La importación de gas por barco le costará al país más de u$s 3.400 millones
Por decisión del Gobierno, YPF recién licitará en noviembre la compra de cargas de LNG para enero del año que viene, después de las elecciones legislativas. La demora podría acarrear un sobrecosto cercano a los u$s 250 millones. Los traders advierten, a su vez, sobre la dificultad para traer más cargas en el año debido a la falta de capacidad de regasificación.
El Gobierno decidió postergar para después de las elecciones legislativas la compra para el año que viene de gas natural licuado (LNG, por sus siglas en inglés), el combustible que llega por barco a las terminales de Bahía Blanca y Escobar para cubrir el déficit generado por la caída de la producción local del fluido. La licitación de las cargas para 2014 –que se realiza bajo la órbita de YPF, pero es financiada por la estatal Enarsa– se concretará recién a partir de los primeros días de noviembre.
Lo que a priori parece ser un reajuste cronológico encerrará, sin embargo, un importante costo económico para las arcas del Estado. El pulso del mercado mundial de LNG lo marcan países asiáticos como Japón, China y Korea, grandes consumidores del combustible, que –al igual que Europa y, en menor medida, Estados Unidos– concretan buena parte de sus compras a fin de año, en la antesala del invierno boreal. Frente al incremento de la demanda, el precio internacional del producto aumenta.
La Argentina cuenta con una ventaja: precisa la mayoría de los barcos entre mayo y septiembre, por lo que puede adquirir los cargamentos a contraestación, con la oportunidad de negociar mejores precios. Este año se pagará, en promedio, cerca de u$s 16,50 por millón de BTU consumido de LNG. Entre enero y julio ya se gastaron u$s 2.205,89 millones, según datos de la Secretaría de Energía. Y en todo 2013 se desembolsarán cerca de u$s 3.400 millones para traer 80 barcos de 132.000 metros cúbicos de LNG, según comentaron allegados a Enarsa aRevista Petroquímica, Petróleo, Gas & Química.
In crescendo
De concretarse las proyecciones de los traders de LNG, en 2014 se traerán cerca de 95 barcos de LNG, un 20% más que el año pasado. Las importaciones rondarán –según los cálculos– los u$s 4.000 millones. “Si se hubiese licitado en agosto, se podrían haber conseguido precios en torno a los u$s 15,50 por MMBTU, es decir, u$s 1 menos de lo que se abonó este año y de lo que probablemente se pagará en 2014”, explicaron allegados a Enarsa. El Gobierno dejó pasar, agregaron, la posibilidad de ahorrar alrededor de u$s 250 millones en el año.
Desde principios de año, las licitaciones de los barcos de LNG se realizan bajo el área que lidera Alejandro Luchetta, encargado de Trading y Transporte en YPF. El dinero para solventar esas operaciones sigue dependiendo de las partidas presupuestarias de Enarsa, que se encargó de las compras entre 2008 y 2012.
La semana pasada, en el último almuerzo del Club del Petróleo, y tras ser consultado por Daniel Ridelener, presidente de Transportadora de Gas del Norte (TGN), sobre los desafíos logísticos y de regasificación de LNG que enfrentará YPF en 2014, Miguel Galuccio, CEO de la petrolera bajo control estatal, respondió que “se están estudiando alternativas para optimizar la importación del recurso”.
“Estamos mirando lo que se pueda hacer en la optimización de las compras. Se están discutiendo y se están haciendo cambios en la forma en que adquirimos el LNG. Estamos buscando la manera de comprar por dos años (las cargas)”, anticipó Galuccio en un auditorio repleto de empresarios petroleros. “El abastecimiento va a ser tan importante como el precio. Viendo lo que pasa con Japón (el principal comprador de gas licuado, que está incrementando su demanda), el mercado se divisa corto en oferta”, advirtió Galuccio.
Cuello de botella
La mayoría de los analistas coincide en que en los próximos dos años se registrará una suerte de cuello de botella en el mercado por el lado de la oferta, que se ampliará recién en 2016 con el ingreso de terminales regasficadoras de exportación en Angola, Australia y Estados Unidos. Por eso, señalan que si bien los requerimientos de algunos países –como India– se reducirán parcialmente en 2014, el consumo continuará traccionado por China y Japón.
A su vez, el mapa del LNG en Latinoamérica se está reestructurando de forma no necesariamente positiva para la Argentina. Este año Brasil, que en 2011 adquirió 17 cargas de LNG, compró cerca de 60 barcos, y planea importar una cifra un poco mayor en 2014. Mientras que en México, la otra gran economía de la región, el Gobierno inició gestiones para conseguir una buena cantidad de barcos de LNG en 2014 tras sufrir inconvenientes para importar gas desde Estados Unidos.
“La demanda de LNG se incrementará en los próximos años. Por eso es clave asegurarse lo antes posible el suministro para el año que viene”, explicó un trader. “El año pasado, Enarsa terminó comprando las cargas para 2013 en noviembre, y aun así consiguió asegurar los barcos. Pero es jugar muy al límite”, agregó.
Falta de capacidad
Otro de los desafíos que deberá sortear el Gobierno tiene que ver con la falta de capacidad instalada para regasificar más LNG. En la medida en que la producción local continúe en baja –cayó un 7,5% entre enero y julio de este año–, el Ejecutivo deberá incrementar las importaciones de gas por barco y desde Bolivia. Sin embargo, allegados a Enarsa admitieron que las terminales de regasificación de Bahía Blanca y Escobar operan casi al máximo de sus posibilidades. Entre las dos pueden procesar cerca de 30 millones de metros cúbicos diarios (MMm³/día) del hidrocarburo.
“En el próximo invierno seguramente va a ser necesario procesar más LNG para cubrir el retroceso de la oferta local de gas. Pero la capacidad instalada prácticamente está al límite y no habilita un incremento significativo”, explicaron fuentes cercanas a Enarsa.
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