Con el paro por 24 horas que el fin de semana afectó la producción de hidrocarburos de más de 1.000 pozos en Neuquén, las elecciones legislativas de octubre se metieron de lleno en la industria petrolera. Así lo interpretan las empresas productoras y de servicios, que señalan a la candidatura a senador de Guillermo Pereyra, secretario del Sindicato de Petróleo y Gas de Neuquén, Río Negro y La Pampa, como el principal disparador de la medida de fuerza.
Representantes de las partes volvieron a reunirse ayer en el Ministerio de Trabajo, la cartera de Carlos Tomada. Allí firmaron un acta, en la que el gremio se comprometió a no realizar un nuevo paro por al menos 15 días. El sindicato argumenta que la paralización de los pozos responde, en el fondo, a un viejo reclamo por la actualización del coeficiente de zona, que determina un adicional en el salario que cobran los trabajadores petroleros. Y que el paro se decidió después del incendio de un tanque de combustibles en un yacimiento de YPF.
Allegados a la compañía bajo control estatal responden que los dispositivos de emergencia funcionaron correctamente y el siniestro fue controlado en poco tiempo. Aún así, el sindicato reclama la incorporación de un cuarto integrante a la dotación de cada equipo de perforación.
“Es un reclamo viejísimo, que no tiene sustento. Nos volveremos a juntar el jueves en Trabajo para seguir negociando, pero la promesa del gremio es no realizar una nueva medida”, expresó a El Inversor Online un ejecutivo que participó del cónclave en las oficinas de Alem.
Miguel Galuccio, CEO de YPF, y Guillermo Pereyra, líder del sindicato petrolero
En representación del gremio concurrió Ricardo Astrada, segundo del sindicato, junto con 10 delegados. Pereyra, que secunda a Hugo Moyano en la CGT Azopardo, prefirió quedarse en Neuquén enfocado en su candidatura a senador nacional de la lista “B” del Movimiento Popular Neuquino, que enfrenta la “A” que responde al gobernador Jorge Sapag.
El sindicato reclama una actualización del coeficiente zonal, que determina el valor de un adicional que cobran los trabajadores. Pereyra dice contar con elcompromiso de las empresas para elevar el coeficiente para la región deRincón de los Sauces, ubicada al sur de Neuquén y muy alejada de los centros urbanos. Para esa zona, que hoy cobra un adicional del 42%, el sindicato exige un coeficiente del 85% -que se calcula sobre el salario básico-, mientras que para la ciudad de Neuquén, demanda un adicional del 63%(también está en el 42%).
El argumento del gremio se apoya en una comparación bastante lógica. ¿Por qué Comodoro Rivadavia tiene un coeficiente del 85%, el doble que en Neuquén, si ambas son ciudades de características similares?”, esgrimen en el sindicato. Las empresas admiten fue un error aumentar el adicional por zona que se paga en Chubut -fue incluido en el último convenio de trabajo-, pero con YPF a la cabeza, advierten que repetir esa experiencia en Neuquén provocaría un incremento salarial cercano al 20%, demasiado para una industria que buscar reducir costos para viabilizar la explotaciónde los yacimientos no convencionales de Vaca Muerta.
Mientras tanto, la respuesta de las empresas frente al paro no tardó en llegar. A través de una solicitada, YPF, Pan American Energy, Petrobras Argentina, Chevron Argentina, Total, Apache Argentina, Petrolera Entre Lomas y Tecpetrol afirmaron el domingo que el “sorpresivo paro provocó hechos de violencia, puso en riesgo la seguridad de los trabajadores petroleros, la integridad de las instalaciones de las empresas afectadas por la medida, quebrantó la paz social acordada en el sector y hubo riesgo de afectación ambiental”.
Según las primeras evaluaciones, en Neuquén y Mendoza se perdió la producción de 12.500 metros cúbicos (m3) de petróleo, lo que generó pérdidas por $ 85 millones y $ 6 millones en concepto de regalías. Una de las compañías que se vio más afectada fue YPF, para quien el costo de tener parada la producción podría superar los $ 40 millones. Esa pérdida no contempla los costos en los que deberá incurrir la empresa para volver a poner en funcionamiento todos los sistemas ni los daños potenciales a los equipos. Y es que más de 60 equipos de perforación y workover fueron detenidos causando pérdidas millonarias adicionales a la petrolera nacional.