La antorcha de la regasificadora de Sagunto (Valencia) ha ardido con gran intensidad durante más de 10 días debido a la baja demanda. La sobrecapacidad del sistema eléctrico, y la falta de perspectiva de los sucesivos gobiernos sitúan a España en la senda del derroche energético, económico y la insostenibilidad.
La planta de Saggas tiene que quemar gas debido a la baja demanda, mientras se obliga a quemar carbón y se mantienen abiertas las centrales nucleares que obligan a parar cientos de aerogeneradores e impiden la entrada de los ciclos combinados en el mercado. Para Ecologistas en Acción, es necesario un cambio urgente en la política energética que nos encamine hacia un sistema de bajas emisiones, que ya es sostenible a todos los niveles.
En el puerto de Sagunto, la regasificadora de Saggas se ha visto obligada a quemar parte del gas que llega en buques metaneros en la antorcha para mantener la producción bajo mínimos, desde el 16 al 28 de abril. La quema de gas en antorcha se realiza cuando la demanda de gas cae por debajo de un cierto nivel, necesario para mantener el proceso de regasificación, por lo que el gas que no se puede inyectar para su utilización en el mercado se tiene que quemar directamente en la planta.
En el caso de la planta de Sagunto, la utilización del ciclo combinado en 2011 rondó el 40% de su disponibilidad, mientras que en el conjunto de las centrales de ciclo combinado en el estado la utilización media fue del 25%, lo que convierte a muchas de ellas en una ruinosa inversión. Al mismo tiempo, la obligación de quemar carbón autóctono en base al Real Decreto 134/2010 ha supuesto un incremento de emisiones de CO2 en el sistema eléctrico de casi el 40% en los dos últimos años, pese al incremento en la participación de las renovables y al descenso de la demanda.
La industria acusa de su situación a la crisis y a la penetración de las renovables en el sistema eléctrico, y ha sido cómplice de una campaña de acoso y derribo a estas últimas plagada de falacias. El descenso de la demanda y la penetración de las renovables son hechos deseables desde el punto de vista de la sostenibilidad, aunque no debería ser consecuencia de una crisis económica sino de un cambio real en el modo de vida.
Además, la industria del gas obvia varios aspectos que no se mencionan, y que están contribuyendo a impedir la entrada de gas y de renovables en el sistema eléctrico, a un coste ambiental y social elevadísimo. Estos factores son la inflexibilidad de la energía nuclear y la obligación de quemar carbón nacional. Hoy en día se podrían cerrar la mayoría de las centrales térmicas de carbón y las centrales nucleares en el estado español sin problemas para cubrir la demanda. Pero en realidad, la situación del sector se debe a una planificación energética desastrosa, unida a unas pésimas inversiones, pues desde hace años se conocía cual iba a ser la senda de las renovables, esas sí, planificadas, y pese a ello, se ha invertido en ciclos combinados confiando en que tendrían ingresos garantizados.
Para Ecologistas en Acción el sistema energético tiene que apostar necesariamente por el ahorro y la eficiencia. La energía más barata es la que no se consume. También tiene que apostar por la integración cada vez mayor de las energías renovables, autóctonas y sostenibles a corto, medio y largo plazo. Cualquier otra fuente de energía nos sitúa en la continuidad de un sistema cortoplacista, contaminante, y altamente dependiente del exterior. También, dicho sea de paso, más caro económica y socialmente, a medio y largo plazo.
Es hora de que se realice una auditoría del sistema eléctrico, se tome el control social y democrático de un sistema energético en manos de un puñado de empresas, y se reforme completamente, para avanzar hacia un sistema de futuro, sin emisiones, y sin costes ocultos que repercuten las empresas a la sociedad para beneficio propio.
Ecologistas en Acción