El costo de comprar naftas en el exterior es muy superior al del Gas Natural Licuado. Según los datos oficiales, se pagaron por la compra de gasoil hasta 25 dólares por millón de BTU, un 50% más de lo que cuesta el gas importado más caro, que proviene de medio oriente, valuado aproximadamente en 17 dólares. Los analistas del sector estiman que esta brecha va a extenderse en los próximos años, cuando YPF -asociada con otras multinacionales- empiece a recoger los frutos de los yacimientos no convencionales que dispone el país. El costo del gas local sería de entre 6 y 8 dólares.
Estados Unidos, pionero en explotar shale gas, alcanzó una proporción del 30% en lo que respecta al consumo local, que le permitió sustituir gran parte de las importaciones de GNL que venían desde Trinidad y Tobago. Argentina apunta en la misma dirección, aunque todavía debe conseguir el financiamiento necesario para el desarrollo de las inversiones. Hay tratativas con varias compañías estadounidenses pero hasta el momento no fueron confirmadas por el Gobierno. Algunas de las empresas que suenan son: Exxon Mobil, Chevron, Conoco Phillips y Apache.
El gasoil, en cambio, se encuentra con algunas complicaciones en el abastecimiento debido principalmente a dos motivos: la capacidad de refinamiento llegó a prácticamente su tope – y no alcanza para cubrir la demanda -, al tiempo que las cuencas petroleras muestran un agotamiento en la extracción de crudos livianos, esenciales para su producción.
De hecho, sin el desarrollo del GNC los inconvenientes en el suministro de naftas hubiesen sido mucho más graves. Hoy el 15% del parque automotor consume este combustible y las 1900 estaciones de servicio que despachan el producto representan, en definitiva, una gran refinería.
En estas condiciones de mercado, Fausto Maranca, presidente de la Cámara Argentina de GNC (CAGNC) destacó que las perspectivas son incluso mejores para los próximos años, principalmente por la gran posibilidad que muestra este combustible como substituto del gasoil en el transporte de pasajeros y de mercaderías. “Es mucho más competitivo”, señaló. “La diferencia de costos con los combustibles líquidos va camino a multiplicarse”, resaltó.
Pese a las medidas oficiales, las perspectivas del GNC siguen siendo alentadoras.
Región Norte Grande
Estados Unidos, pionero en explotar shale gas, alcanzó una proporción del 30% en lo que respecta al consumo local, que le permitió sustituir gran parte de las importaciones de GNL que venían desde Trinidad y Tobago. Argentina apunta en la misma dirección, aunque todavía debe conseguir el financiamiento necesario para el desarrollo de las inversiones. Hay tratativas con varias compañías estadounidenses pero hasta el momento no fueron confirmadas por el Gobierno. Algunas de las empresas que suenan son: Exxon Mobil, Chevron, Conoco Phillips y Apache.
El gasoil, en cambio, se encuentra con algunas complicaciones en el abastecimiento debido principalmente a dos motivos: la capacidad de refinamiento llegó a prácticamente su tope – y no alcanza para cubrir la demanda -, al tiempo que las cuencas petroleras muestran un agotamiento en la extracción de crudos livianos, esenciales para su producción.
De hecho, sin el desarrollo del GNC los inconvenientes en el suministro de naftas hubiesen sido mucho más graves. Hoy el 15% del parque automotor consume este combustible y las 1900 estaciones de servicio que despachan el producto representan, en definitiva, una gran refinería.
En estas condiciones de mercado, Fausto Maranca, presidente de la Cámara Argentina de GNC (CAGNC) destacó que las perspectivas son incluso mejores para los próximos años, principalmente por la gran posibilidad que muestra este combustible como substituto del gasoil en el transporte de pasajeros y de mercaderías. “Es mucho más competitivo”, señaló. “La diferencia de costos con los combustibles líquidos va camino a multiplicarse”, resaltó.
Pese a las medidas oficiales, las perspectivas del GNC siguen siendo alentadoras.
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