Un nuevo informe alerta ante la falta de esfuerzo público y privado para fomentar la eficiencia energética pese a ser crítica para mitigar el cambio climático
Por Daniel Mediavilla – Mejorar la eficiencia energética no requiere construir grandes parques eólicos o paneles solares en el espacio, y sus beneficios aún por extraer en la lucha contra el cambio climático o en el precio de la energía son mucho mayores. Esta falta de espectacularidad, junto a la incapacidad para concitar intereses industriales y políticos, son algunos de los motivos por los que según Charlie Wilson, del Centro Tyndall para la Investigación en Cambio Climático de la Universidad de Anglia Oriental (Reino Unido), las innovaciones para hacer un uso más sensato de la energía tienen menos apoyo que las que buscan incrementar su producción.
El desinterés de las administraciones por las pequeñas pero en conjunto esenciales medidas para mejorar la eficiencia energética se observa en la cantidad de dinero invertida en fomentar su progreso. Frente a los casi 400.000 millones de euros de subvenciones estatales que reciben los combustibles fósiles en el mundo en un año o los 125.000 millones que se destinan a las renovables, desde 1974 la inversión pública global en I+D para mejorar la eficiencia energética apenas llega a los 30.000 millones de euros, según la Agencia Internacional de la Energía.
En un artículo publicado hoy en Nature Climate Change, Wilson y un equipo internacional de investigadores advierten que se deben incrementar los esfuerzos para mejorar la eficiencia de los medios de transporte, los edificios o los electrodomésticos para hacer frente con más garantías al cambio climático y afirman que el desequilibrio entre la inversión para mejorar la producción de energía y medidas que mejoren nuestra capacidad para aprovechar lo que producimos es una desventaja en esa batalla.
Aunque los autores del artículo creen que la inversión en mejorar las energías renovables debe continuar, recuerdan que dos tercios del dinero público para innovaciones en el ámbito energético se dedican a mejorar la oferta pese a que los estudios científicos muestran que la eficiencia es la vía más efectiva para mitigar el cambio climático.
Para obtener sus conclusiones, los investigadores analizaron tres áreas: la reducción potencial de emisiones de gases con efecto invernadero, beneficios sociales, medioambientales y de seguridad energética más allá del cambio climático y avances tecnológicos. Según sus cálculos, en todos estos epígrafes, la eficiencia energética superó a la mejora en las capacidades de producción.
Materia