Frente a la crisis climática global y el avance de proyectos energéticos a gran escala en la región, las organizaciones sociales abajo firmantes preocupadas por el ambiente y el uso del territorio de nuestros pueblos, suscribimos la siguiente Declaración Energética de la Patagonia Argentina:
El mundo se enfrenta a una profunda crisis como consecuencia de haber llegado a los límites del planeta. El modelo extractivo y depredador de los bienes comunes nos llevó a la crisis climática actual, que se refleja, cada vez con más frecuencia, en eventos climáticos y modificaciones biológicas extremas como sequías, inundaciones, el derretimiento de los glaciares en complemento con la transformación y extinción de especies vegetales y zoológicas.
La situación y la discusión climática han llegado a un momento límite en el mundo. Los Pueblos se están manifestando. Los resultados de las actuales negociaciones internacionales serán determinantes para lo que sucederá con el clima durante este siglo. En ese sentido, existe un consenso nunca antes visto acerca de la necesidad de sostener el aumento de la temperatura global por debajo de los 2° C (respecto a los niveles pre industriales).
Sin embargo, con las actuales tendencias en las inversiones en energía y transporte, consecuencia de un modelo derrochador y colonizador, vamos camino a superar holgadamente los 2 grados centígrados, lo que va a provocar una catástrofe ambiental y humana. Es por ello que resulta indispensable que los líderes mundiales actúen con responsabilidad y reduzcan drásticamente sus emisiones de gases de efecto invernadero de manera urgente.
Argentina posee un alto índice de emisiones per cápita, lo que obliga a nuestro país a realizar un esfuerzo acorde a nuestra contribución a este problema global. En materia energética la situación de Argentina es inestable y peligrosa, ya que depende de una matriz energética poco diversificada y altamente dependiente de recursos no renovables como el petróleo y el gas natural. Casi el 90% de la matriz energética argentina proviene de fuentes fósiles. Más allá de los esfuerzos exploratorios de gas, petróleo y carbón que puedan desarrollarse en el futuro, existe un consenso generalizado en el sector acerca de que son ya improbables ampliaciones importantes.
Consideramos que se deben suspender los proyectos de expansión de la actividad nuclear ya que, además de ser altamente peligrosa y contaminante, la misma resulta una gigantesca fuente de dilapidación de los escasos recursos económicos del Estado Nacional. La energía nuclear oculta sus costos a través de los subsidios y permanentes erogaciones del Estado Nacional que cubren las deficiencias económicas en toda su cadena de producción: minería de uranio, fabricación de combustibles nucleares, operación y mantenimiento de centrales atómicas y absorbiendo el legado ambiental de los residuos nucleares e instalaciones que quedarán en desuso.
Esta enorme cantidad de recursos económicos y técnicos deben estar dirigidas al desarrollo de proyectos energéticos renovables, limpios y seguros.
En materia de energías renovables, resulta estratégico colocar a la energía eólica como prioridad para los próximos años por su madurez tecnológica, su bajo impacto socioambiental frente a otras fuentes energéticas, el abundante recurso como lo es el viento, disponible en la Patagonia y su rapidez para desarrollar y poner en marcha múltiples proyectos. Nuestro país, ausente en las vanguardia de la lucha contra el calentamiento global, se comprometió al objetivo de llegar al 8% de la matriz energética con energías renovables que debe alcanzarse en el año 2016 tal como lo establece la Ley 26.190 y las principales fuentes para lograrlo son las energías de origen eólico y solar.
La experiencia hasta ahora con la energía solar es auspiciosa. Se necesita la voluntad política de desarrollarla. Las energías mareomotriz, geotérmica y del hidrógeno son otras opciones en la medida que resulten favorables los estudios de impacto ambiental en cada caso en particular. Costa, clima y vastedad patagónica nos invitan a seguir el rumbo de las energías citadas que afloran generosamente en nuestro sur planetario.
En cuanto a los proyectos hidroeléctricos, entendemos que los mismos deben ser restringidos. Estas obras tienen un impacto relevante sobre los ecosistemas fluviales y las comunidades. Así mismo rechazamos los “hidronegocios”, proyectos que utilizan al agua como mercancía para la generación de energía.
Rechazamos las hidroeléctricas que se crean para abastecer industrias netamente contaminantes y “mega consumidoras”.
Impugnamos la energía limpia para negocios sucios.
El agua es un Derecho Humano y de los Pueblos; es un bien común universal, indivisible, inalienable e interdependiente con otros derechos. El agua constituyente de los sistemas sostenedores de la vida en todo su ciclo incluyendo las aguas subterráneas. No después de haber sido utilizada al antojo de los dueños del poder y del dinero.
Entendemos a la Patagonia como un territorio único que no acepta zonas de sacrificio.
Entendemos también que todos los emprendimientos energéticos deben responder a la pregunta ¿la energía para qué y para quién?
La energía y su transporte deben ser públicos y no sujetos a privados que decidan su uso y distribución según intereses corporativos.
Declaramos que por razones ambientales es inaceptable la generación de energía en base a carbón. Resulta contradictorio que, frente a la crisis climática global y las oportunidades energéticas con las que cuenta nuestra Patagonia, se esté pensando en el desarrollo del carbón, siendo una opción destructiva del clima, sucia y cara.
Rechazamos al mercado de carbono que mercantiliza a la Naturaleza y no representa una alternativa para afrontar el cambio climático, puesto que saquea, devasta la tierra, el agua e incluso la vida misma. Por el mismo motivo condenamos el mecanismo de REDD (Reducción de emisiones por la deforestación y degradación de bosques) y sus versiones afines.
Finalmente, queremos agregar que una de las principales áreas de interés y prioridad debe ser el trabajo en la demanda de energía y no en la oferta. El uso del Territorio para la generación de energía en función de las necesidades de los Pueblos y no de las del Mercado.
En función de esto proponemos el uso racional y eficiente, democrático y consensuado de la energía en cada sector de generación, distribución y consumo.
Así el país con este esfuerzo puede superar la crítica situación de escasez de recursos no renovables y construir una matriz energética limpia, democrática y descolonizada.
Patagonia Argentina, junio de 2010.
Fundación Uñopatún – Carmen de Patagones
Organización Ecologista Piuke – Bariloche
Movimiento Antinuclear Del Chubut (Mach) – Sistemas Ecológicos Patagónicos (Sepa).
Asociación Civil Árbol de Pie – Bariloche
Asamblea Ciudadana Ambiental de Río Gallegos
Organización Vecinos en Defensa de Bahía Serena y Costas Libres-Bariloche
Proyecto Lemu- Epuyen – Chubut
Asociación Calafate Natural – Santa Cruz
Asamblea SANIDARIOS “Por la Sanidad de la Cuenca del Lago Nahuel Huapi y los Ríos Limay, Neuquén y Negro
Sociedad Ecológica Regional – Río Negro
Alternatura – Bariloche
Renace – Red Nacional de Acción Ecologista