El riesgo de accidentes medioambientales relacionados con las extracciones petrolíferas aumentará en el futuro, según concluye un estudio publicado en la revista científica Nature, que prevé más accidentes
Arne Jernelov, del Instituto de Estudios Futuros de Estocolmo, escribió en la revista científica Nature que el riesgo de accidentes será cada mayor, principalmente, en los países cuyas relaciones con el lobby petrolero son muy estrechas, debido a perforaciones cada vez más profundas y en zonas más complicadas.
En las costas brasileñas, por ejemplo, se extienden inmensos yacimientos petrolíferos a unos siete kilómetros de profundidad: dos kilómetros por debajo del agua y otros cinco por debajo de la corteza terrestre. Mientras la técnica no suponga excesiva dificultad se seguirá perforando con riesgos cada vez más altos.
Y es que las zonas de extracción se van ampliando. Las compañías petroleras rusas informaron de nuevas bolsas de mineral en la región del Ártico, bajo capas de hielo muy amplias, cuya perforación tendría que soportar fuertes tormentas, según Jernelov.
Otro de los peligros para el medio ambiente son los envejecidos oleoductos de Rusia y otros países de la ex Unión Soviética y de África Occidental. La cuestión es que, según los expertos, las roturas, debido a los crecientes costes, no se repararán más.
Por el contrario, la contaminación que supone el lavado de los tanques de los barcos petroleros se ha reducido en los últimos años, puesto que está prohibido hacerlo en la mayoría de las aguas territoriales.
Pero uno de los problemas de principales, según el estudio científico, es que la información sobre los vertidos de petróleo, y lo que se pueda aprender de ella, no se evalúa de manera conjunta y global ni es accesible.
Por otro lado, la técnica de reparación y limpieza de vertidos no avanza tan rápido como la de perforación, de manera que se hace cada vez más urgente un trabajo internacional conjunto y una intensa labor investigadora. Todo ello acompañado de un endurecimiento de las leyes internacionales y de un control de su cumplimiento.
Infobae
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Texas ya tiene su costa contaminada
Pequeñas bolas de petróleo fueron descubiertas en las playas. De esta manera, todos los estados costeros resultaron afectados por el derrame de GB, una empresa cada vez más cerca de la quiebra.
Con el descubrimiento de bolas de alquitrán en Texas, la peor marea negra de la historia de Estados Unidos ya ha afectado a todos los estados de la costa estadounidense del Golfo de México, mientras el gobierno británico se preocupa por la salud financiera de BP.
La petrolera BP se enterraba más hondo en su crisis este martes, luego de que bolas de alquitrán del derrame en el Golfo de México alcanzaron durante el fin semana las playas de Texas (sur), en Galveston.
Diversos estudios confirmaron el lunes que provenían del derrame petrolero de BP, pero por el momento no se sabe si habían derivado cientos de kilómetros desde el lugar de la fuga petrolera o si se habían escapado de uno de los barcos que participan en las operaciones de recuperación del crudo en el golfo.
Desde la explosión de la plataforma Deepwater Horizon el 20 de abril, huellas esporádicas de la marea negra se han encontrado a lo largo de los 791 kilómetros de costas que bordan los cinco estados del Golfo de México: Luisiana, Missisipi, Alabama, Florida y recién ahora Texas.
Las bolitas descubiertas en Galveston y en la península de Bolivar son pequeñas: miden entre uno y tres centímetros de diametro y cubren ‘menos de 1%’ de la superficie de las playas, indicaron las autoridades que darían una conferencia de prensa en la tarde del martes.
Cerca de Nueva Orleans (Luisiana), en la desembocadura del lago Pontchartrain, se vieron capas de crudo y barreras flotantes fueron colocadas para proteger el estuario.
En lo que a las operaciones de limpieza se refiere, los primeros resultados de la intervención de un gigantesco buque taiwanés llegado el sábado a la zona para separar el crudo del agua resultaban decepcionantes por el mal tiempo que seguía entorpeciendo los operativos de rescate a dos meses y medio del inicio de la catástrofe. Las aguas turbulentas y las tormentas amenazaban los ensayos con el buque ‘Una Ballena’. Los resultados son ”inconcluyentes” por el mar embravecido, lamentó Bob Graham, de la empresa taiwanesa TMT Shipping. (AFP-NA)
La Mañana Neuquén