El proyecto establece que todos los papeles sujetos a expropiación son de Repsol. Del paquete que cede la multinacional española, el 51 por ciento va a quedar en manos del Poder Ejecutivo y el 49 por ciento restante pasará a las provincias petroleras
Por Fernando Krakowiak | Página/12
Cristina Fernández de Kirchner decretó ayer la intervención de YPF y envió al Congreso un proyecto que propone expropiar el 51 por ciento de las acciones de la petrolera. De este modo, el Estado recuperará el control de la firma trece años después de haberlo perdido a manos de Repsol. El proyecto establece que todos los papeles sujetos a expropiación son de la multinacional española, la cual de ese modo verá reducida su participación a cerca del 6 por ciento. Del paquete que cede Repsol, el 51 por ciento va a quedar en manos del Poder Ejecutivo y el 49 por ciento restante pasará a las provincias petroleras. El Grupo Petersen fue desplazado de la gestión de la firma, pero conservará sus acciones, al igual que los inversores minoristas. “No estamos ante un hecho iné-dito, en América latina somos el único país que no maneja sus recursos naturales”, afirmó la Presidenta, quien justificó la medida por la caída de la producción y las reservas que se produjo desde la privatización. La Confederación General del Trabajo, la Central de los Trabajadores Argentinos y el sindicato de petroleros respaldaron el anuncio. Mientras que Repsol y el gobierno español cuestionaron en duros términos la decisión.
Desde hace varios días, se especulaba con un desembarco estatal en YPF, pero el Gobierno manejó los tiempos y logró mantener en reserva el momento y los detalles del anuncio. Cristina Fernández de Kirchner volvió de la Cumbre de las Américas el domingo y esa misma tarde mantuvo una reunión reservada en Olivos con el ministro de Planificación, Julio De Vido, y el viceministro de Economía, Axel Kicillof, para ultimar detalles. No obstante, recién se convocó al acto en Casa Rosada ayer por la mañana temprano para evitar que la noticia se filtrara a los medios de comunicación durante el fin de semana.
Poco después del mediodía, el Salón de las Mujeres Argentinas ya estaba lleno de funcionarios, empresarios y militantes que fueron sorprendidos por la locutora del acto, la cual empezó a leer el texto del proyecto de ley que se enviaría al Congreso sin que mediara presentación alguna. “Título 1, Capítulo Unico: De la Soberanía Hidrocarburífera de la República Argentina”, alcanzó a decir, cuando fue interrumpida por una ovación. “¡¡Cristina, Cristina, Cristina corazón, acá tenés los pibes para la liberación!!”, empezó a gritar un grupo de jóvenes de La Cámpora desde el fondo de la sala. La Presidenta, quien estuvo flanqueada por su vice, Amado Boudou, y el titular de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez, pidió silencio y la locutora continuó leyendo. La siguiente ovación llegó cuando se leyó el artículo séptimo, que declara la expropiación del 51 por ciento de las acciones de YPF, pero la Presidenta volvió a pedir silencio. Una vez leído el proyecto, Cristina Fernández de Kirchner tomó la palabra y destacó el primer artículo, donde se declara de interés público nacional el logro del autoabastecimiento de hidrocarburos, así como la explotación, industrialización, transporte y comercialización de hidrocarburos, una medida que excede el conflicto con YPF porque servirá para regular al conjunto de las petroleras que operan en el país. Luego recordó que Argentina es el único país de Latinoamérica que no maneja sus recursos naturales, pero dijo que hubo motivos más fuertes aún para cambiar la regulación del sector y tomar el control de YPF.
Entonces detalló la caída de reservas y producción de la compañía, que llevó a que el país registrara el año pasado un saldo comercial deficitario en materia de combustibles de 3029 millones de dólares. “Todo esto indicaría que la empresa debería dar pérdidas. Si bajaron las reservas y se redujo la producción de petróleo, una empresa que vende nafta, gasoil y fueloil debería haber perdido, pero eso no fue así. YPF logró más que duplicar sus ventas a través de aumentos de precios”, afirmó la Presidenta.
Luego Cristina Fernández de Kirchner recordó que YPF obtuvo una utilidad neta de 16.450 millones de dólares entre 1999 y 2011, período en el que giró dividendos por 13.246 millones de dólares. “Ahí están exactamente, en la distribución de dividendos y en la no inversión, las claves de por qué hoy tenemos que estar importando, pero lo vamos a seguir haciendo porque necesitamos seguir sosteniendo el crecimiento de la Argentina, que es la inclusión y el trabajo de millones de argentinos”, agregó.
Una vez que detalló los motivos por los cuales decidió intervenir en el mercado, la Presidenta intentó espantar algunos fantasmas dando precisiones sobre lo que el Gobierno planea hacer de ahora en más. “El modelo que hemos elegido no es de estatización porque seguimos conservando la forma de sociedad anónima. Vamos a hacer una conducción de la empresa absolutamente profesionalizada”, prometió. También explicó por qué el proyecto establece un pacto de sindicación de acciones entre la Nación y las provincias de la Ofephi: “Quise asegurar que los intereses de la Nación y de las provincias no se disociarán. De aprobarse la ley, la República Argentina y sus provincias van a tener que actuar y votar en la misma forma dentro de la empresa energética porque el interés es el mismo”, afirmó. Cristina Fernández de Kirchner dejó en claro, además, que la expropiación alcanzará sólo a las acciones de Repsol: “No hemos afectado a aquellos que con buena fe compraron acciones en la Bolsa ni de ningún otro socio”.
Mientras la Presidenta promediaba su discurso, el subsecretario de Coordinación del Ministerio de Planificación, Roberto Baratta, se presentó en la sede central de YPF, en Puerto Madero, con el decreto de intervención y un listado de las personas que deberían abandonar el edificio en 15 minutos. Luego llegaría el ministro de Planificación, Julio De Vido, designado interventor de la compañía (ver aparte). La otra consecuencia inmediata se vivió en la Bolsa de Wall Street, donde las acciones de YPF pasaron de estar subiendo un 7 por ciento a derrumbarse casi un 19 por ciento cuando se conoció el plan oficial, para luego terminar cerrando con una baja de 11,16 por ciento.
Tal como se esperaba, la decisión del gobierno argentino motivó críticas de la propia Repsol y del gobierno español. La multinacional aseguró a través de un comunicado que la expropiación es “ilícita y gravemente discriminatoria”. Mientras que el gobierno de Mariano Rajoy aseguró que tomará medidas “claras y contundentes” en defensa de la compañía de capital español. El anuncio también fue cuestionado por el gobierno de México, que es accionista de Repsol a través de la petrolera estatal Pemex.
Durante su discurso, Cristina Fernández de Kirchner se refirió a las críticas que recibió de España en los últimos días, y a las que por entonces ya sabía que vendrían. “No esperen que esta Presidenta responda improperios, agravios ni descalificaciones, pierden el tiempo”, afirmó. Ya hacia el final de su intervención, sacó un tubo de ensayo con petróleo y se lo mostró a los asistentes. “Este tubito que ustedes ven aquí corresponde al pozo número 2, descubierto el 13 de diciembre de 1907, en Comodoro Rivadavia. Es el primer petróleo argentino. Me lo regaló el año pasado, en una cajita especial de aquella época, la familia Bernal. Yo no sé si estará acá su nieto. Su abuelo materno era el director general de Minas, de Geología e Hidrología de la Argentina. Bajo su égida se realizó la exploración y se obtuvo este petróleo. (…) Quería mostrarles lo que fuimos capaces de realizar hace tanto tiempo”, concluyó.
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