Así lo cree Esteban Cassin, presidente de la División Latinoamericana de la IASP
Para afrontar los retos tecnológicos y organizacionales de la puesta en valor de sus hidrocarburos no convencionales, el país deberá consolidar un entorno social y regulatorio más atractivo. Según el especialista Esteban Cassin, el desarrollo del sector requerirá un debate más amplio que discutir sobre cómo o dónde perforar.
La innovación no depende meramente de recursos técnicos y humanos, sino también del entorno social y normativo. Así opina Esteban Cassin, presidente de la División Latinoamericana de la Asociación Internacional de Parques Tecnológicos (IASP, según sus siglas en inglés) e investigador y docente del Centro de Economía de la Innovación y el Desarrollo de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), quien disertó en el congreso “Shale Gas World Argentina 2013”.
“Toda industria requiere una continua renovación y un marco de estabilidad y reglas claras. Pero el sector del petróleo y el gas no convencional impone, además, nuevos desafíos tecnológicos, organizacionales y regulatorios. Se necesitan nuevos conocimientos para aprovechar las oportunidades y éstos no siempre están disponibles ni son apropiables”, señaló.
A su criterio, en la innovación influyen múltiples factores políticos; los acuerdos de comercio internacional; las estructuras y sistemas establecidos; las costumbres y prácticas de los actores; y las instituciones educativas y de investigación científico-técnica, los bancos y entidades financieras, los clientes y proveedores, las relaciones usuario-productor y las cadenas de valor, entre otras variables. “En ese sentido, hoy me cuesta ver en la Argentina un ambiente favorable para la innovación”, advirtió el especialista, quien desempeñó actividades en la Secretaría de Ciencia y Tecnología de la Nación y en la Comisión de Investigaciones Científicas de la Provincia de Buenos Aires, además de participar en proyectos para la Organización de Estados Americanos (OEA), la Unión Europea (UE) y otras instituciones nacionales e internacionales.
Según sus palabras, el desarrollo del petróleo y el gas no convencional en el país requiere un debate más amplio que discutir sobre cómo o dónde perforar. “Hay que entender que las empresas no pueden innovar por sí solas. En materia de aprendizaje (que es de tipo acumulativo), se necesita cooperación, intercambio, cercanía y proximidad”, resaltó.
Las innovaciones, añadió, son procesos que no ocurren de un día para el otro, sino que demandan mucho tiempo y esfuerzos, junto con la actuación de múltiples actores, no sólo de las compañías involucradas. “Exigen invertir mucho dinero, aprender de lo que dictan las experiencias, imitar modelos exitosos y adaptar conocimientos de un medio a otro”, apuntó.
Actores relevantes
A decir de Cassin, la innovación se ha convertido en una herramienta fundamental de construcción de competitividad, en especial en el mercado de los servicios. “Las empresas que innovan y son proactivas en su actitud ante las necesidades del mercado pueden posicionarse como líderes, y su supervivencia ya no depende exclusivamente del ‘factor precio’, pues sus clientes las perciben como actores relevantes de la cadena de valor”, manifestó.
Con respecto al rol que debe desempeñar cada actor, destacó que el Gobierno tiene que asegurar un entorno de negocios estable y predecible, creando condiciones favorables para el correcto funcionamiento de los mercados y sembrando conciencia sobre los beneficios del intercambio de conocimientos y el trabajo en red. “Asimismo, debe proveer apoyo e incentivos apropiados para fomentar la colaboración, actuar como facilitador o moderador de las relaciones, y favorecer un espacio para el intercambio formal e informal de conocimientos”, enumeró.
Entre las universidades y los centros tecnológicos, por su parte, es menester adecuar planes de estudio a las necesidades del entorno, así como mejorar las capacidades de vinculación y transferencia de tecnología. “Además, deben estimular los procesos de inclusión de estudiantes, graduados e investigadores en las empresas, y generar un conocimiento estratégico (en materia de prospectiva y vigilancia tecnológica)”, acotó.
Finalmente, indicó que las empresas tienen la misión de promover la cultura de la innovación y articular acciones de corto, mediano y largo plazo a partir de visiones compartidas. “Sólo así podrán garantizar la mejora continua de sus procesos, además de aprender unas de otras, asimilar las mejores prácticas y propender a reducir costos”, completó.
El valor de los clusters
De acuerdo con Cassin, el desarrollo del segmento hidrocarburífero no convencional en el país estará ineludiblemente ligado con la conformación de clusters. “Éstos representan una nueva forma de organización de la cadena de valor, sobre la base de la premisa de que la proximidad local y el establecimiento de relaciones procuran una mayor coordinación y confianza”, expresó.
De ese modo, explicó, las organizaciones se tornan mucho más flexibles que aquellas que proveen las integraciones verticales o las relaciones formales entre empresas como redes, alianzas o colaboraciones. “Los clusters alientan tanto la competencia como la cooperación. Sin una competencia vigorosa, un clusterfracasaría, pero también es clave la existencia de relaciones de cooperación interfirmas, que impulsen el llamado ‘juego de suma positiva’. Es en este tipo de aglomeraciones donde puede desarrollarse una atmósfera industrial que facilite la transmisión de conocimientos y de información o la realización de proyectos conjuntos entre las compañías”, puntualizó.
En cuanto a la relación entre los conglomerados productivos y los procesos innovadores, afirmó que los agrupamientos geográficos deben seleccionarse como la configuración territorial con más probabilidades de aumentar el aprendizaje, especialmente para difundir un conocimiento determinado, como es la innovación. “La eficacia de esta modalidad se basa en la transferencia de conocimiento interorganizacional”, agregó.
En esa dirección, recalcó que las empresas que poseen una cierta proximidad geográfica pueden beneficiarse de efectos de aglomeración a partir de una infraestructura común. “La infraestructura que afecta a los conglomerados incluye a las instituciones regionales, sobre todo a aquellas con orientación local que sirven de soporte colectivo a las compañías de la región”, concluyó.
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