Recién en 2015, la destilería de Ensenada volvería a estar a pleno. Es la más grande del país y su destrucción parcial obliga a YPF a aumentar las importaciones de combustible más u$s 950 millones, agravando el déficit y la escasez de divisas. Nuevas versiones de renuncia.
El CEO de YPF, Miguel Galuccio, pasó una de sus peores semanas al frente de la petrolera estatal, en un escenario convulsionado por la decisión del Gobierno de establecer precios tope para los combustibles. En el mercado regresaron las versiones de su supuesta renuncia, que la Presidenta habría rechazado el miércoles pasado.Galuccio no logra romper el aislamiento internacional que le causó a la compañía la expropiación a Repsol y más allá de las fotos con ejecutivos de Chevrón y Dow, lo cierto es que por ahora ningún gigante internacional ni local puso un dólar en el megayacimiento de Vaca Muerta, la gran apuesta del CEO de YPF para recuperar el autoabastecimiento.
Se suma a esta situación delicada la baja de la producción de la compañía y el incendio en la planta de Ensenada que terminó de destrozar todas las metas que anunció cuando presentó su ambicioso plan estratégico que planteaba una inversión de u$s 37 mil millones en cinco años.
Lejos del boom de exploración y producción que prometió, Galuccio se dedicó los últimos días a concretar operaciones de importación de combustible.
Contrareloj para evitar que se agrave la falta de combustible en los surtidores, Galuccio adjudicó la compra de cuatro buques de diesel, dos de naftas y uno de jet fuel. Entre los ganadores de las cargas de gasoil se encuentran las firmas Cargill y Vitol, según indicó a LPO un trader que participó de la licitación.
Cada barco, que contiene entre 60 y 100 mil metros cúbicos (m3) de líquidos, cuesta entre 30 y 50 millones de dólares. “Se estima que las cargas licitadas hasta ahora costarán cerca de US$ 280 millones”, explicaron las fuentes consultadas. “Los productos importados estarán disponibles en 15 o 20 días”, agregaron.
YPF -el principal jugador del sector, con un market share cercano al 54%- importó 44.998 m3 de nafta premium en 2012 y 823.000 m3 de gasoil, por los que pagó US$ 742 millones, un 30,15% menos que en 2011 (1062 millones), según datos de la Secretaría de Energía. Pero este año, por el incendió de la unidad de Coke de la refinería de Ensenada -que esta semana volvió a procesar crudo y opera al 55% de su capacidad -, las importaciones de combustibles podrían aumentar significativamente.
“Veníamos importando el 10% de lo que se producía. Vamos a tener que movernos posiblemente al 15%-16%, depende de cuán efectivos seamos”, cuantificó esta semana Galuccio en conferencia de prensa. “El Topping C, al lado del Coke A, tuvo un daño menor (por la inundación de equipos y sistemas eléctricos). Calculamos que su reparación podría llevar entre 45 y 60 días. Lo estamos relevando. Cuando esté listo, llegaríamos a poder procesar 24.000 m3”, agregó.
Sin embargo, los cálculos que circulan en la industria son más onerosos. Según los cálculos realizados por los trader de combustibles, la petrolera bajo control estatal debería realizar importaciones extras de productos livianos medios por alrededor de US$ 700 millones por la salida de operación del Coke A, que procesaba 15.000 barriles diarios de crudo. A esa cifra habría que sumarle cerca de US$ 250 millones por la compra de combustibles en el exterior por la parada forzada del Topping C.
En consecuencia, por el incendio de la refinería de Ensenada -donde se refinan n 25% de los combustibles que se consumen en el país- YPF tendría que desembolsar alrededor de US$ 950 millones para reemplazar la oferta de derivados medios que aportaba la planta platense.
Se suma a esta situación delicada la baja de la producción de la compañía y el incendio en la planta de Ensenada que terminó de destrozar todas las metas que anunció cuando presentó su ambicioso plan estratégico que planteaba una inversión de u$s 37 mil millones en cinco años.
Lejos del boom de exploración y producción que prometió, Galuccio se dedicó los últimos días a concretar operaciones de importación de combustible.
Contrareloj para evitar que se agrave la falta de combustible en los surtidores, Galuccio adjudicó la compra de cuatro buques de diesel, dos de naftas y uno de jet fuel. Entre los ganadores de las cargas de gasoil se encuentran las firmas Cargill y Vitol, según indicó a LPO un trader que participó de la licitación.
Cada barco, que contiene entre 60 y 100 mil metros cúbicos (m3) de líquidos, cuesta entre 30 y 50 millones de dólares. “Se estima que las cargas licitadas hasta ahora costarán cerca de US$ 280 millones”, explicaron las fuentes consultadas. “Los productos importados estarán disponibles en 15 o 20 días”, agregaron.
YPF -el principal jugador del sector, con un market share cercano al 54%- importó 44.998 m3 de nafta premium en 2012 y 823.000 m3 de gasoil, por los que pagó US$ 742 millones, un 30,15% menos que en 2011 (1062 millones), según datos de la Secretaría de Energía. Pero este año, por el incendió de la unidad de Coke de la refinería de Ensenada -que esta semana volvió a procesar crudo y opera al 55% de su capacidad -, las importaciones de combustibles podrían aumentar significativamente.
“Veníamos importando el 10% de lo que se producía. Vamos a tener que movernos posiblemente al 15%-16%, depende de cuán efectivos seamos”, cuantificó esta semana Galuccio en conferencia de prensa. “El Topping C, al lado del Coke A, tuvo un daño menor (por la inundación de equipos y sistemas eléctricos). Calculamos que su reparación podría llevar entre 45 y 60 días. Lo estamos relevando. Cuando esté listo, llegaríamos a poder procesar 24.000 m3”, agregó.
Sin embargo, los cálculos que circulan en la industria son más onerosos. Según los cálculos realizados por los trader de combustibles, la petrolera bajo control estatal debería realizar importaciones extras de productos livianos medios por alrededor de US$ 700 millones por la salida de operación del Coke A, que procesaba 15.000 barriles diarios de crudo. A esa cifra habría que sumarle cerca de US$ 250 millones por la compra de combustibles en el exterior por la parada forzada del Topping C.
En consecuencia, por el incendio de la refinería de Ensenada -donde se refinan n 25% de los combustibles que se consumen en el país- YPF tendría que desembolsar alrededor de US$ 950 millones para reemplazar la oferta de derivados medios que aportaba la planta platense.
Detalle de la zona de la refinería de Ensenada más afectada por el incendio.
La reparación de Ensenada El principal obstáculo para el pleno funcionamiento de la destilería de Ensenada es la reparación de la unidad de Coke A, que estaba compuesta por cuatro hornos que quedaron destruidos por el incendio -en las fotos se puede ver a las grúas con forma de chimeneas derrumbadas en el piso-. Lo aconsejable es construir una nueva unidad, que otorgaría flexibilidad a la destilería, porque incrementa la capacidad de reforming de la planta, elevando la producción de derivados medios (naftas y gasoil).
Los técnicos de YPF están al tanto de esa situación. Es más, la modernización de las instalaciones del Coke está prevista desde hace años. En 2011, todavía bajo la gestión de Repsol y la familia Eskenazi, la petrolera preparó los pliegos para licitar la construcción de una nueva unidad. La brasileña Odebrecht -que participó de la construcción de la unidad de CCR- y Techint estaban interesadas en participar de la obra, valuada en alrededor de US$ 1000 millones. Pero tras la nacionalización, Galuccio tomó la decisión de transferir el proyecto bajo la órbita de Astra Evangelista (AESA), la constructora que pertenece a YPF, a fin de mejorar los números de la empresa, que en el pasado estaba enfocada en ganar negocios en el mercado regional.
Hasta el momento, AESA sólo había realizado trabajos en el área civil del proyecto, pero a partir de ahora deberá acelerar los tiempos. Como ventaja cuenta con que el equipamiento más sofisticado ya fue comprado por YPF en el exterior, por lo que deberá ingresar en el corto plazo. Pero aún así, en el sector estiman que, en el mejor escenario, la obra demandará 18 meses.
“La construcción de un Coke es una obra vertical, se va avanzado desde la base para arriba. No se pueden construir distintas partes al mismo tiempo. Por eso, es difícil que la nueva planta esté terminada antes de inicios de 2015”, precisó un ingeniero que se desempeñó en YPF hasta 2008. “Sólo de mano de obra, el proyecto requerirá una inversión de US$ 600/700 millones”, agregó.
Desde YPF creen que en dos meses, la planta podrá correr crudo a un 85% de su capacidad a partir de la reparación del Topping C, pero nadie sabe a ciencia cierta cuándo se volverá al ritmo de antes del incendio del Coke.
A raíz de eso, las petroleras saben que será difícil evitar el incremento de las importaciones, sobre todo si se reactiva la demanda de gasoil de los productores agropecuarios por la mejora de la cosecha de soja (la de 2012 fue la peor de los últimos cinco años) y se reactiva la actividad industrial, que se desaceleró el año pasado.
Los técnicos de YPF están al tanto de esa situación. Es más, la modernización de las instalaciones del Coke está prevista desde hace años. En 2011, todavía bajo la gestión de Repsol y la familia Eskenazi, la petrolera preparó los pliegos para licitar la construcción de una nueva unidad. La brasileña Odebrecht -que participó de la construcción de la unidad de CCR- y Techint estaban interesadas en participar de la obra, valuada en alrededor de US$ 1000 millones. Pero tras la nacionalización, Galuccio tomó la decisión de transferir el proyecto bajo la órbita de Astra Evangelista (AESA), la constructora que pertenece a YPF, a fin de mejorar los números de la empresa, que en el pasado estaba enfocada en ganar negocios en el mercado regional.
Hasta el momento, AESA sólo había realizado trabajos en el área civil del proyecto, pero a partir de ahora deberá acelerar los tiempos. Como ventaja cuenta con que el equipamiento más sofisticado ya fue comprado por YPF en el exterior, por lo que deberá ingresar en el corto plazo. Pero aún así, en el sector estiman que, en el mejor escenario, la obra demandará 18 meses.
“La construcción de un Coke es una obra vertical, se va avanzado desde la base para arriba. No se pueden construir distintas partes al mismo tiempo. Por eso, es difícil que la nueva planta esté terminada antes de inicios de 2015”, precisó un ingeniero que se desempeñó en YPF hasta 2008. “Sólo de mano de obra, el proyecto requerirá una inversión de US$ 600/700 millones”, agregó.
Desde YPF creen que en dos meses, la planta podrá correr crudo a un 85% de su capacidad a partir de la reparación del Topping C, pero nadie sabe a ciencia cierta cuándo se volverá al ritmo de antes del incendio del Coke.
A raíz de eso, las petroleras saben que será difícil evitar el incremento de las importaciones, sobre todo si se reactiva la demanda de gasoil de los productores agropecuarios por la mejora de la cosecha de soja (la de 2012 fue la peor de los últimos cinco años) y se reactiva la actividad industrial, que se desaceleró el año pasado.