La situación es alarmante. Impotencia, enojo y desesperación es lo que viven alrededor de 60 productores del chaco salteño, distribuidos en las localidades de Padre Lozano, Dragones e Hickmann. Es que la sequía no solo arruinó los cultivos sino que, además, generó temor por la cantidad de animales que murieron a causa de ésta. Es todo lo que tienen, su fuente de ingresos, de subsistencia.
“Caballos, vacas, cabras y todo lo que tenemos para trabajar, vender y sobrevivir se están muriendo por la falta de agua, por eso es que estamos desesperados acá”, expresó, con angustia Irene, una de las productoras.
Las escasas precipitaciones junto con las altas temperaturas secaron las costas del río Bermejo y empeoró aún más el panorama. Las lagunas están secas y hacer pozos de agua se vuelve una tarea casi imposible para los productores que no solo son pequeños sino que, además, muchos son de escasos recursos. Intentaron hacer pozos para extraer agua pero la profundidad de las napas dificulta la tarea.
“Ante la desesperación que tenemos por la falta de ayuda del Gobierno nosotros nos damos una mano entre todos. Lo que no entiendo es por qué ni siquiera nos mandaron un camión cisterna cuando lo solicitamos”, expresó Alicia Torres, quien conformó junto con otros productores la asociación Unidos por el Desarrollo del Chaco Salteño. “Formamos este grupo porque nadie nos escucha. Y como nosotros no somos de cortar rutas ni tomar medidas que afecten al resto, decidimos pelear desde así”, añadió Alicia.
Los productores que se comunicaron con El Tribuno informaron que desde Recursos Hídricos les prometieron que irían a brindarles ayuda pero aún eso no ocurrió.
Este medio se comunicó con Alfredo Fuertes, secretario de Recursos Hídricos de la Provincia, quien manifestó que mañana se dirigirán a las localidades afectadas. “Vamos a realizar pozos de agua cortos para paliar la situación, con una máquina nueva que se adquirió”, dijo el titular de esa cartera.
Desesperación
La situación es grave porque no solo escasea el agua para que puedan sobrevivir los animales sino también quienes viven en la zona.
“Cuando viajamos a Salta para pedir ayuda nos hicieron pasear por todos lados. Nos recibía un funcionario y nos decía que vayamos a hablar con otro. Ibamos y ese nos derivaba a otro. Por eso pasaron ya dos meses desde que pedimos que nos ayude el Gobierno y no recibimos respuestas al respecto. Tampoco nos atienden los teléfonos”, expresó Alicia.
Aún no finalizó el relevamiento que los mismos productores están haciendo sobre la cantidad de animales que ya murieron por la falta de agua. Estiman que esta semana tendrán los números finales de las pérdidas.
La helada, otro desastre presente
No solo la sequía representó un fuerte golpea para los productores salteños (especialmente para los del norte), sino que la helada se sumó y generó un caos aún mayor. Con una pérdida total estimada en $535 millones, la helada perjudicó fuertemente a los cultivos que se vieron sometidos a temperaturas inusuales que llegaron hasta los dos grados bajo cero.
El Ejecutivo provincial decretó la emergencia agropecuaria a través del decreto 2.267/13, desde el 1§ de agosto hasta el 31 de julio del próximo año, y abarca a aquellos productores que hayan sufrido pérdidas de más del 50% de su producción, en Orán, Embarcación, Pichanal y Colonia de Santa Rosa. La helada terminó por confirmar que el 2013 será un año con pésimos resultados.
Aquellos productores afectados que solicitaron los Certificados de Emergencia Agropecuaria en la Secretaría de Asuntos Agrarios podrán acceder a créditos de hasta $500.000 con una tasa subsidiada por el Estado en casi 10 puntos. Solución que varios productores calificaron como poco accesible dado que aún tienen que cancelar créditos anteriores que utilizaron para llevar adelante la última campaña.
No obstante, la emergencia agropecuaria provincial contempla también exenciones tributarias.
La situación
- La sequía generó daños enormes en el norte de la provincia. Las pérdidas de granos llegaron a $4.000 millones.
- La helada también afectó más de 10 mil hectáreas de frutas y hortalizas. El valor de la pérdida: $535 millones.