Fracking Inglaterra: perforando el subsuelo de la corona

Moratoria temporal en Inglaterra; organizaciones sociales buscan su ratificación permanente.

Por OPSur. ¿Industrias extractivas en la rica Europa? Mientras todos los ojos se dirigen a la crisis financiera y los indignados, la “revolución silenciosa” del gas no convencional se cuela por la ventana del continente, donde varios gobiernos ya licitaron áreas para exploración. El OPSur realizó una recorrida por los caminos de resistencia que diversos grupos están planteando ante el avance de la frontera hidrocarburífera en sus países. En esta primera entrega la organización Frack Off comenta las consecuencias de la exploración de áreas no convencionales en el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte. Luego de dos pequeños temblores, y ante la desconfianza que generan las reservas anunciadas, las organizaciones demandan la aplicación de una moratoria definitiva –hoy en día en una pausa temporal- a este tipo de actividad en manifestaciones y mediante la toma de pozos. Irlanda del Norte ya aprobó una moratoria.

La costa oeste de Inglaterra es el epicentro de la gran mayoría de los pequeños sismos  que afectan a este país, unos veinte anuales según el Servicio Geológico Británico (BBC, 28/5/2011). Pero, entre abril y mayo de este año, se registraron dos temblores –de 2,2 y 1,5 en la escala Richter- que escaparon a los parámetros usuales de la región de Blackpool. Los hechos coincidieron con el comienzo de las maniobras de fractura hidráulica en dos pozos concesionados en la zona a la empresa Cuadrilla. En la ronda de licitación número 13, promovida por el Departamento de Energía y Cambio Climático en 2008, se ofertaron 60 áreas para exploración de las cuales 20 eran para gas. Según el gobierno, la tan anhelada seguridad energética es posible (y urgente) al desarrollar esta fuente barata y propia.

El debate en torno a la explotación de yacimientos no convencionales ya estaba instalado en el país. En mayo la Casa de los Comunes del Parlamento británico (cámara baja nacional de legisladores) –a través de la Comisión de Energía y Cambio Climático- publicó un informe [1] estableciendo que no había ningún tipo de riesgo en la fractura hidráulica. Tim Yeo, titular de la Comisión, declaró que las críticas en torno a la contaminación de las napas hídricas, como otros daños ambientales, se “desvanecían en el aire”. Si bien Londres no tembló, seguramente lo habrá hecho el parlamentario cuando, en los primeros días del mes siguiente, se dispuso una prohibición temporal sobre la técnica de fractura hidráulica: Blackpool había sufrido un “mini terremoto” por segunda vez (The Independent, 1/6/2011). ¿Existía una conexión entre estos dos sucesos? ¿Podría llegar a ser la fractura hidráulica un detonante de pequeños sismos?

Removiendo el avispero de la reina

Cuadrilla fue la encargada de aclarar estas incertidumbres al publicar un informe de los hechos en los primeros días de noviembre [2]. El estudio, realizado por profesionales independientes, consignó que era “altamente probable” que la fractura hidráulica hubiera sido la causa de los temblores. Al mismo tiempo, el Servicio Geológico Británico confirmó que los epicentros de ambos se encontraban a 500m de uno de los pozos de la firma (BBC, 2/11/2011) y emitió un informe en la misma sintonía: “es probable que la fracturación haya disparado los terremotos” (BGS, s/n). No obstante, se estableció que era improbable que el fenómeno ocurriera nuevamente, dado que las razones principales se encontraban en “inusuales condiciones geológicas”. Esto parece ir a contramano de las evidencias que lentamente emergen a partir del desarrollo de esta actividad en los Estados Unidos.

Mapa de áreas hidrocarburíferas. Fuente: British Geological Survey

El centro de investigación estadounidense Lawrence Berkeley National Lab, dependiente de la Universidad de California y miembro de la red del Departamento Federal de Energía, afirma que una de las causas de los temblores inducidos –los provocados por el ser humano- es la fractura hidráulica, descartando que sean potencialmente dañinos dada la baja intensidad de la técnica en términos geológicos (LBL, s/n). Sin embargo, cada vez más voces ponen reparos a estas afirmaciones. En agosto de este año, la agencia sismológica del Estado de Oklahoma emitió un estudio donde vincula las fracturas con pequeños terremotos, estableciendo que, aunque la relación causal directa no pueda ser afirmada, existen fuertes evidencias que hacen pensar en una correlación. Detalla que luego de que se hayan producido fracturas hidráulicas en la zona se identificaron por lo menos 50 pequeños temblores [3]. En 2010 se identificaron 1.047 episodios en todo el Estado, cuando dos años antes no se habían superado los 50 (Oil Price, 8/11/2011). A las mismas conclusiones llegaron investigadores de la agencia geológica del Estado de Arkansas: si bien no es posible establecer una relación causal directa, hay fuertes evidencias espacio-temporales que mostrarían un vínculo. Al igual que el Estado de Oklahoma, con compañías instaladas recientemente, los temblores producidos en los últimos años no tendrían causas naturales (The New York Times, 6/2/2011).

Lejos de ser una tendencia novedosa, los terremotos inducidos son estudiados desde hace más de 80 años en Estados Unidos, y se establece como principal causa la inyección o extracción de líquidos. El Lawrence Berkeley Lab afirma que el primer antecedente se produjo en la década de 1930 en California: la rápida extracción de petróleo y gas produjo una serie de terremotos que provocaron importantes daños (LBL, s/n). El U.S. Geological Survey (USGS) explica los terremotos inducidos de la misma forma. En 1967, en Denver, la inyección de residuos líquidos peligrosos tuvo que ser discontinuada debido a que el ejército estadounidense constató que esta práctica estaba provocando terremotos: tres de gran magnitud, más de 5 en la escala Richter, y pequeños temblores siguieron durante años cerca de los pozos (USGS, s/n) (Nicholson y Robert, 1990). Otro estudio de 1990, también de un investigador de la USGS en cooperación con la Agencia de Protección Ambiental (EPA), estableció una relación causal entre pozos de inyección profunda y terremotos al estudiar numerosos casos en Estados Unidos (Nicholson y Robert, 1990). Y un estudio más, de 2010, realizado por investigadores de las universidades de Texas y Metodista del Sur (Frohlich et al, 2010), sobre los terremotos en Dallas de años recientes, establece como una de las causas probables las operaciones de empresas petroleras en la zona, al tiempo que cita ejemplos del siglo pasado que llegan hasta los 4,6 en la escala Richter. También el informe emitido por el Servicio Geológico Británico, por los terremotos de mayo y abril, afirmó que: “es bien conocido que la inyección de agua u otros fluidos durante procesos de extracción de petróleo, ingeniería geotérmica y gas de esquisto puede provocar terremotos” (BGS, s/n).

“No a la fractura hidráulica en el Reino Unido”

Con la evidencia sobre la mesa, los voceros de Frack Off sostienen que el estudio de Cuadrilla “no inspira confianza” (BBC, 2/11/2011). Esta organización surgió a nivel nacional al mismo tiempo que se iban publicitando las áreas y la compañía entraba en los territorios. En entrevista con el OPSur, Tim Andrews, uno de los integrantes de Frack Off, dijo que tienen el objetivo de resistir la entrada de las empresas petroleras. “Las formaciones de gas no convencional se encuentran debajo de un tercio del Reino Unido, lo que significaría una industrialización masiva de las zonas rurales. Sabemos lo que pasa en Estados Unidos, no queremos eso aquí”.

Otro factor que Frack Off ve con preocupación es un manejo inadecuado del agua: “Una parte del agua y los químicos que inyectan tiene que salir, ellos lo tienen que tratar. No importa qué químicos pusieron en el agua, ya está llevando sustancias de las rocas, como elementos radioactivos y esto es muy difícil de tratar. Y la gente que está tomando agua no está midiendo los niveles de radiación, y ciertamente lo hacen millones. En EEUU hay creciente evidencia de que la radiación está circulando por los ríos”. En este sentido, la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos, en un estudio que demandó tres años, confirmó recientemente la contaminación de agua por parte de la industria petrolera en el Estado de Wyoming (The Guardian, 9/12/2011). Andrews detalla que han tomado nota de otros impactos, como la contaminación del aire, de la tierra, e incluso la provocada por la enorme infraestructura y logística. “Se necesitan hasta 1.000 camiones por sitio, y, posiblemente, otros 400 por cada fractura. Esta cantidad enorme de camiones en pequeños caminos, más los gasoductos y otras cosas, son intervenciones masivas en períodos muy cortos”.

Toma de la torre de perforación en Blackpool. Fuente: Indymedia

El día en que se realizó la entrevista varios hechos ayudaron a poner en tapa de diarios el avance de la frontera hidrocarburífera en Inglaterra. Además de publicarse el estudio sobre los terremotos, Frack Off organizó una manifestación frente a un hotel céntrico de Londres, donde se llevaba a cabo una conferencia sobre gas no convencional auspiciada por empresas del sector. Nathan Roberts, que también integra Frack Off, dijo: “las protestas con pancartas están bien pero si uno realmente quiere hacerse escuchar hay que entrar en acción”. En efecto, doce horas antes varios integrantes habían ingresado a uno de los pozos en Blackpool parando la producción, una moratoria “de hecho”. Roberts y Andrews afirman que la reforma legal es un paso, necesario, y el elemento clave es la prohibición de la actividad. “Pero no solamente aquí, sino las empresas irán para otros países, causarán los mismos daños”. Roberts dice que ellos promueven la organización de los ciudadanos, el empoderamiento de la gente, hacia un cambio que involucre diversos aspectos más allá del petróleo no convencional.

Reservas petroleras enormes y gigantes: ¡las más grandes del mundo!

Los problemas para el desarrollo de los hidrocarburos no convencionales en el Reino Unido no provinieron únicamente de los cuestionamientos de Frack Off y otros grupos, sino también de los mismos anuncios de la compañía Cuadrilla. En septiembre dio a conocer que en la formación Bowland, donde se asientan los pozos perforados, había reservas por 5.600 billones de metros cúbicos (200 trillones de pies cúbicos), una cantidad que podía satisfacer la demanda del país por 56 años, y representaba uno de los descubrimientos globales más grandes en los últimos tiempos. Para extraer esta cantidad eran necesarios entre 400 y 800 pozos y se crearían 5.600 puestos de trabajo en los próximos quince años. Estos anuncios, en un país con reservas casi agotadas -principalmente las de Mar del Norte-, reposicionaban a los hidrocarburos en el horizonte energético. Mark Miller, titular de Cuadrilla, sostuvo en declaraciones a la prensa que la región de Lancashire era tan rica como las mejores de Texas (The Guardian, 21/9/2011).

Apenas dos días después una nota de la agencia de noticias Reuters reunió diversas voces que pusieron en tela de juicio tal descubrimiento. Los argumentos fueron desde una necesidad urgente por parte de la firma de recibir financiamiento para continuar los trabajos, pasando por cuestionamientos que apuntaron a la imposibilidad de estimar tales cifras con únicamente dos pozos, y hasta una deliberada presión política para evitar discusiones en torno a los impactos sociales y ambientales (Reuters, 23/9/2011). Lo cierto es que en los primeros días de noviembre el Servicio Geológico Británico no terminaba de confirmar los anuncios de Cuadrilla, y hasta ese momento la empresa no había presentado a la agencia ni la metodología utilizada en su evaluación de la potencial reserva ni los resultados finales. Actualmente el organismo sigue contabilizando una reserva de 150 billones de metros cúbicos, una diferencia muy amplia con el anuncio inicial (BGS, s/n).

Charles Hendry, Ministro de Estado para el Departamento de Energía y Cambio Climático. Fuente: The Guardian

Más allá de estos avatares, la frontera sigue una tendencia expansiva. Un informe de Amigos de la Tierra Inglaterra señaló en octubre que hay intereses explícitos puestos en por lo menos otras tres regiones, e incluso sobre Irlanda del Norte y la República de Irlanda. Mientras tanto, diversas estimaciones dicen que en las áreas marítimas podría haber reservas hasta cinco veces más grandes (Amigos de la Tierra, 2011).

¿Corriendo el eje?

Frack Off, Amigos de la Tierra y otras organizaciones y especialistas coinciden en que, aún sin contar los numerosos impactos locales, el desarrollo de los hidrocarburos no convencionales ahondaría en emisiones responsables del cambio climático. Andrews dice que uno de los aspectos positivos que están esgrimiendo las empresas y el gobierno es que el gas no convencional tiene menor cantidad de emisiones que el carbón, una fuente importante para Inglaterra. “Sin embargo, como muestran abundantes investigaciones, toneladas de gas están siendo filtradas a la atmósfera. Como el metano es setenta y dos veces peor por molécula que el dióxido de carbono, liberarlo directamente es definitivamente peor, y la fractura hidráulica causa inevitablemente filtraciones”. En un estudio publicado en 2011 por investigadores de la Universidad Cornell, de Estados Unidos, se afirma que la emisión global de gases de efecto invernadero en explotaciones de gas de esquisto es mayor que en yacimientos convencionales e, incluso, que en el carbón. Para esta conclusión se abordó no solamente las emisiones directas por quema sino también las indirectas por filtraciones en todas las etapas –extracción, venteo, transporte, industrialización, almacenamiento y distribución. Su fuente principal es el estudio de emisiones de la industria hidrocarburífera de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos. Al fracturar hidráulicamente parte del líquido vuelve a la superficie, la cantidad de metano excede la capacidad de este para absorberlo, por lo que entre el 0,6% y el 3,2% del gas total del yacimiento se filtra como metano en las primeros días y semanas. Otro 0,33% se estima que es liberado una vez que se extrae la infraestructura usada para romper el esquisto y, de esa forma, permitir el ascenso del gas. En promedio un 1,9% del metano producido es filtrado solamente para la puesta a punto del pozo; muy por arriba del 0,01% del convencional. Al tener en cuenta todas las etapas en el caso de no convencionales la emisión de metano sería entre 3,6% y 7,9%, un 30% mayor que en gas convencional. (Howarth, R.; Santoro, R.; Ingraffea, A., 2011)

El Tyndall Centre for Climate Research ya había emitido un estudio en este sentido en enero de 2011, en el que evaluaba los potenciales impactos sobre agua y tierra. Pero, en un nuevo informe de noviembre, afirmó que si se explotara solamente un quinto de las reservas –estableciendo reparos ante la falta de información cuantitativa fiable- los objetivos planteados por el país frente al cambio climático serían echados por la borda. Esto representaría un 15% de las emisiones de dióxido de carbono hasta 2050, cuando las emisiones totales tienen que ser reducidas en un 80%. Asimismo, el objetivo de mantener el alza de temperatura por debajo de 2⁰ -fruto de la Convención de las Partes (COP) de 2009 en Copenhague, Dinamarca- tampoco sería cumplido de continuar esta línea. Otro hecho sobre el que cargaban las tintas era la generación de trabajo, muy baja comparada con la que se podría generar a partir del desarrollo de energías renovables. Aún más, con un nivel de inversión similar sobre fuentes renovables el suministro energético sería mayor (Tyndal Centre, 2011).

A los diversos elementos que plantean estas organizaciones, se le suma uno sustancial: la promoción del gas no convencional quita prioridad a la transición energética de base renovable. Aun compartiendo este horizonte, Chris Huhne, Secretario de Estado para el Departamento de Energía y Cambio Climático del gobierno inglés, afirma que hoy en día el gas forma parte insustituible de la oferta energética, un pilar para la seguridad energética. En un artículo publicado en The Telegraph, el Secretario centra su exposición sobre los vaivenes del mercado, sobre el alto grado de incertidumbre de los commodities, y en el hecho de que no se puede confiar en una fuente, siendo la diversificación una necesidad. ¿Consecuencias ambientales? Las desestima en menos de un párrafo: “no somos EEUU (…), nuestra planificación y marco regulatorio son diferentes” (The Telegraph, 8/11/2011). Otra persona que comparte el análisis es, sin lugar a dudas, su jefe Charles Hendry, Ministro de Estado para el Departamento de Energía y Cambio Climático. En un artículo publicado en The Guardian dice que: “El gas no convencional recién está comenzando aquí y está gobernado por uno de los marcos regulatorios más robustos y restrictivos a nivel mundial”. Detalla que la Agencia Ambiental ha revisado profundamente los estudios presentados por Cuadrilla –aunque el especialista en medio ambiente del mismo diario, George Monbiot, denunció que nunca pudo acceder a ellos (The Guardian, 23/9/2011)-, demostrando que no hay riesgos de impactos ambientales en la actividad. “No hay necesidad de una moratoria” afirma el Ministro (The Guardian, 22/9/2011).

Manifestación de Frack Off en Londres. Fuente: OPSur

Pero, al parecer, las aseveraciones vertidas en estos artículos no se condicen con la realidad. Un periodista del diario The Guardian, John Vidal, puso en duda la capacidad regulatoria del gobierno inglés al acceder a misivas entre funcionarios públicos y empleados de compañías petroleras. El periodista destaca que la existencia de tres organismos con poder de policía –Departamento de Energía y Cambio Climático, Agencia Ambiental y Salud e Higiene- más que potenciar, podría generar problemas sobre cuál es responsable en última instancia; no hay un marco regulatorio específico, ya que, aunque los desarrollos se hagan a cientos de metros de poblaciones, se asientan sobre normativas antiguas para pozos costas afuera; no hay estudios de impacto ambiental realizados por la Agencia Ambiental o las autoridades locales; entre otros puntos. Mike Hill, ingeniero en petróleo que ha trabajado en fractura hidráulica, dice que confiar en la autorregulación de la industria, como se lo viene haciendo en la práctica, es “totalmente inaceptable” y la regulación pública es extremadamente necesaria. Pero, ¿lo hará el Estado? Citando una carta de una autoridad de Salud e Higiene: “un control pozo por pozo sería una locura, elevaría la necesidad de recursos inmensamente” (The Guardian, 23/9/2011). El gobierno del Primer Ministro David Cameron, del Partido Conservador, en su asunción prometió ser el más “verde” en la historia del Reino Unido. Una amplia coalición de grupos ecologistas –Amigos de la Tierra, Partido Verde y otros- fustigó a principios de diciembre la política ambiental calificándolo como la más destructiva en las últimas décadas. El ministro de Finanzas, George Osborne, afirmó que proteger el ambiente era contrario al interés público y, entre otros temas, propuso: reducción de impuestos a industrias contaminantes, quita de subsidios a energía solar y revisión de la protección básica de áreas protegidas (The Guardian, 3/12/2011).

A la misma conclusión, arribó un informe de junio de este año realizado por el Parlamento de la Unión Europea, que destaca que los marcos regulatorios para la fractura hidráulica cuentan con numerosas carencias e inconsistencias, que la actividad no estaría dentro de los mínimos para la presentación de estudios de impacto ambiental y, entre otros puntos, afirma que los recursos no convencionales de gas en Europa son demasiado pequeños para tener un impacto significativo como fuente de energía, al tiempo que quitaría del eje a otras fuentes renovables (European Parliament, 2011).

Mayor o menor regulación podría ser un eje del debate, una forma de verlo. Pero, sin lugar a dudas, lo central es discutir sobre una moratoria a la exploración y explotación de yacimientos no convencionales. La corta, pero intensa, historia de Estados Unidos al respecto da señales claras de que continuar con la actividad es un camino escarpado y sinuoso, las consecuencias a la vista son demasiado graves y preocupantes como para no tenerlas en cuenta. A esto apuntan organizaciones como Frack Off o Bristol Rising Tide, las cuales, por segunda vez, cerraron uno de los pozos de Cuadrilla al ocupar el campamento en Hesketh Bank, Lancashire (Indymedia, 1/12/2011). Sobre el cierre de esta nota Irlanda del Norte declaró la moratoria sobre la fractura hidráulica hasta en tanto no se realicen estudios ambientales, marcando un nuevo piso de discusión para el Reino Unido (Belfast Telegraph, 7/12/2011).

 

Más Información sobre hidrocarburos no convencionales

Shale gas: hacia la conquista de la nueva frontera extractiva

Hidrocarburos no convencionales en Argentina

Zapala: Comunicado de la 1ra jornada de debate y contrainformación sobre no convencionales

Bibliografía

Frohlich, C.; Potter, E.; Hayward, C.; Stump, B. (2010): Dallas-Fort Worth earthquakes coincident with activity associated with natural gas production. Disponible en: http://smu.edu/newsinfo/pdf-files/earthquake-study-10march2010.pdf

Friends of the Earth [Amigos de la Tierra] (2011): Shale gas: energy solution or fracking hell?. Disponible en: http://www.foe.co.uk/resource/briefings/shale_gas.pdf

Howarth, R.; Santoro, R.; Ingraffea, A. (2011): Methane and the greenhouse-gas footprint of natural gas from shale formations. Disponible en:

http://www.sustainablefuture.cornell.edu/news/attachments/Howarth-EtAl-2011.pdf

Nicholson, C. y Wesson, R. (1990): Earthquake hazard associated with Deep Well Injection. Denver: U.S. Geological Survey. Disponible en:

http://foodfreedom.files.wordpress.com/2011/11/earthquake-hazard-associated-with-deep-well-injection-report-to-epa-nicholson-wesson-1990.pdf

Tyndall Centre for Climate Research (2011): Shale gas: an updated assessment of environmental and climate change impacts. Conclusiones y resumen disponibles en: http://www.tyndall.ac.uk/sites/default/files/broderick2011_shalegasexecsummary_conclusions.pdf

Agencias oficiales

British Geological Survey, 27/5/2011: Blackpool earthquake.

British Geological Survey, consultado el 5/12/2011: Shale gas www.bgs.ac.uk/research/energy/shaleGas.html

European Parliament, Policy Departament A: Economic and Scientific Policy (2011): Impacts of shale gas and shale oil extraction on the environment and on human health. Disponible en: http://europeecologie.eu/IMG/pdf/shale-gas-pe-464-425-final.pdf

Lawrence Berkeley National Laboratorie, consultada 5/12/2011: What is Induced Seismicity?. http://esd.lbl.gov/research/projects/induced_seismicity/primer.html#causes

Lawrence Berkeley National Laboratory, consultado el 5/12/2011: apartado web de Induced Seismicity. http://esd.lbl.gov/research/projects/induced_seismicity/oil&gas/

U.S. Geological Survey, consultado el 5/12/2011: Can we cause earthquakes? Is there any way to prevent earthquakes? http://earthquake.usgs.gov/learn/faq/?categoryID=1&faqID=1

Medios de prensa

BBC, 28/5/2011: Small earthquake hits Fylde coast at Poulton.

BBC, 2/11/2011: Fracking tests near Blackpool ‘likely cause’ of tremors.

Belfast Telegraph (Liam Clarke), 7/12/2011: Gas fracking is put on hold by Northern Ireland Assembly.

Indymedia (Bristol Rising Tide), 1/12/2011: Bristol anti-Fracking protesters shut down the country’s only hydraulic fracturing.

Millicent Media (Tim Robert), 2/9/2011: British Geological Survey: Cuadrilla’s shale gas estimate unreliable, to release new figure.

Oil Price (John Daly), 8/11/2011: U.S. Government confirms link between earthquakes and hydraulic fracturing.

The Guardian (Terry Macalister), 21/9/2011: Vast reserves of shale gas revealed in UK.

The Guardian (John Vidal), 23/9/2011: Fracking industry will be minimally regulated in UK, letters reveal.

The Guardian (Charles Hendry), 23/9/2011: The potential of shale gas is worth exploration.

The Guardian (George Monbiot), 23/9/2011: Charles Hendry’s fracking response raises more questions than it answers.

The Guardian, 3/12/2011: The government must embrace a green future

The Guardian, 9/12/2011: Fracking may be causing groundwater pollution, says EPA report.

The Independent (Steve Connor), 1/6/2011: Small earthquake in Blackpool, major shock for UK’s energy policy.

The New York Times (Campbell Robertson), 5/2/2011: A dot on the map, until the earth started shaking.

The Telegraph (Chris Huhne), 8/11/2011: Britain can’t afford to bet its future on shale gas – wind turbines are here to stay.

Reuters (Tom Bergin), 23/9/2011: Doubts raised about giant UK shale gas find.


[1] El estudio se puede encontrar en: http://www.ogs.ou.edu/pubsscanned/openfile/OF1_2011.pdf