Jorge Herrera.- Para este año se proyectan importaciones de energía y combustibles por más de u$s 12.000 millones, en la hipótesis de mínima, lo que equivale, por ejemplo, a casi el 80% de las exportaciones argentinas al mercado brasileño o al 60% de las ventas externas totales de productos primarios. Estas compras ya jaquean el superávit comercial y constituyen, quizás, el mayor obstáculo para que el Gobierno flexibilice el control de las importaciones. Aunque esto conspire contra la reanimación del alicaído nivel de actividad.
Vale destacar que las exportaciones totales de oro y cobre ya están muy cerca de equiparar a las de combustibles. De modo que el comercio exterior de petróleo, gas y derivados ha consolidado un sostenido déficit estructural. En petróleo el saldo es positivo, en naftas neutro, en gasoil negativo y en gas netamente deficitario y preocupante. Entre 2003 y el año pasado la producción de crudo registra una caída del 27% mientras que la de gas de refinería un 13% (las reservas han caído un 15% y un 45% respectivamente). Esto refleja que los últimos gobiernos se consumieron el stock energético, ya que el país tenía reservas de gas y petróleo y casi no era necesario importar energía.
En cambio hoy, según estudios privados, se estima que será necesario importar energía por no menos de u$s 12.000 millones, cuando el año pasado fueron u$s 9.200 millones. Incluso hay algunas proyecciones que se acercan a los u$s 15.000 millones para 2013. Cabe señalar que todo esto ocurre en un contexto de corte recesivo y con alta inflación. Es decir que no se trata de mayores importaciones para acompañar una aceleración del ritmo de crecimiento del nivel de actividad. Al observar lo acontecido en el primer trimestre del año donde las exportaciones totales acusan un menor volumen respecto de 2012 y hay mayores necesidades energéticas, los analistas consideran que se aleja la posibilidad de flexibilizar las restricciones y controles a las importaciones. Entre enero y marzo, según datos de M&S Consultores, mientras las importaciones totales crecieron menos de un 5% (u$s 16.066 M) tanto frente a 2011 como a 2012, las compras de combustible importado aumentaron (a u$s 2.100 M) un 53% contra el 2011 y un 57% respecto de 2012. De forma tal que si se excluyen las importaciones de combustibles las compras externas totales se mantienen en u$s 13.900 millones. ¿Qué pasa con el resto de las importaciones? Las compras externas de piezas y accesorios suman u$s 3.440 millones, son un 4,3% mayores a 2012 y un 17% a las de 2011. Las de bienes de consumo (u$s 1.850 M) crecieron un 11% y un 5% respectivamente; las de automóviles (u$s 1.320 M) cayeron el 4% contra 2012 y subieron un 5% versus 2011. Mientras que las importaciones de bienes intermedios cayeron un 3% y un 6% frente a 2012 y 2011 respectivamente (a u$s 4.550 M) y las de bienes de capital retrocedieron (a u$s 2.750 M), un 4% y un 12% respectivamente. Por lo tanto, teniendo las importaciones de insumos y equipamiento completamente “pisadas” en los últimos dos años, más allá del efecto del estancamiento económico, será complicado ver a Guillermo Moreno más benévolo con los permisos para importar.
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