La oscilación de la acción de la petrolera entre febrero y marzo tuvo varios días de violentas bajas y fuertes recuperaciones. La CNV abrirá una investigación buscando detectar si detrás hubo operaciones de manipulación del valor
La Comisión Nacional de Valores (CNV) informó ayer que iniciará una investigación sobre el comportamiento de las acciones de YPF, que tuvieron grandes oscilaciones entre febrero y marzo con subas o bajas que llegaron al 16 por ciento en un solo día, operando volúmenes cien veces mayores a los habituales. La investigación buscará dilucidar si existió “alguna conducta contraria a la transparencia, en el marco de la ley de oferta pública” vigente. Es decir, se tratará de determinar si los intermediarios en las operaciones pudieron haber hecho uso de información privilegiada en beneficio propio, o se hubiera intentado manipular el valor de la acción para sacar ventajas con las repetidas subas y bajas o por una eventual venta futura de una parte del capital. La CNV también solicitará información a la Comisión de Valores de Wall Street, la SEC, ya que en ese mercado cotizan los papeles de YPF a través de CDR (opciones o títulos que representan derechos sobre las acciones) por valores diarios que cuadruplican los volúmenes operados en Buenos Aires.
Las maniobras que se puedan haber urdido con las acciones de YPF pueden llegar a detectarse, aunque es mucho más difícil probar su intencionalidad. Por lo pronto, la CNV cuenta con algunos elementos que ya permiten presumir alguna manipulación del mercado. En los días en que se produjeron saltos bruscos en la cotización, hacia abajo o hacia arriba, los volúmenes operados llegaron a representar cien veces los que se mueven habitualmente en la plaza local. YPF es señalada por los agentes de Bolsa como una acción “de muy baja liquidez”, ya que existe una escasa proporción del capital “flotando” en el mercado. El 57,5 por ciento del capital está en manos de Repsol, 25,5 por ciento en poder del grupo Petersen y del resto (17 por ciento), una parte significativa está en manos de inversores institucionales que no la ofrecen en el mercado bursátil. Movimientos de venta en los volúmenes señalados podrían haber sido realizados en operaciones de autocompra, o ficticias, simplemente para buscar fijarle un valor arbitrario al mercado. Hay indicios en tal sentido que justifican, al menos, la investigación.
Al operar en paralelo en Nueva York, la acción también se presta para maniobras de fuga de divisas (compra de acciones acá, en pesos, y venta simultánea por el mismo volumen en Wall Street, en dólares). Pero la mayor sospecha puede estar en torno de las especulaciones por las insistentes versiones acerca de la intención del Gobierno de comprar una parte importante del paquete accionario para convertirse en “socio principal” de Repsol. Cuando el 1º de marzo, ante la Asamblea Legislativa, la Presidenta de la Nación no planteó la reestatización de YPF (sobre la que se especulaba en los días previos), inmediatamente se produjo un salto ascendente de la acción. Poco después, cuando el jefe de Gabinete descartó que el Gobierno analice recuperar la empresa, la acción tuvo otra trepada.
Ayer, tras el título de un diario especializado que anunciaba la intención gubernamental de “una compra negociada” del 33 por ciento de las acciones de YPF, tanto en Wall Street como en Buenos Aires el valor del papel pegó un salto de más del 5 por ciento, con volúmenes record de operaciones para Buenos Aires en lo que va del año.
La valorización del papel, previa a una supuesta operación de venta como la señalada, claramente beneficiaría a los eventuales vendedores (el grupo Petersen y Repsol), lo cual no implica automáticamente que estos grupos empresarios puedan estar detrás de una maniobra por el estilo.
El comunicado de la CNV señala que, “en atención a registrarse precios y volúmenes inusuales, (así como) distintas apreciaciones públicas fruto de los primeros que, en conjunto, afectan la negociación de las acciones de YPF SA Clase D”, la entidad “decidió evaluar la situación (a fin de) determinar quiénes fueron los intermediarios que actuaron en las fechas en que se evidencian los principales cambios y los comitentes o clientes que operaron” a través de ellos. En el caso de las operaciones que tienen sede en Nueva York, la CNV pediría la colaboración de la SEC en el marco de los convenios de intercambio de información existentes para combatir el delito financiero. Cabe recordar que la última reforma al Código Penal no sólo tipificó este tipo de delitos sino que además le impuso penas de hasta seis años de prisión.
Página/12