Hay crecimiento desbordado de las ciudades, presionando sobre la distribución de recursos
Por Angélica Enciso L.- La degradación ambiental y el cambio climático se han convertido en causas de expulsión de poblaciones. Se estima que en 15 años se ha duplicado en el mundo el número de migrantes por esta causa, los cuales ascienden a 50 millones de personas, y se prevé que en 2050 serán 200 millones, de acuerdo con documentos preparatorios de la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra, que se realizará a partir del 19 de abril en Cochabamba, Bolivia.
Los textos advierten que el cambio climático convertirá algunos puntos del planeta en lugares expulsores, lo cual provocará desplazamiento de poblaciones en razón de la escasez cada vez mayor de suministros regulares de alimentos y agua, así como del aumento de la frecuencia y gravedad de inundaciones y tormentas.
De acuerdo con especialistas, según citan los textos de la conferencia, en 1995 había alrededor de 25 millones de refugiados ambientales, los cuales este año son ya unos 50 millones. Estos desplazados son además mucho más vulnerables que otros migrantes, ya que, por ejemplo, no hay red previa que los reciba en el lugar donde llegan.
Señalan que la migración forzosa tiene al menos cuatro formas de entorpecer el desarrollo: el incremento en la presión sobre las infraestructuras y servicios urbanos; mina el crecimiento económico; aumenta los riesgos de conflictos y, entre los mismos migrantes, empeora los indicadores sanitarios, educativos y sociales.
En la conferencia alterna a las negociaciones internacionales que se realizan en el seno de la Organización de Naciones Unidas, que este año tendrán su culminación en la conferencia de Cancún, entre los temas fundamentales que debatirán los asistentes está la migración forzada por el cambio climático.
Los documentos advierten que una de las peores consecuencias de estos desplazamientos humanos masivos y forzados será el desbordamiento de las ciudades: para 2030 se calcula que mil 700 millones de personas vivirán en barrios desfavorecidos, en viviendas deficientes y con escasos servicios de agua potable y en materia de sanidad y educación.
Agregan que esa situación provocará en millones de personas la pérdida de vínculos ancestrales con su territorio y ser forzados a adoptar una forma de vida completamente diferente.
Señalan que a consecuencia de catástrofes naturales de gran magnitud se ha observado que en las naciones en vías de desarrollo –como en el caso de Haití– estos sucesos conllevan militarizaciones y manejo discrecional de los fondos de asistencia. La intervención internacional o colonialismo humanitario es motivada por intereses geopolíticos.
Los desplazamientos de poblaciones en gran escala podrían llevar a un nuevo trazo del mapa étnico de muchos países, acortando la distancia entre grupos que antes vivían separados y obligándolos a competir por los mismos recursos, además de socavar los programas de atención de salud y de vacunación, dificultar el tratamiento de enfermedades infecciosas y aumentar su mortalidad.
Consideran que no deja de ser irónico que el cambio climático afecte en mayor medida a los países en desarrollo, a pesar de ser éstos los que menos gases de efecto invernadero emiten, y por ello deben ser los países desarrollados quienes asuman una responsabilidad acorde a sus acciones. (La Jornada)
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