Hubo 22 propuestas para construir centrales de generación: el 90% son eólicas. 450 Mw. son iniciativas de Impsa. Presiones por 2 centrales, las más grande de la era K.
Por Gabriel Bustos Herrera.- Mueven sus enormes brazos con lentitud y zumban un rumor ajeno en los valles. Estos impresionantes gigantes alados -cada columna tiene más de 90 metros de altura y alas de 85 metros de punta a punta, casi como un Boeing 727- le extraen energía al viento y alientan la nostalgia: la del viejo molino de chapa que crujía en el fondo de las fincas, girando al compás de la brisa y chupando agua de las entrañas de la tierra para la represa.
O en el techo de los caserones, aquel molinete de aspas de madera, que giraba con el entusiasmo del viento, para cargar “el acumulador” y alguna tenue lamparita. Pero aquel tímido aprovechamiento de la energía del viento ha entrado apresuradamente en otra dimensión, mundial, asombrosa, apurada por la energía escasa y la contaminación del petróleo y el gas (en Argentina, el 65% de la matriz energética depende de derivados del petróleo y el gas, ambos en extinción. Y envenenando.
Socios del viento. Lentamente, los más previsores del mundo -asediados por la expansión urbana e industrial, las carencias eléctricas y las complicaciones ambientales- apuntan a la energía nuclear y a la eólica (en movilización derivan hacia los biocombustibles).
Así es que se pueblan los valles y quebradas con estos “bosques” de gigantescas torres y brazos descomunales. No es casual: uno solo de estos generadores puede abastecer la demanda eléctrica básica de más de 10.000 familias.
Los previsores saben que es irreversible la necesidad de cambiar la matriz de la producción energética y viran con desesperación hacia la hidroelectricidad, la energía nuclear (aquí Atucha II ya está lista y sueñan con una 4ta central atómica).
Pero le apuntan a la generación eléctrica por vías no convencionales: la energía renovable y no contaminante. Aquí, por ahora es insignificante y el rubro “otras” energías -eólica, solar, biomasa- no llegan al 2% de la torta energética nacional (peligrosamente dependiente del gas).
En varios países de Europa, en el oeste norteamericano y desde hace poco en el norte chileno -entre el mar y la ruta 5, cerca de La Serena- se pueden admirar las “granjas” eólicas con las que procuran contrarrestar la falta de electricidad, chupándole energía al viento y sin dinamitar el medio ambiente.
En Brasil (en Praias de Parajurú, en el noreste, junto al Atlántico) Impsa-Pescarmona, con financiación brasileña y hasta de La Caixa española, instaló una planta de montaje para sus primeras 19 torres eólicas (de diseño y construcción propia, inspiradas aquí en la planta de Rodríguez Peña). Es que en Planalto van más allá: Pescarmona ya instala otra planta de montaje en las costas de Santa Catarina y empujan el plan “Luz para todos”, con el que Lula pretende dar electricidad a 14 ó 15 millones de brasileños.
En el alto valle minero de Veladero -a 4.300 metros de altura-, en San Juan, la Barrick Gold ha instalado su primera torre eólica (2 Mw) para abastecer su ciudad minera.
Hay que estar en el mapa. Pero no es cuestión de ganas: hay que estar en el camino del viento. Hay un “mapa de los vientos”, que desentraña palmo a palmo, satelitalmente, cuáles son los mejores lugares para sembrar estas “granjas” eólicas. Es cuestión de ráfagas constantes, de cierta perseverancia.
Aquí en el país, la estrella es la Patagonia, que tiene un “factor de capacidad de generación” excepcional (“es uno de los primeros escenarios eólicos mundiales”).
En Mendoza los escenarios ideales son escasos (Malargüe, tal vez). Enarsa acordó con Pescarmona el año pasado en Santa Cruz, el montaje experimental del primer turbogenerador eólico de Impsa (ahora gran rival de las torres danesas Vesta y de las alemanas Enercon, líderes mundiales).
Pero en el mapa también estaban los Llanos de La Rioja, donde imperó Facundo: Enarsa y la provincia de La Rioja, acordaron con Impsa la instalación del primer gran bosque eólico del país. Es en Puerta de Arauco, 20 km al sur de Aimogasta. Arrancaron hace un par de meses y prevén oponer 12 molinos al viento riojano. El proyecto comprende la provisión “llave en mano”, con una potencia instalada de 25 Mw e implica una inversión de 230 millones de pesos.
A los daneses y alemanes no les causó gracia ver aparecer en el programa eólico a Pescarmona (que ya dio batalla exitosa en turbinas para grandes centrales). Es que el grupo de Godoy Cruz cuenta con más de 100 años de historia en la generación de energía eléctrica.
Con más de 27.000 Mw instalados, opera en más de 40 países -con plantas de producción en Malasia, Brasil y Argentina- con proyectos en los cinco continentes. Son más de 7.000 empleados a lo largo del mundo (sólo en el proyecto eólico, desarrollado aquí en Mendoza, trabajaron 85 ingenieros y técnicos).
De Vido y sus conocidos. Antes de las campanas de fin de año, el gobierno K licitó la construcción y operación de 1.015 Mw para generar electricidad. Estimulará -prometen- una inversión privada de entre 2.000 y 2.500 millones de dólares y generará al menos 1.000 puestos de trabajo.
Las propuestas debían ser de energías renovables. Las obras se pagarán por el aprovechamiento tarifario y los oferentes tienen que arrimar la financiación. Fue el primer paso del Régimen de Fomento de Fuentes Renovables de Energía, aprobado por el Congreso y reglamentado por el Ejecutivo el año pasado.
Hace 15 días tuvo una inesperada respuesta: se presentaron 22 empresas, con 49 proyectos por un total de 1.468,7 Mw. El 90% son propuestas eólicas: 1.203 Mw de electricidad del viento (450 Mw fueron propuestas de Pescarmona en distintos escenarios).
Los menos son de energía térmica con biocombustibles; biomasa (2 de Mendoza, la de Centrales Térmicas), solar fotovoltaica, biogás y pequeños aprovechamientos hidroeléctricos. Chubut y Santa Cruz fueron las que más ofertas tuvieron (por la “calidad” de sus vientos); Buenos Aires, Río Negro, La Rioja, Santa Fe, Neuquén, Chaco, Entre Ríos, San Juan, Corrientes, Jujuy y Catamarca.
El detalle -que ha generado ardores en los pasillos del Ministerio de Planificación del zar De Vido- es que en las previsiones iniciales y en el listado de asociaciones cruzadas, están no sólo las “prioridades” de la Patagonia pingüina sino 3 ó 4 de las grandes empresas amigas de la “burguesía nacional”, de las que siempre hablan Néstor y Cristina (Electroingeniería, Cristóbal López, Techint, Eskenazi y otros menos expuestos).
Los Andes