A China le cuesta sumarse a la revolución del gas de esquisto

Por Justin Scheck y Brian Spegele, Wall Street Journal

Cuando Royal Dutch Shell PLC puso en marcha hace unos años su iniciativa de miles de millones de dólares para producir gas de esquisto en China, parecía una oportunidad que no podía dejar pasar. El país cuenta con las mayores reservas de gas de este tipo del mundo, el mercado de energía más grande y un gobierno que busca incrementar la producción de gas.

Sin embargo, para Shell y su socio estatal, China National Petroleum Corp. (CNPC), la realidad en la superficie hace que su apuesta parezca más riesgosa.

La rugosidad del terreno, la débil infraestructura y las formaciones muy profundas de la región presentan complicados retos técnicos. El área está tan densamente poblada y cultivada que las zonas de perforación se están instalando a apenas 100 metros de hogares en pueblos como Maoba, lo que molesta a los residentes que se quejan del ruido, el polvo y el impacto en el medio ambiente. Para aplacar las tensiones, la petrolera anglo-holandesa y sus socios remuneran a los residentes y representantes de gobiernos locales por utilizar sus tierras y autopistas y demás inconvenientes.

La experiencia de Shell en China, donde avanza más rápido que sus competidores, demuestra que no será fácil reproducir el boom de esquisto que protagoniza Estados Unidos. Aunque otros países tienen gas de esquisto -China, Argentina y Argelia tienen mayores reservas que EE.UU., según la Administración de Información de Energía de EE.UU. (EIA)- varios obstáculos hacen que la extracción de estos recursos sea mucho más difícil que en lugares como Texas y Pensilvania.

A pesar de los problemas, algunas empresas internacionales están dispuestas a correr el riesgo y ya han comenzado a intentar aprovechar estas reservas. En Argentina, por ejemplo, la petrolera estatal YPF SA firmó en julio un convenio con la estadounidense Chevron Corp. para explotar Vaca Muerta, una gigantesca formación de petróleo y gas de esquisto en el sur del país. De acuerdo con la EIA, el yacimiento contendría hasta 8,7 billones de metros cúbicos de gas recuperable. México y Brasil también figuran entre los 10 países con mayores reservas de gas de esquisto, según la EIA.

No obstante, algunos países con muchos recursos de esquisto, como China, carecen de autopistas desarrolladas, agua y contratistas de perforación capacitados en los estándares modernos de seguridad. Otros, como Francia y Bulgaria, han implementado restricciones legales a la fracturación hidráulica necesaria para extraer gas de esquisto.

Y a diferencia de EE.UU., donde los dueños de los terrenos generalmente poseen los derechos del gas que se encuentra debajo de su propiedad, los minerales en muchos países pertenecen al Estado, lo que otorga pocos incentivos financieros a los residentes para respaldar la perforación cerca de sus casas.

Entre mayo de 2010 -cuando Shell estaba en sus primeras fases de exploración de la región- y marzo de 2013, la petrolera perdió 535 días de trabajo en 19 pozos debido a “bloqueos espontáneos” organizados por los pueblos o solicitudes del gobierno para detener las operaciones, indicaron los representantes de la empresa en un informe presentado durante una conferencia del sector. Muchas de las quejas de los aldeanos derivaban de disputas sobre pagos.

Los ejecutivos de Shell dicen que la empresa está en las etapas preliminares de su proyecto de esquisto en China -sólo ha perforado unos 30 pozos- y es demasiado prematuro para determinar su éxito o fracaso. Aseguran que la perforación está cumpliendo con el cronograma y que lidiar con poblaciones densas y condiciones geológicas difíciles son el tipo de desafíos que las empresas energéticas a menudo afrontan cuando incursionan en nuevas regiones. Shell no ha divulgado el costo estimado del proyecto, aunque indicó que está gastando US$1.000 millones al año para desarrollar energía no convencional en China, como gas de esquisto.

Es más difícil extraer gas de las formaciones rocosas de China. Existen altas presiones en el subsuelo y Shell se topó con algunos problemas de perforación en China, según un informe de marzo publicado por sus empleados. “En general, tienes que perforar con mayor profundidad” en China para llegar al gas de esquisto, dijo el director de tecnología de Shell, Gerald Schotman.

El marco regulatorio también intensifica los riesgos. China no ha terminado sus regulaciones de fracturación hidráulica. Y para combatir la inflación, el gobierno controla los precios del gas, lo que podría perjudicar las ganancias.

A pesar de todo, el creciente consumo de energía de China, las grandes reservas y la campaña estatal para reemplazar el carbón como fuente de electricidad con gas, que es más limpio, hacen del país un blanco atractivo para las grandes petroleras como Shell.

El gobierno chino respalda la producción de gas de esquisto ya que podría disminuir la dependencia del gas importado y el carbón, que es muy contaminante. China dice que apunta a elevar el gas natural a 8% del consumo total de energía para 2015, frente a 4% en 2010. El gobierno fijó una meta ambiciosa de producir 6.500 millones de metros cúbicos anuales de gas de esquisto para 2015, en comparación con casi nada el año pasado.

China es especialmente atractiva para Shell, ya que se ha visto excluida de buena parte de las ganancias del auge de gas de esquisto en EE.UU. Empresas más pequeñas encabezaron la fracturación hidráulica en EE.UU., comprando muchas de las zonas de perforación más ricas. Para cuando empresas grandes como Shell y Exxon Mobil Corp. entraron en escena, pagaron precios más altos justo cuando las cotizaciones del gas comenzaban a descender.

Shell y CNPC descubrieron gas en un pozo de exploración inicial en 2011. En 2012, Shell se convirtió en la primera y hasta ahora la única empresa extranjera en acordar un contrato de producción compartida con esta petrolera china en la cuenca de Sichuan. Otras multinacionales como ConocoPhillips Co. y Chevron Corp. también están explorando el esquisto de China, pero no han hecho un compromiso tan grande.

Deng Fagui, un residente de Maoba, dijo que le preocupa que las operaciones empeoren la calidad del agua. Deng indicó que el agua que bombea para beber y bañarse tiene un color distinto desde que empezó la perforación. Shell sostiene que toma medidas para asegurar que el agua subterránea no esté contaminada.

-Kersten Zhang y Russell Gold contribuyeron a este artículo.

La Nación