La razón de las restricciones fue, a diferencia de otras épocas, la falta de fluido en los yacimientos
Francisco Olivera
LA NACION
Siderca, Siderar, Acindar, Profértil, Mega. El frío volvió a provocar problemas en el abastecimiento de gas y, en magnitudes diversas, lo sufrieron ayer unas 80 empresas grandes, incluidas las centrales generadoras eléctricas. Es decir, la mitad de los grandes usuarios de todo el país. No se trata, como en otras épocas, de falta de capacidad de transporte en los gasoductos: esta semana, la escasez está en los yacimientos.
“¿Y usted me pregunta por qué? En la Argentina no hay gas hace mucho tiempo”, se burlaron anoche en una compañía gasífera. En la mayoría de los casos fueron interrupciones parciales. Cuando ocurre, las industrias suelen reemplazar el insumo por combustibles líquidos, significativamente más caros.
¿A quién cortarle?
En el Gobierno prefieren no hablar de “cortes”. Ultimamente, en las reuniones del comité de emergencia -confeccionado hace algunos años e integrado por directivos del sector y funcionarios del Gobierno-, la lógica discursiva fue la inversa: se hizo referencia sólo al volumen que se le debía “autorizar” diariamente a cada empresa. Otra novedad: la elección de los afectados ya no se especifica por áreas de demanda o nivel de consumo, sino que se repasan, uno por uno, los usuarios que tendrán la interrupción.
En general siempre son las mismas compañías (por ejemplo, unas 10 en el área metropolitana), pero existen excepciones. “Nos dicen que le demos el gas a la panadería tal, que tiene contrato interrumpible, porque es una pyme, y le cortamos a usuarios industriales con servicio firme”, se quejaron en una firma de gas.
En el Ministerio de Planificación lo niegan. “Fueron solamente los contratos interrumpibles, como toda la vida; la situación se produjo como consecuencia del mayor consumo domiciliario”, dijo un vocero, que agregó que los cortes habían llegado ayer a 16 millones de metros cúbicos. La importancia de la cifra puede entenderse con una anécdota famosa en el sector: el 6 de julio de 2007, mediante una fuerte presión sobre Metrogas, el Gobierno logró desplazar de su cargo al entonces director general de la distribuidora, Roberto Brandt. El faltante de la discordia fue aquella vez bastante inferior: 11,7 millones de m3.
Nada escrito
El comité de emergencia se reúne todos los miércoles en las oficinas de Transportadora de Gas del Norte (TGN). Está compuesto por funcionarios del Ministerio de Planificación y técnicos de distribuidoras, transportistas y productoras de gas y Cammesa, la administradora del mercado eléctrico. El frío y las complicaciones hicieron volver en estos días a Antonio Pronsato, interventor en el Ente Nacional Regulador del Gas (Enargas). Otro de los asistentes frecuentes es Walter Fagyas, joven colaborador del subsecretario Roberto Baratta que se metió en el mundo de la energía en 2007.
La historia de Fagyas es interesante. Durante el invierno de 2007, mientras proliferaban inconvenientes de abastecimiento que obligaron al Gobierno a aplicar cortes de luz rotativos diarios a empresas durante casi 70 días, el colaborador de Baratta tenía la misión de ir a las reuniones de directorio de Cammesa y anotar absolutamente todo lo que se decía. Una tarea que le valió en su momento la fuerte resistencia del subsecretario Bautista Marcheschi, un ingeniero con años de experiencia en el sector, que le pidió que se limitara a tomar nota sin abrir la boca . Días atrás, en una de las petroleras más grandes del mundo reconocieron a LA NACION no haberse contactado nunca con Daniel Cameron, secretario de Energía. “No lo conocemos; nosotros hablamos siempre con Fagyas”, dijo el presidente de la empresa.
El diagrama de cortes se discute en los encuentros en TGN 24 horas después de reuniones de despacho en Cammesa. A veces, para el Gobierno, no hay necesidad de llamar a las fábricas para dar la mala noticia: son las mismas transportistas las que informan. En cualquiera de los casos, sin un solo papel o documento escrito que acredite el corte. Es el legado que Guillermo Moreno le dejó al sistema energético argentino.
La Nación
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Operará YPF otra planta regasificadora
El Gobierno reconoce que la oferta de gas no es suficiente y redobló su apuesta por complementar el abastecimiento a través de la regasificación de gas licuado importado, proceso que desde hace dos años opera YPF en el puerto de Bahía Blanca
Emiliano Galli
LA NACION
El Gobierno reconoce que la oferta de gas no es suficiente y redobló su apuesta por complementar el abastecimiento a través de la regasificación de gas licuado importado, proceso que desde hace dos años opera YPF en el puerto de Bahía Blanca.
Enarsa le encargó a la petrolera una nueva estación regasificadora, que se ubicará en la zona de Escobar, para estar más cerca del grueso de la demanda y poder responder así más rápido cuando lo exijan las condiciones climáticas o las necesidades energéticas de las fábricas, ubicadas principalmente en el conurbano bonaerense. Además del muelle, se deberá construir un gasoducto para empalmar con la red operada por Transportadora Gas del Norte (TGN).
La nueva estación regasificadora de Escobar estará operativa dentro de un año. En las próximas semanas YPF dará comienzo a las obras, que demandarán una inversión de entre 140 y 150 millones de dólares, desembolsados en partes iguales por la petrolera y Enarsa.
La idea es repetir el modelo operativo de Bahía Blanca, que consiste en la transformación de gas natural licuado (GNL) a estado gaseoso, para inyectarlo luego a la red troncal mediante el empalme de dos buques: el “metanero”, que trae el GNL de Trinidad y Tobago, y el regasificador de la empresa Excelerate Energy, amarrado en el puerto bahiense.
Si bien trascendió que sería un barco amarrado en un muelle de Escobar -emplazado alrededor del kilómetro 70 del río Paraná de las Palmas- el que realice el paso del combustible líquido a su estado gaseoso, no se descarta que se haga una obra civil en tierra para hacer la regasificación.
Fuentes de YPF se limitaron a confirmar ante consultas de LA NACION que el buque “madre” con el GNL “no entrará en el canal troncal de la hidrovía Paraná-Paraguay, por lo que no afectará la navegación ni la actividad comercial del río, y se cumplirá con la totalidad de las exigencias medioambientales internacionales para garantizar la seguridad de la operación en el río”. “Están al tanto del proyecto las autoridades de la Prefectura Naval, la Secretaría de Medio Ambiente, la Subsecretaría de Puertos y Vías Navegables y el Organismo Provincial [bonaerense] de Desarrollo Sustentable”, aseguraron desde YPF, sin dar mayores detalles del proyecto.
Fuentes del mercado indicaron a LA NACION que la petrolera realizó maniobras operativas en Madrid con funcionarios locales de la Prefectura y con prácticos -los profesionales que asisten a los capitanes de los buques extranjeros en la navegación por aguas argentinas- para fiscalizar cómo será el proceso.
En rigor, un buque metanero de ultramar de unos 270 metros de eslora (largo) llegará con el GNL y anclará a 200 kilómetros de la costa, en el Mar Argentino. Como la navegación en el Paraná se encuentra restringida a buques de hasta 230 metros de eslora, un barco de menor porte se empalmará con el buque “madre” para realizar el transbordo del combustible y llevarlo aguas arriba a la estación regasificadora de Escobar.
YPF realizó ya 23 operaciones de regasificación en Bahía Blanca, el equivalente a 1800 millones de metros cúbicos, “sin incidentes”, destacaron en la empresa. Por esta experiencia, Enarsa le encargó el nuevo proyecto.
Cada buque metanero trae unos 80 millones de metros cúbicos de gas licuado a -160°. Por día se regasifican en Bahía Blanca entre 6 y 8 millones de metros cúbicos. En promedio, el país consume 130 millones de metros cúbicos diarios. El costo de cada millón de metros cúbicos regasificados es de US$ 6,50 (flete incluido). Más barato que comprarle a Bolivia y más caro que el precio en boca de pozo.
US$ 140/150
Millones
* Será la inversión conjunta que realizarán Enarsa e YPF para la nueva estación regasificadora, que se ubicará en Escobar.
US$ 6,50
Por millón de metros cúbicos
* Es el costo que tiene el gas luego de la regasificación y considerando el costo del flete oceánico desde Trinidad y Tobago.
La Nación