Basualdo renunció a YPF en rechazo al acuerdo con Chevron

El economista de FLACSO abandonó su puesto en el directorio de la petrolera disconforme por el acuerdo con la firma estadounidense para la explotación de Vaca Muerta. En la empresa aseguran que las condiciones que impuso Chevron son muy desfavorables para YPF.

El CEO de YPF, Miguel Galuccio, no logra contener las tormentas internas y externas que le genera el manejo de la empresa. Cuando parecía que la Corte Suprema le había solucionado un gran problema levantando el embargo a Chevron, el acuerdo con los norteamericanos empieza a generar malestar en el directorio.
El recambio que se produjo en el directorio en los últimos días incluyó el reemplazo del economista Eduardo Basualdo, que ocupaba el cargo desde que Cristina Kirchner decidió la estatización. Según supo LPO, su salida estuvo relacionada directamente con las condiciones del acuerdo con Chevron para la explotación de Vaca Muerta.
Basualdo tiene una larga trayectoria como economista y doctor en historia. Es investigador del CONICET y coordina varias áreas de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), de donde también es uno de los investigadores principales. Además, es integrante del CELS de Horacio Verbitsky, lo que lo habría ayudado a llegar al directorio de YPF.
De formación heterodoxa, Basualdo ha sido un feroz crítico de las políticas económicas neoliberales de la década del noventa. En ese marco, su inclusión en YPF tenía sentido debido a sus posiciones contrarias a las privatizaciones y favorables a la reindustrialización del país.
Esa formación ideológica habría sido determinante en la decisión de Basualdo de abandonar el directorio de YPF. Es que su salida fue motivada por los términos del acuerdo con Chevron por Vaca Muerta. Hasta ahora, se conoce un entendimiento con los norteamericanos pero no hay detalles sobre la letra chica.
Fuentes del sector dijeron a LPO que actualmente el acuerdo se está negociando casi en secreto y que Chevron -aprovechando la necesidad de Galuccio de conseguir inversores- habría impuesto duras condiciones. Cabe recordar que la firma tiene previsto desembolsar 1.500 millones de dólares.
“Los acuerdos de Perón con la Standard Oil son un juegos de niños al lado de lo que está cediendo Galuccio a Chevron”, aseguró una fuente que conoce de cerca la negociación, trayendo al recuerdo los tratados petroleros que se firmaron en 1955.
Problemas para Kicillof
Esta situación se da en el marco de un duro traspié a la política energética impulsada por el viceministro de Economía Axel Kicillof. El economista de La Cámpora fue uno de los que apoyó el ingreso de Basualdo al directorio, además de ser uno de los que convenció a Cristina Kirchner de la necesidad de estatizar la petrolera.
Kicillof apoyó esa postura prometiendo que con la compañía en manos del Estado se revertiría el proceso de desabastecimiento energético, considerado como un producto del fracaso de la gestión del ministro de Planificación, Julio de Vido.
Sin embargo, la producción de YPF no logra despegar y la importación de energía sigue aumentando mes a mes, provocando severos problemas en la balanza comercial y la salida de miles de millones de dólares, justo en momentos en que el Gobierno intenta frenar de cualquier forma la salida de divisas. El sueño del autoabastecimiento prometido por Axel sigue lejos.
Este fracaso en la gestión de Kicillof es comparable a lo que sucede en Aerolíneas Argentinas. Según cuentan en el Gobierno, fue el viceministro el que convenció a la presidenta de la necesidad de embestir contra LAN porque aparentemente la empresa chilena le quita mercado a la compañía que dirige Mariano Recalde. Los especialistas coinciden en que realidad el problema son los vuelos internacionales, pero todo vale a la hora de poner excusas a los defectos de gestión.
El shale oil tienta a Estados Unidos
El interés de Chevron por la explotación de Vaca Muerta es parte de una política geoestratégica estadounidense de interés por los yacimientos de petróleo y gas no convencionales. Incluso, se dice que antes de la estatización de YPF, el Departamento de Estado se quejó porque Repsol negociaba un acuerdo con inversores chinos.
Esto se debe a que expertos estadounidenses ya habían puesto los ojos sobre el megayacimiento e incluso se habían realizado estudios para determinar el potencial de la formación. Esto también explica porqué al momento de la expropiación los funcionarios de Washington no salieron a defender con firmeza a Repsol, más bien realizaron declaraciones típicas de ocasión. Tampoco es casual la aparición de Chevron cuando los españoles amenazaron a todas las empresas con demandas si cooperan con YPF.
El interés de Estados Unidos se enmarca dentro de lo que se conoce como la “Revolución del shale oil”. Esto es, petróleo barato y abundante a partir del hallazgo de reservas equivalentes a miles de millones de barriles.
Con esto, Washington espera convertirse en los próximos años en el principal actor del mercado mundial de petróleo, lo que implicaría un cambio sustancial a nivel mundial. Incluso, empresarios de ese país han comenzado a desprenderse de yacimientos en países como Irak, donde ya no les resulta tan conveniente en términos económicos.
La ventaja comparativa respecto a los inversores de otros países es que Estados Unidos viene desarrollando desde hace una década la tecnología necesaria para la explotación de este tipo de yacimientos, al tiempo que prepara a los expertos en la materia.
Allí radicaría la explicación del interés por Vaca Muerta, considerada una de las mayores reservas de shale oil y shale gas del mundo. También puede encontrarse una explicación a la imposición de condiciones por parte de Chevron.

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