milenio de Naciones Unidas, calificó como “una farsa” el término de dos negociaciones sobre el cambio climático y considera que la “responsabilidad por este desastre es muy amplia”.
“En lugar de abordar cuestiones complejas, el presidente Barack Obama decidió cantar victoria con una vaga declaración de principios acordada con cuatro países. A los 187 restantes se les presentó un fait accompli, que algunos aceptaron y otros denunciaron. Después, Naciones Unidas ha sostenido que en general se aceptó el documento, pero con la condición de o lo tomas o lo dejas”, señala Sachs.
Según Sachs, entre los responsables del fracaso se encuentran el ex mandatario estadounidense George W. Bush por haber ignorado el cambio climático durante ocho años; la Unión Europea, por imponer una “concepción unilateral de un sistema mundial de comercio de emisiones”, el senado de Estados Unidos, por haber pasado por alto este tema por 15 años.
“Por último, ahí tenemos a Obama, que abandonó una vía de acción sistemática en el marco de la ONU porque estaba resultando molesta para el poder de EE.UU. y su política interior”, asegura el también director del Instituto de la Tierra de la Universidad de Columbia.
En Copenhague, la cumbre climática “reconoció” un acuerdo impulsado por Estados Unidos –negociado a puertas cerradas con China, India, Brasil y Sudáfrica, que establece una meta para limitar el calentamiento global a un aumento máximo de 2 grados, propone un fondo de US$100.000 millones para naciones en desarrollo.
El plan no especifica los recortes de emisiones de gases necesarios para limitar el calentamiento en 2 grados centígrados, considerado el umbral para los peores efectos del cambio climático que incluyen masivas inundaciones, sequías, aludes, tormentas de arena y aumento del nivel de los mares.
“Harán lo que quieran”. El economista considera que la decisión de Obama de “cantar una falta victoria” en Copenhague, socava el proceso impulsado por Naciones Unidas. “Los países ricos harán lo que quieran y ya no tienen que escuchar las latosas preocupaciones de muchos países más pequeños y más pobres”, añade.
Sachs estima que tras la cumbre climática el derecho internacional “ha quedado sustituido por la palabra insincera, inconsistente e inconvincente de unas pocas potencias, en particular EE.UU.”.
El especialista recuerda que Estados Unidos insistió en que el resto del mundo acepte sus condiciones, pero no dio muestras de tener disposición para encabezar el proceso contra el cambio climático, a través de la reducción de emisiones, donde a su juicio existen dudas “totalmente justificadas” para esperar que ese país concrete algún recorte.
Daño mayor. Además, lamenta que no haya compromiso para retomar en Naciones Unidas las negociaciones en 2010, postura que ha sido planteada por mandatarios de países emergentes, como el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva.
“Obama ha socavado la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático al declarar, en realidad, que en 2010 EE.UU. hará lo que hará, pero no se enredará más en los liosos procesos de la ONU sobre el clima”¸ agrega Sachs.
“Si EE.UU. no participa en más negociaciones, resultará que Obama habrá hecho más daño al sistema internacional de derecho medioambiental que George Bush”, afirma, y advierte que “si los compromisos voluntarios de EE.UU. y otros resultan insuficientes y si las futuras negociaciones resultan desbaratadas, habrá sido Obama quien habrá trocado unilateralmente el derecho internacional por la política de gran potencia en materia de cambio climático”.
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