Florida ya sufre por la marea negra

Fragmentos de alquitrán y manchas de crudo comenzaron a aparecer en la bahía de Pensacola; Obama volvió a visitar la zona afectada

El petróleo derramado ha afectado la vida silvestre en todo el Golfo de México, un pelicano queda paralizado debido a la gran capa de petróleo que lo cubre (La Nación)

Pese a los esfuerzos por contener el derrame de petróleo en el Golfo de México, manchas de crudo y fragmentos de alquiltrán comenzaron a llegar ayer a las playas del extremo noroeste de Florida, hecho que podría transformar el peor desastre ambiental de Estados Unidos en una catástrofe también económica para este estado, que recibe 80 millones de turistas por año.
En su tercera visita a la costa de Luisiana desde que comenzó la fuga, el presidente Barack Obama, en tanto, afirmó ayer que parece haber progresos en la lucha contra el vertido de petróleo, un día después de que la empresa British Petroleum (PB) colocara una campana sobre el pozo averiado.
Tras una reunión informativa con los responsables de las tareas de contención, Obama declaró que aún es temprano para ser optimista respecto del resultado del nuevo intento para frenar el crudo que fluye sin control desde hace 46 días, pero consideró que “por el momento, parecería funcionar”. También BP mostró un cauto optimismo, e informó que el éxito de la operación se conocerá sólo en las próximas 48 horas.
“[La colocación de una campana de contención sobre el pozo averiado] es un paso positivo, pero no la solución”, comentó, por su parte, el almirante de la Guardia Costera Thad Allen, que dirige las gestiones del gobierno en el desastre. “Incluso si tiene éxito, se trata solamente de una solución temporal y parcial. Debemos continuar nuestras operaciones de respuesta en el lugar, en la superficie y a lo largo de la costa del golfo´´, agregó.
Según detalló, un sello de goma dentro de la campana intentará evitar la fuga del crudo, pero los ingenieros admitieron que una parte seguirá fluyendo. El plan consiste en capturar la mayor cantidad de crudo posible y depositarlo en un buque en la superficie.
Si bien la marea negra se hallaba ayer a unos seis kilómetros de la zona de Panhandle (noroeste de Florida), en las playas de Gulf Islands Seashore, en la bahía de Pensacola, empezaron a aparecer bolas de alquitrán y manchas de crudo, según confirmó el Departamento de Protección Medioambiental (DEP) del estado.
Con el objetivo de “minimizar cualquier potencial impacto” del vertido, las autoridades locales ya desplegaron once equipos de limpieza en las playas, así como varias embarcaciones en aguas cercanas a Panhandle, provistas de bocas basculantes que ayudan a recoger materia en suspensión.
El gobierno local, además, desplegó una cadena de 78 kilómetros de barreras sintéticas flotantes en zonas cercanas a los condados floridenses de Escambia y Santa Rosa, en el cono de trayectoria de la marea negra.
El gobernador de Florida, Charlie Crist, reclamó asimismo un pago de 100 millones de dólares a la petrolera BP para proteger al llamado “estado soleado” de eventuales daños ambientales y económicos por el derrame de petróleo del Golfo de México, ya que -según indicó-, “los 2000 kilómetros de costa de Florida albergan gran cantidad de destinos turísticos, una importante industria pesquera y muchas áreas naturales, que hoy están amenazadas por la marea negra”. El Departamento de Comercio norteamericano declaró “desastre pesquero” en Florida, con el objeto de proteger a las comunidades pesqueras de la zona del golfo.
Por otro lado, en un intento por tranquilizar a los inversores, el presidente de BP, Tony Hayward, aseguró que la firma es lo suficientemente fuerte para no colapsar financieramente por esta crisis, y afirmó que, a más tardar para agosto, habrán controlado definitivamente el derrame.
La Nación
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El derrame ya vacía playas en Florida

Por la marea negra, el turismo podría sufrir un durísimo golpe
Frank Brandmaier
Agencia DPA
Podría haber sido el verano de sus vidas para los hijos de Michelle Rolls-Thomas. Las playas de la turística Dauphin Island, frente a las costas de Alabama, están lindas y anchas como nunca, según comenta Michelle. La arena es blanca y fina. Hace calor y el cielo está casi siempre azul. Pero en el mar no hay nadie. “No dejo que mis niños vayan al agua”, dice la fotógrafa, que se crió en este lugar.
“En un día como hoy, la playa estaría llena de gente”, contó.
Junto con los pocos turistas hay voluntarios con bolsas de plástico transparentes, que caminan a lo largo de la costa en busca del próximo grumo de petróleo. Desde hace unos días llegan cada vez más y son cada vez más grandes.
El extremo este de Alabama y el noroeste de Florida, importantes puntos turísticos, están amenazados por la peor catástrofe ecológica de la historia del país. Y también se encuentra en riesgo el Gulf Islands Seashore, en la bahía de Pensacola, un parque natural de imponente belleza, que se extiende desde Mississippi hasta el oeste de Florida.
Aunque la mancha se hallaba ayer a unos seis kilómetros de la zona de Panhandle, al noroeste de Florida, en las playas de Gulf Islands Seashore ya se empezaron a encontrar masas de alquitrán. Los grumos tienen a veces el tamaño de una moneda o hasta el de un panqueque. En las playas de East Grand Terre, Luisiana, el crudo tenía una tonalidad rojiza y purpúrea, como sangre seca.
Si hasta ahora era Luisiana el lugar más afectado por el derrame de petróleo tras el hundimiento de la plataforma Deepwater Horizon, en el Golfo de México, crece el temor de que la mancha se dirija ahora en dirección este, donde se encuentran lujosos complejos hoteleros y una gran cantidad de casas de vacaciones.
Rolls-Thomas conoce un matrimonio de Carolina del Sur que tenía previsto pasar sus vacaciones en Dauphin Island y canceló el viaje. “Para una gran cantidad de personas, la marea negra se está haciendo cada vez más visible y crece fuertemente la ira contra BP”, dijo Rolls-Thomas.
En tanto, en la vecina isla Petit Bois se detectó algo que recuerda a una mousse de chocolate, según señaló Natalie Murphy, de la Guardia Costera.
La situación parece dramática: dos veces en sólo dos días, la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA) amplió la zona de prohibición de pesca. También están vedadas las aguas frente a la costa sudoeste de Florida, cerca del Parque Nacional Dry Tortugas, donde los pescadores ya tienen prohibido pescar en un tercio de las aguas dentro de jurisdicción federal y las autoridades se preparan para recibir la marea negra.
Temor
“¡Bienvenidos a nuestras bellas playas!”, dice un cartel en el Gulf Islands Seashore. Justo detrás, listas para ser usadas, hay unas barreras contra el petróleo. También frente a la costa de Pensacola Beach brillan en el agua estas barreras anaranjadas. Allí, algunos bañistas abandonaron ayer rápidamente el agua tras ser alcanzados por la marea negra.
El temor por la gigantesca industria turística de Florida, que recibe más de 80 millones de visitantes por año y que cada temporada genera ingresos por unos 60.000 millones de dólares y da empleo a alrededor de un millón de personas, hizo que comience a propagarse un sentimiento de crisis entre las autoridades.
Rápidamente, el gobernador de Florida, Charlie Crist, anunció una campaña publicitaria que costará siete millones de dólares para atraer a los turistas. “Pese a que todavía no hay efectos visibles de la marea negra en las playas de Florida, el negocio turístico, ante todo en Panhandle, ya está sintiendo las consecuencias económicas”, dijo Crist. Y ello sin mencionar las consecuencias para la naturaleza.
Natalie Murphy, de la Guardia Costera, en tanto, quiere creer que la lucha contra el petróleo puede ser ganada. “Tengo confianza en el plan en etapas, integrado por la vigilancia, el retiro del crudo, la quema controlada en alta mar y, finalmente, la recolección en la costa”, dijo Murphy, que tiene rango de teniente de navío. Y, visiblemente emocionada, agregó en voz baja: “Yo nací aquí. Todo esto es muy fuerte para mí”.
La Nación