Cerca de cincuenta oradores analizaron ayer el proyecto sancionado por el Senado que le saca a Repsol el control del 51 por ciento de la petrolera. La sesión continuará hoy y se espera que a primera hora de la noche se apruebe por amplísima mayoría
Por Miguel Jorquera | Página/12
La primera jornada de debate en el recinto de la Cámara de Diputados ratificó la voluntad mayoritaria de los bloques políticos de respaldar la expropiación del 51 por ciento de las acciones de YPF en manos de la española Repsol para recuperar el control estatal de la petrolera. Un anticipo del abrumador respaldo que hoy convertirá en ley el proyecto del Gobierno que también declara de “interés público nacional” y “prioritario” la recuperación del “autoabastecimiento energético”, así como la “exploración, explotación, distribución y comercialización de hidrocarburos”.
El oficialismo y sus aliados más fieles se expresaron a favor y sin modificaciones de la media sanción del Senado. “La expropiación encuentra raíz en la Constitución”, dijo la kirchnerista Rosana Bertone, encargada de defender el proyecto del Ejecutivo. El radicalismo ratificó su apoyo en general a la iniciativa y repartió críticas para el Gobierno y con los propios diputados que se rebelaron contra la postura partidaria. Desde el Frente Amplio Progresista calificaron la decisión del Gobierno como de “otra dimensión histórica”, pero sus diputados se pronunciaron por la derogación de los decretos desreguladores de Carlos Menem y reclamaron cambios en el articulado del texto original. Fernando “Pino” Solanas, de Proyecto Sur, manifestó su “esperanza” en que la “feliz iniciativa no sea un fracaso”.
El macrismo, en cambio, enarboló la bandera del rechazo a la expropiación que definió como “innecesaria e ilegal” y se adjudicó la vanguardia de quienes consideran que “otro país es posible”. El jefe de diputados del PRO, Federico Pinedo, arriesgó que “unos 40 diputados de varios bloques votarán en contra” de la ley y pronosticó que el macrismo triunfará en las elecciones “para gobernar” el país. Entre los que se encolumnarán con el macrismo figura la mayoría del interbloque del Peronismo Federal, que también tendrá legisladores propios que votarán afirmativamente el proyecto oficial y otros se abstendrán.
Con un discurso crítico hacia toda la dirigencia política, Elisa Carrió embistió contra el proyecto oficial, pero admitió que tampoco podía votar en contra de la estatización de YPF, aunque su bloque también dividirá postura entre el apoyo en general y la abstención.
La camerata de la escuela de música de Berisso, tocando el Himno Nacional en el recinto con músicos que son hijos y nietos de los trabajadores de la refinería de YPF de esa ciudad, fue el anuncio de que no se trataba de una sesión más. El quórum se consiguió apenas minutos después de la hora fijada para la convocatoria, con asistencia casi perfecta de oficialistas y aliados, y un gran número de opositores sentados en sus bancas.
“La expropiación encuentra raíz en la Constitución”, abrió el fuego Bertone, presidenta de la Comisión de Energía y miembro informante del oficialismo. La diputada fueguina repasó los artículos más trascendentes del proyecto del Gobierno, respondió a las críticas y a las “voces que dijeron que atentamos contra la seguridad jurídica”. “Cualquier Estado puede expropiar entidades extranjeras” amparándose en el derecho internacional, sostuvo Bertone, e incluso tampoco contradice el tratado bilateral sobre inversiones: “No hay discriminación en la decisión y se prevé compensación justa”, aclaró sobre los reclamos de Repsol.
Bertone no se privó de salir al cruce de notas periodísticas para desmentir que Néstor Kirchner no haya tenido intenciones de “recuperar YPF”. “Néstor me manifestó su posición cuando tratamos en el Parlamento la ley de biocombustibles”, dijo Bertone a punto de quebrarse cuando mencionó su charla con el ex presidente en 2005.
Antes de ingresar al recinto para abrir la sesión, el presidente de la Cámara, Julián Domínguez, también cruzó las opiniones que cuestionan el profesionalismo que tendría la petrolera tras la expropiación. “La creación del Ministerio de Ciencia y Tecnología y la repatriación de 800 científicos hace que la Argentina esté en condiciones técnico- profesionales mejor preparada para hacerse cargo de YPF de lo que estuvo hace diez años”, sostuvo.
Opositores
Los diputados radicales se repartieron funciones. Juan Pedro Tunessi y Fabián Rogel cuestionaron al Gobierno, defendieron la postura partidaria y la defensa “histórica” de YPF, en medio de reconocimientos de fisuras en el interior de su bloque. La UCR propuso una negociación previa con Repsol, realizar una auditoría general sobre la petrolera, expropiar las acciones del Grupo Petersen y la incorporación de las provincias no productoras de hidrocarburos en la conducción de YPF.
Luego, Ricardo Alfonsín siguió la misma línea. “Creemos que es necesaria la reestatización de YPF para reparar el error que cometieron en la década del ’90. Por eso vamos a votar a favor por principios”, señaló Alfonsín antes de dirigirse a los díscolos de su propio bloque: “Hay algunos que, compartiendo esta convicción y este principio, dicen que no deberíamos dar al Gobierno, que ha manejado de manera tan poco eficiente y tan poco transparente la política energética. El argumento que escuché en políticos, analistas y periodistas me parece poco sólido”.
Desde el FAP también anticiparon su apoyo en general al proyecto, pero reclamaron modificaciones. “Se está reconociendo el desastre que se hizo hasta aquí. Es otra dimensión histórica de esta decisión. Se tiene más capacidad para controlar el recurso estratégico y los 1500 millones de dólares de la renta petrolera e incidir sobre el resto”, sostuvo Claudio Lozano. Victoria Donda propuso que la futura YPF sea una sociedad anónima con participación estatal mayoritaria y no una SA sin control de los organismos del Estado.
El peronismo disidente se mostró preocupado porque el control estatal de la distribución y comercialización “perjudicarán al mercado”. Francisco de Narváez volvió a hablar en el recinto, la quinta vez en seis años como diputado: “Queremos una YPF controlada y no en manos de quienes la llevaron a esta condición”, afirmó.
Carrió cargó contra el oficialismo: “Sé que la juventud es la que menos tiene que ver. Yo estoy hablando con los adultos que matan y llevan a los chicos al matadero para que después el peronismo tradicional diga que la culpa fue de La Cámpora. Mentira. La culpa fue de los adultos que hicieron creer otra cosa”, soltó Lilita, que se abstendrá en la votación. Luego los diputados Carlos Comi y Horacio Piemonte compartieron varias críticas con su jefa política, pero adelantaron su voto a favor.
Cerca de 50 oradores se explayaron ayer en el recinto ante unas gradas casi despobladas, donde un grupo de ex trabajadores de YPF de Neuquén y Salta expresaban su adhesión al proyecto del Gobierno. Hoy está previsto otro escenario. Habrá palcos reservados para los gobernadores de las provincias productoras, intendentes de las localidades donde funcionan las refinerías, organismos de derechos humanos y hasta representantes de las centrales obreras. Será el día en que los diputados convertirán en ley la recuperación del control estatal sobre YPF.
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Chicanas, acusaciones y pases de factura en el debate de Diputados por YPF
La sesión seguirá hasta la medianoche, continuará mañana temprano para votar recién al anochecer. La kirchnerista Bertoni aseguró que Kirchner le confió en 2005 que quería estatizar. Carrió la definió como “puro cuento”. Alfonsín defendió el acompañamiento de la UCR y De Narváez habló después de mucho tiempo
Diputados inició a las 15.30 de hoy una larga sesión para sancionar la estatización del 51% de YPF, en la que si bien se descarta un apoyo mayoritario abundan los ataques de la oposición por la falta de una política energética. Las principales recriminaciones son por la actuación del Grupo Eskenazi y la falta de controles que tendrá la empresa en su versión estatal.
El debate será largo: seguirá hasta la medianoche de hoy y se reanudará mañana, cuando está previsto votar recién al anochecer. El kirchnerismo tiene número para sancionar la ley pero para la votación en general contará con apoyo del Frente Amplio Progresista, de la UCR, aunque con algunas disidencias; cuatro del peronismo federal, dos de la Coalición Cívica y un puñado de bancadas minoritarias. Se calcula que superará los 200 votos.
La fueguina Roxana Bertone, presidenta de la Comisión de Energía, abrió la sesión con una defensa al proyecto y a sus principales objeciones. Dijo que no se atenta contra la seguridad jurídica porque “cualquier Estado puede expropiar propiedades extranjeras” y minimizó la queja de la oposición por la falta de controles de los organismos del Estado.
“Una empresa que cotiza en Bolsa tiene controles que están por encima de cualquier empresa”, aclaró y alertó sobre un riesgo a las inversiones en caso de permitir un control de la Auditoría General de la Nación (AGN), como expresamente prohíbe el texto.
Terminó sobre intervención con una anécdota. Contó que en 2005 Néstor Kirchner le dijo que tenía el objetivo de recuperar la petrolera, aún cuando no dio pasos que lo hicieran ver.
Gustavo Ferrari (Peronismo Federal) fue el primer orador del peronismo federal, el bloque de 23 diputados que tuvo tres posturas distintas: votar en contra y presentar dictamen propio, abstenerse y sólo cuatro votarán a favor.
Ferrari representó la primera de las posturas. “Los recursos del país tienen que estar en el Estado”, aclaró. Luego leyó algunos puntos del proyecto propio del Peronismo Federal que contempla expropiar también al grupo Petersen, que no era controlante de YPF y “federalizar” el reparto de las ganancias a todas las provincias “y no sólo a las petroleras que ya tienen las regalías. No había necesidad de llevarse por delante todas las normas jurídicas del país”, enfatizó.
Sus últimos minutos se los cedió a su jefe político, Francisco De Narváez, cuya voz no se oía en el recinto desde hacía dos años. “A esta situación se llega por la nefata política energética que le obliga al importar”, afirmó.
Después de una tibia defensa al rechazo total del proyecto que hicieron los diputados Pro Pablo Tonelli y Julián Obiglio (el primero habló del incumplimiento de la Constitución por no indemnizar a Repsol y el otro se lamentó por la suba del riesgo país) habló Elisa Carrió.
La ex candidata presidencial tomó la palabra después de un tiempo de ausencias y no pasó desapercibida. Comparó la sesión de hoy con la de 2001 que le permitió al entonces ministro de Economía Domingo Cavallo sumar recursos para el pago de la deuda. “Yo decía van por nuestros ahorros. Me decían apocalíptica”, se jactó.
Minimizó los alcances del proyecto: “Los recursos naturales son de las provincias por la Constitución de 1994. Todo lo demás es cuento”, remató.
Con su vehemencia habitual, centró el resto de su discurso en la necesidad de buscar culpables. “Está la culpa criminal, la culpa moral y la culpa política”, diferenció.
En la última ubicó a “Menem, Cavallo y Kirchner, que entregaron a YPF” y a “Brufau, Kirchner y Cristina” que lo vaciaron. Como criminales definió también a Brufau y a De Vido. “Tienen que ir preso”, exigió.
“Estuviste con la dictadura”, le gritó Carlos Kunkel, en referencia a su pasado como fiscal de Estado en Chaco durante el último gobierno de facto. “Yo no maté a nadie”, se defendió la diputada.
Su dictamen, exigiendo una denuncia por el vaciamiento de YPF, no lo firmó sola como había anticipado en la reunión de comisión. La acompañaron Alicia Terada e Irma Ré.
Con críticas a los medios y algo de catarsis interna, la UCR defendió con énfasis la aprobación en general, a la que se opondrán sólo algunos de los miembros de su bloque.
“Cuando votamos en contra de las estatización de las Afjp los medios no dijeron que en el Senado había un dictamen alternativo que era mejor”, reprochó el entrerriano Fabián Rogel.
Eufórico, como siempre, Ricardo Alfonsín repitió los argumentos que había desplegado en la reunión de comisión. “Los que nos piden que votemos en contra, ¿No será que no confían en el Estado?”, se preguntó.
Guerra de afiches
Para ratificar sus posiciones, los bloques apelaron a la papelería en una sesión que copará las cámaras durante dos días. Los diputados del bloque del Frente Amplio Progresista pegaron visible en sus bancas un afiche con el logo de YPF y dos frases: “Nosotros no la privatizamos” y “Nosotros no la vaciamos”.
El logo de la empresa también quedó expuesto en remeras que, al rato de iniciada la sesión, se pusieron debajo de sus sacos algunos jóvenes diputados del Frente para la Victoria, como Leonardo Grosso y Edgardo Llanos, pero con la frase “soberanía”.
Desde cualquiera de los palcos, sin posibilidad de ver mucho más que la sigla YPF, ambas acciones parecían de una misma fuerza, similares.
La UCR no se quedó afuera. También sobre sus bancas, los diputados pegaron una afiche con las fotos de Hipólito Yrigoyen y Enrique Mosconi. “Ellos la crearon”, remarcaban.
En el Peronismo Federal, el sindicalista petrolero Alberto Roberti también mostró su pancarta: apoyó sobre su banca un cartón grande, con el descolorido logo de YPF con el slogan “Causa Nacional”.
Los palcos no se cubrieron en su totalidad, como en otras sesiones. Sólo la primera bandeja tuvo a algunos invitados, en su mayoría ex empleados, que aplaudieron la cita sobre ellos realizada por la diputada Victoria Donda.
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Sesión para el acta y la foto
Nadie se quiso privar de dejar su sello en la jornada que quedará señalada como el día de la recuperación de YPF. Esfuerzos de la oposición por diferenciarse de la privatización y no dejarle todo el rédito al oficialismo
Por Sebastián Premici | Página/12
Ayer fue la primera de las dos sesiones que terminarán de convertir en ley la recuperación de YPF. En el recinto hubo lugar para cantar el Himno, recibir a ex trabajadores de la otrora petrolera estatal y los folklóricos cruces del lugar.
Himno y orquesta
Las 16 marcaron el inicio de una “sesión histórica”, en los términos expresados por el presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez. Y para profundizar esa idea, el titular de la Cámara propuso que el inicio del debate estuviera precedido por la entonación del Himno Nacional Argentino por parte de la Orquesta Escuela de Berisso, integrada por 300 chicos (de entre 6 y 20 años), de los cuales estuvieron presentes nueve cantantes. En las bandejas del recinto había familiares de ex trabajadores de la petrolera, con remeras de YPF que luego fueron repartidas entre los diputados del oficialismo y colocadas sobre sus bancas.
No fue casual la elección de la orquesta ni la zona. Berisso fue uno de los epicentros que vieron crecer a YPF, con sus refinerías y destilerías. De esa localidad es uno de los centros de ex trabajadores de la compañía (Berisso, La Plata, Ensenada), a cargo de Ramón Mercado.
“Queremos que la nueva empresa sea para el beneficio del país. Esta es una decisión que tendría que haberse tomado antes, sin embargo estamos ansiosos por el futuro. Quisiéramos ser parte de la mesa de discusión para ver de qué manera los ex trabajadores podremos incorporarnos en la nueva compañía”, indicó Mercado a Página/12.
El fallido del Colorado
Francisco de Narváez habló en la sesión. Fue una de sus pocas participaciones en los más de seis años que tiene como legislador. Su falta de oratoria lo llevó a un pequeño fallido. “Somos un país rico en petróleo y gas. No somos un país petrolero. Pero esta política nos quitó el autoabastecimiento, lo que nos condenó a la importación de energía. Invertimos, perdón, gastamos muchos recursos en esto”, dijo. El Colorado se corrigió rápidamente para que en la versión taquigráfica no quedara pegado a la idea de que destinar recursos del Estado es una inversión y no un gasto.
Otro yerro y un cartel
La diputada Victoria Donda, de Proyecto Sur, dentro del Frente Amplio Progresista, llegó cuando la sesión había comenzado. No bien pisó el recinto repartió entre sus compañeros de bancada unos carteles con la inscripción: “Nosotros no la privatizamos, nosotros no la vaciamos”. A su turno en la lista de oradores, quiso comenzar con una cita de Arturo Jauretche. “El problema no fueron los criollos que nos compraron”, dijo, cuando se dio cuenta de su yerro (a pesar de que estaba leyendo). Y se corrigió: “El problema no fueron los gringos que nos compraron sino los criollos que nos vendieron”.
El cartel radical
El proyecto para la recuperación de YPF dejó expuestas las internas dentro del bloque radical. Pero algo que unificó a los llamados boinas blancas fueron unos cartelitos que colocaron frente a sus bancas para que fueran enfocados por las cámaras de televisión. “Ellos la crearon. Ellos no la privatizaron.” Ellos eran Hipólito Yrigoyen y Enrique Mosconi. Después Julio Martínez sumó un nuevo cartelito, que decía “YPF + Famatina”. Y un dibujo de las islas Malvinas.
Carrió vs. Kunkel
Elisa Carrió, ex líder de la Coalición Cívica, fue fiel a sí misma y habló de mitos y catástrofes. Incluso reconoció su calidad de apocalíptica. Su encendido discurso rebasó la paciencia de Carlos Kunkel (FpV), quien no pudo contenerse y le gritó: “¡Vos fuiste juez de la dictadura!”.
“Sí –respondió Carrió–. Pero al menos no maté a nadie.” No fue juez sino fiscal, y también ocupó el cargo de secretaria de la Procuración del Superior Tribunal de Justicia del Chaco, también durante la dictadura.
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Los discursos más destacados de la sesión de YPF
El debate por la estatización de la petrolera en Diputados trajo reivindicaciones, mea culpas y acusaciones. “Pino” Solanas recordó que fue tiroteado por oponerse, Solá justificó haberla votado y Camaño se jactó de no haberlo hecho. Alfonsín estuvo encendido y volvió Carrió
Broncas viejas, remordimientos, culpas nunca saldadas y justificaciones desde todos los ángulos tuvo la primera jornada de la sesión de Diputados para sancionar la estatización del 51% de YPF.
El escenario fue el mismo del Senado, aunque a la rivalidad de peronistas y radicales que monopoliza los debates de la Cámara alta, se sumó la voz de quienes participaron desde fuera de esas estructuras en los noventa.
Fue el caso de Fernando “Pino” Solanas, único diputado que presentó un proyecto para estatizar YPF, su vieja obsesión ya desde cuando se opuso férreamente a la privatización de 1992.
“Recibí 6 tiros en las piernas. Pero el tiempo nos dio la razón”, recordó, a los gritos, como acostumbra a hablar en el recinto. “Se cometieron todas las infamias y todos los errores. YPF se vendió sin inventario actualizado y por la quinta parte” de su valor, rememoró.
“Argentina necesita ir por todo, necesita dominar sus hidrocarburos. Acá puede nacer consenso para una política de Estado, aunque todavía no conocemos cuál va a ser la política del Ejecutivo”, admitió.
No dejó libre de culpa al Gobierno al hablar de que esa política es “ejecutada por los mismos que hicieron exactamente lo contrario ayer”, en referencia al apoyo del kirchnerismo a la privatización de YPF en los `90. “Si le va bien a YPF no va a tener beneficio el Gobierno, sino la Nación argentina, su pueblo”, enfatizó y volvió a ganarse los aplausos masivos.
Antes de Pino habló Felipe Solá, uno de los que votó la privatización hace dos décadas. Estuvo lejos de arrepentirse, pero aclaró que no volvería a tomar esa decisión. “Cambió el mundo, el país y yo también cambié”, admitió.
“Pero que es eso de andar acusándonos con el dedito. Somos legisladores no jueces. YPF estaba en una situación complicada en 1992. Lo que no voté fue el bochorno del 98”, en referencia al último tramo de la privatización.
Cargó contra la UCR, que rechazó aquel proyecto. “¿Porque no estatizaron en el 2000 cuando asumió De la Rúa?”, los increpó.
Graciela Camaño hará el proceso inverso a Solá. Estuvo en una banca hace dos décadas y se opuso a la privatización, pero ahora no votará por la nacionalización.
“Esto es una continuidad de lo que avalaron los Menem, los Kirchner los Parrilli, los Puricelli y tantos otros que privatizaron los hidrocarburos”, denunció. “Qué va a suceder con la deuda de Eskenazi”, contraída “para hacerse de la empresa sin dinero. El problema es el recupero del paquete accionario de la deuda del grupo Petersen”, sostuvo.
Además de la culpas por las ventas o el “vaciamiento” de YPF, la continuidad de Eskenazi fue un tema recurrente en la oposición. Desde el kirchnerismo, una clave la dio Carlos Heller, de Nuevo Encuentro. “No era muy generoso comprarle las acciones”, sugirió, ante el pedido general d que también se expropie la parte del empresario argentino.
Temprano hizo su reaparición Elisa Carrió, nunca desapercibida en el recinto. También apeló al baúl de los recuerdos. “En 2001 se votó un sábado y un domingo las facultades especiales a Cavallo, porque le 80% de la gente tenía buena consideración de él. Yo dije vienen por nuestros ahorros y me decía apocalíptica”.
“Hay que identificar a los responsables políticos, morales y criminales”, diferenció. Cristina y Kirchner estuvieron en los primeros, Julio De Vido y Antonio Brafau en los últimos.
Sorprendió a los jóvenes K con un elogio. “No quiero que los peronistas digan luego fue La Cámpora”, exigió. Mayra Mendoza, referente de esa agrupación, gesticulaba desde su banca.
De a ratos, como líder de una clase, les pedía silencio a la mendocina Anabel Fernández Sagasti y la pampeana María Liz Solari, otras dos diputadas camporistas.
Cerca de ellas, Leonardo Grosso, otro joven del Movimiento Evita, se paseaba por las bancas con una remera de YPF, sólo cubierta por su saco.
En las primeras filas, Andrés “Cuervo” Larroque y Eduardo “Wado” De Pedro se mantenían inmutables ante la embestida de Carrió, que curiosamente los dejaba ilesos.
Carlos Kunkel sí se sintió el golpe. En sus habituales alaridos que tira sin moverse de su banca, la acusó de colaborar con la dictadura, en referencia a la época en la que fue jueza en el Chaco. “Yo no maté a nadie”, le respondió.
El kirchnerismo mantuvo una presencia importante en sus bancas, casi como dándole sentido a una sesión que por momentos, con la votación tan lejana en el tiempo, se limitaba a los discursos.
El reparto de la palabra fue generoso, con varios minutos para todos los bloques, pero eran tantos los diputados que querían hablar que en muchas ocasiones se los subdividían entre los propios de la misma bancada.
Poco después de Carrió, Ricardo Alfonsín fue el primero en aullar, visiblemente molesto por las acusaciones que recibió su postura de acompañar la nacionlización.
“El hecho de que el actual partido haya cambiado de nombre no oculta la circunstancia de que la mayoría de sus miembros formaban parte del partido de Gobierno en la década del 90”.
“Espero que no se molesten pero no puede dejar de decir que incluso el expresidente Néstor Kirchner y la actual presidenta Cristina Fernández formaban parte de ese partido y acompañaban con fervor las políticas que se conocieron como aquellas que desmantelaron los activos del Estado”, gritó. Y mucho.
Patricia Bullrich fue otra que levantó la voz, pero para oponerse al proyecto. “En un estado de derecho democrático no se confisca empresas a la que un mes antes se le firmó el balance”, afirmó Bullrich y recibió los habituales abucheos que le dedica el oficialismo.
“Petróleo, medios de comunicación y una justicia cómplice vienen a acrecentar un modelo de poder ¿serán los instrumentos que se buscan para una reforma constitucional?”, se anticipó.
El más ambicioso fue Federico Pinedo, quien remendó una pálida intervención de sus pares Pablo Tonelli y Julián Obliglio, primeros en justificar el rechazo del Pro a la estatización.
“Vamos a votar en contra, en relativa soledad. Vamos a ser unos 30 diputados nacionales los que votemos en contra. A pesar de esa escasa representación numérica en esta Cámara, creo que estamos representando una parte muy sustantiva de la sociedad”, afirmó.
Y fue por más: “Votando en contra estamos diciendo que otra Argentina es posible. Vamos a construir una alternativa de poder para ganar las elecciones. Decimos que otra Argentina es posible y es mejor: la Argentina del respeto, del Estado de Derecho”.
Cuando el kirchnerismo parecía un pasivo asistente, como muy pocas veces, llegó la mecha que encendió a los más irritables del bloque oficial.
La prendió el mendocino Omar De Marchi, del Partido Demócrata, al afirmar que “a la familia Kirchner nunca le importó la estatización de YPF” y justificarlo con su apoyo a la privatización de la empresa.
Golpeó por donde más le dolía a los y levantó el bullicio de esa parte del recinto. Como siempre, el más ofuscado fue Carlos Kunkel. Julián Domínguez, implacable, tuvo que pararlo. “¡Por favor diputado Kunklel!”, le exigió. La sesión siguió con el próximo orador.
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