Nigeria es el país más poblado de África y el primer productor de petróleo del continente. El hidrocarburo proviene principalmente de la región del delta del río Níger. La población que vive cerca de la zona sufre una contaminación inhumana de su medio ambiente, culpa de la explotación de las empresas petroleras y de la represión oficial ante cualquier forma de resistencia
Por Sanz Frías
Los ingresos procedentes de la extracción de petróleo constituyen más del 98% de lo que recibe Nigeria por divisas. El petróleo extraído de la región supone alrededor del 50 por ciento del PIB de Nigeria. Además, el desarrollo del subsector gasístico es imparable, y ha convertido al país en un referente internacional como productor de este recurso.
Sin embargo, el 75% de la población del delta del río Níger vive bajo el umbral de la pobreza. Millares de personas fueron víctimas de homicidios masivos cometidos cuando estalló el conflicto por el control del petróleo a finales de la década de 1990, así como en 2003 y 2004.
El Delta del río Níger se extiende a lo largo de 75.000 kilómetros cuadrados en la zona sur de Nigeria. Según el PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo), allí viven unos 30 millones de personas organizadas en grupos, la mayor parte de las veces de no más de 5.000 individuos. La riqueza en recursos naturales de la zona es la mayor del país: la selva configura un paisaje de tierras agrícolas, bosques y acuíferos, con gran valor en biodiversidad. Una biodiversidad amenazada desde los sesenta, cuando comenzó la explotación petrolera.
La petrolera estadounidense Chevron tiene una terminal petrolera en la localidad de Escabros. Cerca de allí, se encuentra Ugborodo, una comunidad itsekiri que se manifestó en 2005 protestando porque la empresa no había cumplido su compromiso de proporcionarles puestos de trabajo y proyectos de desarrollo. El ejército disparó contra ellos. Mataron a un hombre e hirieron al menos a otros treinta.
Por si todo lo anterior fuera poco, los derrames de petróleo son constantes en ?a zona.
Desde 2006, se han registrado en el delta del Níger más de 3.000 derrames de crudo, la mayoría en instalaciones de empresas petroleras internacionales. Desde el comienzo de la explotación petrolífera, en los sesenta, han sido derramados al delta del Níger más de 1,5 millones de toneladas de crudo.
El país se hizo con la riqueza del petróleo, pero a los habitantes de la zona no han conseguido ninguna mejora en sus vidas. Más bien todo lo contrario. El Programa de la ONU sobre Medio Ambiente (PNUMA) escribió en un informe que el delta del Níger está marcado por la negligencia del gobierno, la pobreza, el desempleo y los conflictos.
Muchas personas están obligadas a tomar agua contaminada y a cocinar y lavar con ella. “A veces debemos remar cuatro horas hasta llegar a un sitio donde el río no esté tan contaminado. Algunos peces que capturamos huelen a petróleo”, cuenta un pescador del delta del Níger a los expertos de la organización de derechos humanos Amnistía Internacional, que publicó hace un año un informe sobre los efectos de la contaminación petrolera para los habitantes del delta del Níger.
“Más del 60% de las personas en el delta del Níger dependen de un medio ambiente intacto, pero la contaminación por parte de la industria petrolera destruye la base de su subsistencia”, concluyen expertos de Amnistía Internacional. Muchas de las instalaciones de extracción tienen más de 40 años de antigüedad, están mal mantenidos y es más probable que causen derrames.
El delta del Níger suministra el 40% de las importaciones de crudo de Estados Unidos. La esperanza de vida en sus comunidades rurales, la mitad de las cuales no tienen acceso a agua potable, se ha reducido a poco más de 40 años en sólo dos generaciones. Los habitantes culpan al petróleo que contamina sus tierras.
“Es como el paraíso y el infierno. Ellos lo tienen todo. Nosotros no tenemos nada. Tiran nuestras peticiones a la papelera. Ellos son la causa de todos nuestros problemas. Si protestamos, envían soldados. Firman acuerdos con nosotros y luego nos ignoran. Tenemos titulados universitarios que pasan hambre, sin empleo. Y ellos traen a gente de Lagos para trabajar aquí”. Son las palabras de Eghare W.O. Ojhogar, jefe de la comunidad de Ugborodo que vive en el estado del Delta.
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