A partir de la segunda mitad de 2017
El gigante italiano Maire Tecnimont está diseñando el proyecto petroquímico más ambicioso del país del Altiplano: una central de etileno y polietileno y otra de propileno y polipropileno que convertirán el mercado boliviano en un exportador neto de resinas.
En cuatro años, Bolivia contará con un complejo petroquímico que producirá a gran escala etileno, polietileno, propileno y polipropileno a partir de etano y propano. El emprendimiento –que demandará inversiones por más de u$s 1.800 millones– no sólo le garantizará el abastecimiento interno de resinas, sino que también le permitirá exportar a mercados vecinos como la Argentina, Brasil y Perú.
La contratista a cargo de la elaboración de la ingeniería conceptual es la italiana Maire Tecnimont, empresa que maneja en Abu Dhabi la mayor planta de tratamiento de gas del mundo (tasada en u$s 4.700 millones). “Entregaremos el estudio preliminar de las obras a fines de septiembre de este año. La idea es que las plantas estén operativas para el segundo semestre de 2017”, precisa Giovanni Sale, vicepresidente de Comercialización y Desarrollo de Negocios de la firma.
Localizadas en Tarija, las centrales recibirán unas 750.000 toneladas métricas (Tnm) de etano y 250.000 Tnm de propano desde la proyectada planta separadora de líquidos de Gran Chaco. La producción estimada, de acuerdo con el directivo, será de 800.000 Tnm de poliolefinas grado polímero, distribuidas en unas 600.000 Tnm de polietileno (250.000 de alta densidad y 350.000 de baja densidad) y cerca de 200.000 Tnm de polipropileno.
Consultado por Revista Petroquímica, Petróleo, Gas & Química,indicó que Sudamérica es un importador neto de estos productos. “Y hoy Estados Unidos está obteniendo resinas del gas de esquisto, ejemplo que perfectamente podría ser replicado en la región”, asegura.
En su opinión, Bolivia tiene una gran oportunidad de tomar una porción del mercado, crear valor del gas producido y promover la creación de empleos genuinos. “Las resinas pueden exportarse a la Argentina, Brasil o Perú, y usarse localmente para su transformación en bienes”, apunta.
Ventaja y desafío
A decir de Sale, la gran ventaja comparativa en la producción de polímeros a corto plazo que posee Bolivia estriba en sus enormes yacimientos de gas natural. “El principal desafío, en tanto, pasa por aprovechar el actual momento de déficit regional de producción de polímeros e ingresar en el mercado”, sostiene.
A su entender, en lugar de simplemente exportar gas, el país del Altiplano podría añadirle valor y desarrollar imaginería, además de contribuir decididamente con el abastecimiento de resinas en el Cono Sur.
En este negocio, acotó, el enemigo número uno es el azufre, y no sólo para el medio ambiente, sino también para la industria. “La necesidad de limpiarlo obviamente implica un costo, que es menor para el gas boliviano, caracterizado por su pureza. Distinto es el caso de Medio Oriente, cuyo gas tiene mucho azufre, por lo que allí deben invertir más en tratamiento”, compara.
Múltiples aplicaciones
Algunas de las aplicaciones más comunes del polietileno son, a decir de Sale, los juguetes, las películas agrícolas, los filmes, los contenedores, las tuberías y las botellas. “En cuanto a sus aplicaciones especiales, pueden mencionarse las tapas y los paneles solares flexibles”, añade.
Con respecto al polipropileno, destaca que sirve para fabricar utensilios hogareños, bolsas industriales, juguetes, elementos del sector automotriz, muebles, fibras y tejidos, contenedores alimenticios. “Asimismo, cada vez son más requeridos para obtener accesorios médicos”, acota.
Ambos recursos representan, según sus estimaciones, un 54% de la demanda total de polímeros. “En 2012, el consumo global de poliolefinas fue de 133 millones de toneladas (Tn), cifra que trepará hasta los 180 millones de Tn para 2020”, detalla.
¿Cómo funcionarán?
En la planta de etileno y polietileno, el etano ingresará primeramente a la sección de craqueo térmico, en un horno que llegará hasta una temperatura de 860 ⁰C. Tras pasar por un proceso de separación de líquidos, la corriente será súbitamente enfriada y enviada a la sección de compresión. Luego pasará por las fases de endulzamiento y secado de efluentes, y por la de fraccionamiento, que posibilitará la obtención de los productos deseados.
Por su parte, en la planta de propileno y polipropileno, el propano a un 95% de pureza proveniente de la separadora de Gran Chaco ingresará a un horno para su calentamiento a 600 ⁰C. Luego se lo enviará a un reactor, donde se producirá la deshidrogenación (con la ruptura, mediante un catalizador, del enlace de un hidrógeno de la molécula a altas temperaturas). Finalizada la tarea de reacción, se enfriará el propileno y se lo tratará para propiciar su polimerización, a fin de obtener variedades como el homopolímero, el copolímero de alto impacto y el copolímero random (al azar).
Revista Petroquímica