Un puzle de recursos naturales y valor estratégico

Por Alba Cárcamo.-La caída de la URSS en 1991 no sólo generó un mapa político plagado de nuevos estados, sino que devolvió a Rusia las luchas religiosas olvidadas en el régimen comunista. Particularmente complicada es desde entonces la relación del Kremlin con las repúblicas federadas que componen el Cáucaso Norte: Chechenia, Osetia del Norte, Ingushetia, Daguestán, Kabardino Balkaria, Karachevo-Cherkesia y Adigue.
La base económica del Cáucaso está estrechamente vinculada a los recursos naturales que posee. En las siete repúblicas se encuentran ricos depósitos de gas natural, petróleo y carbón. A pesar de ello, las capacidades financieras de la región están muy por debajo de la media rusa y el PIB no alcanza ni el 50% del ‘Estado madre’. La productividad y salarios de la región son bajos, mientras los índices de emigración superan a los del resto de territorios rusos. El paro afecta a un gran porcentaje de los activos, y numerosas personas viven por debajo del umbral de la pobreza.
El valor estratégico del Cáucaso como paso entre Europa y Asia de los hidrocarburos del mar Negro explica los esfuerzos del Kremlin por conservar bajo su control las regiones que no perdió con la caída del bloque soviético. Tanto Rusia como EE UU consideran esta región como esencial para sus intereses. En torno al mar Caspio se albergan 25.000 millones de barriles de hidrocarburos. Las reservas de Kazajstán, Turkmenistán y Uzbekistán igualan las de Kuwait y superan las de Alaska y el mar del Norte juntas.
Estancamiento

Actualmente, existe un oleoducto que va desde Bakú, vía Grozni, hasta la ciudad rusa de Tikhoretsk y termina en el puerto de Novorossiysk, en el mar Negro. Rusia intenta que el trazado de los nuevos oleoductos le sea también favorable, pero cada vez le resulta más difícil imponerse.
Otro elemento que caracteriza a la convulsa región es la progresiva reducción de la natalidad y la fecundidad en los últimos años ha contribuido al estancamiento demográfico: su tasa de crecimiento natural es reducida e, incluso, negativa en algunos casos. El resultado es una población relativamente joven aún, aunque bastante menos que hace un par de décadas.
El Diario Montañés