Panel-debate sobre el acuerdo YPF-Chevron y sus consecuencias para la soberanía popular y el medio ambiente. Inauguración del Ciclo de charlas “Haciendo (y pensando) Patria”
Invitados:
José Seoane – Sociólogo (UBA), miembro del Grupo de Estudios sobre América Latina y el Caribe (GEAL).
Diego di Risio – Politólogo (UBA), investigador del Observatorio Petrolero Sur (OPSur)
Pablo Bertinat – Ingeniero especializado en energía y director del Observatorio de Energía y Sustentabilidad (UTN), responsable de la revista latinoamericana Energía y Equidad, miembro del Taller Ecologista
Emiliano López – Economista (UNLP), investigador del Centro de Estudios para el Cambio Social (CECSO), militante del Frente Popular Darío Santillán – CN y de Patria Grande.
Desde hace décadas, nuestro país viene siendo sometido a un rol claramente subordinado en la estructura económica internacional, consolidándose un modelo extractivo que prioriza la exportación de materias primas por sobre la satisfacción de las necesidades de nuestro pueblo.
Este modelo está asentado principalmente en la explotación compulsiva e irracional de la naturaleza y en la concentración de sus recursos por parte de empresas transnacionales. Y su saldo es la generación de ganancias extraordinarias para unos pocos a costa de la pérdida de soberanía nacional y popular, del deterioro de los diferentes ecosistemas y la destrucción de la salud de los suelos, del agua, del aire, y de las comunidades que los habitan.
En el último año, y tras la medida positiva de la recuperación del control accionario de YPF, el kirchnerismo decidió dar curso a la explotación de yacimientos no convencionales vía capitales transnacionales, profundizando una matriz absolutamente regresiva en cuanto a soberanía energética y protección del medioambiente y de las condiciones de vida de las comunidades. La punta de lanza es el denominado acuerdo YPF-Chevron, que se termina de consumar, tras una infame represión, con la reciente aprobación en Neuquén del acuerdo por el cual la empresa norteamericana puede explorar, mediante la controvertida técnica de fracking, el mega yacimiento de hidrocarburos de Vaca Muerta.
De esta manera, en lugar de diseñar e implementar políticas que propicien una transición hacia un modelo diversificado y soberano, se está optando por perpetuar una matriz energética dependiente e insostenible desde todo punto de vista (social, ambiental y estratégico). Asimismo, descartando la posibilidad de profundizar la integración regional y la generación de vínculos cooperativos con Bolivia, Ecuador y Venezuela, tres países exportadores de energía, y con economías complementarias a la nuestra, se ha priorizado la asociación con una transnacional con un abultado historial de violaciones a los derechos humanos y ambientales.