Eduardo Ibarra Aguirre (FORUMENLINEA)
Pemex. Presentación a inversionistas, fechada de agosto de 2013, es una clara evidencia del doble discurso que manejan los directivos de Petróleos Mexicanos y de la Secretaría de Energía para convencer a más ciudadanos de las muy publicitadas bondades del proyecto legislativo gubernamental, que incluye la reforma de la ley de leyes, para abrir más a la paraestatal a la inversión privada, azteca y trasnacional.
Mientras un próspero empresario y abogado de Cozumel, Quintana Roo, que combina sus negocios -entre los que se encuentra vender gasolinas- con la titularidad de la Secretaría de Energía, divulga en México el diagnóstico y la imagen de la virtual quiebra y hasta el desastre en que se encuentra Pemex, como el argumento para abrirla más y mejor a los inversionistas privados, en Londres, Washington y otros centros del poder global, Pedro Joaquín y su jefe institucional, Enrique Peña, pintaron un panorama radicalmente distinto de las finanzas y la rentabilidad de la paraestatal. No se olvide que fueron londinenses los primeros en enterarse, antes que los congresistas mexicanos, de la firme decisión de emprender una reforma energética.
Para empezar la Presentación coloca, correctamente, a la petrolera mexicana en el lugar número 13 entre las 15 “principales empresas y más importantes en América y el mundo”. Por las reservas de crudo ocupa el sitio número 13 entre las petroleras de la aldea global, aunque Felipe Calderón las declaró en vías de agotamiento para convencer de su búsqueda con inversión privada trasnacional “del tesorito” en aguas profundas, en 2008. Por cuanto a los ingresos ocupa el lugar número 15 con más de 100 mil millones de dólares anuales.
Sintaxis y ortografía aparte, el documento demuestra que “Hoy Pemex invierte más del doble de lo que invierte la empresa mexicana más grande en la Bolsa Mexicana de Valores, adicionalmente Pemex invierte más de lo que invierten todas las empresas mexicanas juntas, listadas en el IPC”.
El documento oficial dedica varias gráficas para explicar las “Estrategias para estabilizar la producción” y también para ilustrar que “Pemex opera con costos competitivos”, todo lo opuesto al discurso de Emilio Lozoya Austin, el economista y abogado que preside la paraestatal, más por amistad con el titular del Ejecutivo federal que por conocimientos o experiencia en materia energética y/o petrolera.
Reconoce la Presentación lo que todos los interesados saben, que “Los ingresos de Pemex son comparables a las cinco empresas con mas ingresos en el IPC; sin embargo, el EBITDA de Pemex es 63% superior al EBITDA total de todas las empresas juntas, listadas en el IPC, mostrando un buena estructura de costos y eficiencia operativa”.
También muestra con gráficas el documento de Petróleos Mexicanos dirigido a los señores del gran capital, de aquí y de allende nuestras fronteras, que cuenta por “Segundo año con una tasa de restitución de reservas por arriba del 100%”. Reiteran para disipar cualquier duda: “La tasa de restitución de reservas 1P se ha mantenido por arriba del 100% por dos años consecutivos”.
Es cuando resulta obligado preguntar por qué con tan excelente negocio, tanto que le permite al gobierno federal cubrir de los ingresos de Pemex 40 centavos de cada peso que gasta, gracias a los draconianos impuestos que le cobra a la paraestatal y además la obliga a pagar por adelantado, antes de que consume sus ventas del oro negro.
Salvo la mejor opinión de usted, generoso lector, y el conocimiento de Joaquín y Lozoya, hijo de Emilio Lozoya Thalmann, el casi hermano de Carlos Salinas de Gortari, qué empresa paraestatal en el orbe paga impuestos por adelantado y es tan succionada por un gobierno fiscalmente no sólo ineficiente para recaudar como pocos, sino parasitario.