Por Emilio J. Cárdenas (*).- El llamado “fracking” es una de las técnicas utilizadas en la explotación “no convencional” de los hidrocarburos. Por pertenecer a un relativamente nuevo capítulo en la búsqueda y explotación de hidrocarburos, la técnica en cuestión tiene todavía sus detractores.
Muchos de ellos se oponen simplemente por falta de conocimiento. Otros porque creen que esa es la actitud prudente. Y, finalmente, hay también algunos proclives a la fantasía, cuando no al uso político y coyuntural del tema.
Las grandes resistencias al llamado “fracking” suelen aparecer en los lugares poblados y muy particularmente en la cercanía de los centros urbanos. La exploración y explotación utilizando esa técnica en lugares desérticos o despoblados genera, en cambio, menos resistencias. En general, en los Estados Unidos el empleo de esta técnica, ya masivo, no ha generado mayores problemas. En Europa, por su parte, hay países donde la desconfianza es grande, así como otros donde ella es casi inexistente.
Uno de los países mejor organizados y más respetados del mundo, Holanda, el tema ha recorrido un camino que vale la pena difundir. En ese país es necesario obtener la aprobación parlamentaria para bajar tres pozos que utilizan el “fracking”, que serán perforados en la segunda mitad del año próximo.
Previo a la discusión en el Poder Legislativo, el gobierno holandés solicitó a tres consultoras un informe sobre los peligros del “fracking”. Ellas fueron Witteveen & Bos, Arcadis, yFugro, las que en esencia concluyeron que los riesgos ambientales vinculados con la técnica son manejables, y que la posibilidad concreta de contaminación del agua subterránea es en verdad “muy pequeña”. Particularmente porque la roca que contiene las reservas de gas en el caso de Holanda está a tres o cuatro kilómetros de la superficie. Esto es, ubicada a mayor profundidad que lo que sucede en los Estados Unidos, donde esa roca se encuentra frecuentemente a apenas unos 1,5 kilómetros de profundidad.
La consulta técnica fue asimismo necesaria porque, en la coalición de gobierno, los liberales (de centro) eran partidarios de ir adelante con este tipo de explotación, mientras que los laboristas insistieron en no avanzar hasta tanto se tuviera un mínimo de tranquilidad respecto de su seguridad.
Conocido que fuera el informe técnico positivo, las autoridades nacionales holandesas negociarán con cada uno de los municipios en los que los pozos habrán de perforarse las condiciones individuales para poder hacerlo con responsabilidad. Esto supone consensuar las acciones a realizarse tanto para evitar la contaminación del agua, como los temblores y las eventuales descargas de metano.
La actitud holandesa contrasta con la francesa y la búlgara, contrarias al “fracking”. No obstante, como las reservas de “gas no convencional” que se estima existen en Europa son similares en volumen a las norteamericanas, difícilmente el tema quede paralizado.
Particularmente en situaciones como la de Holanda, en las que las reservas de gas que vienen explotándose desde la década del 60 (en la provincia de Groningen), están en fuerte declinación. Parecería natural, sin embargo, que las reacciones adversas al “fracking” sean más intensas en las zonas densamente pobladas, donde el activismo ambientalista tiene mayor densidad y genera fácilmente la adhesión de aquellos que simplemente y muchas veces por desconocimiento desconfían de la técnica referida, pese a la ya importante experiencia acumulada en los Estados Unidos.
En Holanda se avanzará paso a paso, en etapas entonces, revisando los resultados de cada uno de los movimientos después de haber sido realizados, antes de avanzar con alguna intensidad en el uso masivo del “fracking”.
(*) Ex Embajador de la República Argentina ante las Naciones Unidas
Fuente: Energía & Negocios