“Es tan simple que parece estúpido, pero sorprende la poca gente que entiende que para encontrar petróleo y gas deben perforarse pozos. Pueden pensar que lo encontrarán dibujando mapas y analizando datos, pero se debe perforar “, decía el magnate canadiense del petróleo, John Masters. Ni estimaciones estadísticas, ni trípticos con dibujos esquemáticos representan la verdad absoluta. Lo que hay en el subsuelo se descubre hurgando la tierra.
Joan Anglada.- En España hay gas suficiente como para abastecer a la población durante 70 años, según el último informe elaborado por la consultora Gessal y la asociación de productores Aceip. Son estimaciones. Estas dicen que la obtención de gas permitiría reducir la factura energética en 13.000 milones de euros, por año, pero para obtenerlo se debería aplicar la fractura hidráulica.
La técnica de extracción de gas almacenado en la roca a través de la inyección de agua, arena y productos químicos en el subsuelo es lo que se llama también popularmente fracking. Un proceso revolucionario que varias organizaciones han criticado por su impacto en el medio. El peligro de fugas y reacciones sísmicas son algunos de los temas más controvertidos, así como la repercusión económica que tiene en las áreas de explotación. Según los grupos de presión, el potencial que tienen las reservas está sobrevalorado y el coste de extracción es superior a los beneficios que se puede obtener del también conocido como gas pizarra.
“A veces se dice… que el 20% de los pozos [de gas] constituyen un proyecto; el otro 80% pueden ser fácilmente antieconómicos” resaltaba el ingeniero John Lee, encargado de asesorar a la Comisión del Mercado de Valores norteamericano en la valoración de empresas petrolíferas. Esta posición, alineada a la perfección con los detractores del fracking constituidos en la plataformaShalebubble.org, ha servido para señalar a las empresas y a la administración como los culpables de la continuidad de un negocio que no ha demostrado su viabilidad.
Algunas majors, como BHP Billiton, Exxon Mobil o Chesapeake Energy, se sientan en el banquillo del sector energético por haber alabado las propiedades de la extracción del gas pizarra, con el objetivo de mantener la supremacía de las energías fósiles. Apostaron por nuevos negocios y crecieron artificialmente mediante las adquisiciones de pequeñas empresas que ya se dedicaban alfracking. Detrás de los complicados procesos de adquisición escondieron un gran saco de pérdidas que se producían durante la puesta en marcha de la perforación de pozos.
En España San Leon Energy y BNK Petroleum son los exponentes visibles del movimiento. Promocionan el interés de las multinacionales en la extracción de gas pizarra en el país, junto con otras compañías de la industria a través de la plataforma Shale Gas España. La cotización de sus acciones en la bolsa las obliga a la transparencia contable y a diferencia de otros nombres que componen el lobby, como R2Energy, no pueden ocultar sus resultados tras el anonimato. Por este motivo, sólo en las entrañas de estas firmas se puede ver como sus bailes de cifras son el reflejo de las prácticas denunciadas por las organizaciones anti-fracking.
La canadiense BNK Petroleum tiene licencias de prospección en España, Polonia o Canadá, y sólo en Estados Unidos tiene perforaciones activas. Pero las explotaciones de este territorio no le funcionan. El año 2011 fue el último ejercicio que registró beneficios operativos en el segmento estadounidense, por valor de 6,9 millones de dólares. Para conseguir esta suma la empresa no sólo imputó a ingresos brutos los que se derivaban de la producción de gas, 22,2 millones de dólares, sino que también se sirvió de otros ingresos, valorados en 4 millones, para catapultar el margen operativo.
Esta es una de las tácticas de los gestores de BNK Petroleum para “maquillar” los estados de cuentas. Clasificar un ingreso extraordinario como ganancia operativa es una manera clásica de hacerlo. Por este motivo se clasificó la venta de datos sismológicos como operación habitual de la multinacional, más 3 millones de dólares que surgieron del asesoramiento ofrecido a Saponis Investments, ingreso que no está libre de sospecha, ya que procede de una compañía participada en un 26,69% por la misma BNK.
En Irlanda, por otra parte, San Leon Energy utilizó las adquisiciones para ampliar su patrimonio. La irlandesa aumentó su área de trabajo mediante la compra de Realm Energy, que le dio acceso a explotaciones de Polonia, y licencias pendientes de verificación en España y Francia. La transacción se ejecutó el 10 de noviembre de 2011 por un total de 58,83 milones de euros.
La operación corporativa hizo crecer, con más de 49 milones de euros, los activos de San Leon. El valor contable de la operación se registró por valor de 707.485 euros, mientras que el resto se registró como activos intangibles. Un exceso 70 veces mayor que el valor registrado como activos físicos, que la multinacional pagó para quedarse con las licencias de explotación y las reservas estimadas de gas a las que tenía acceso Realm.
Las normas contables recomiendan que las empresas revisen estos activos año tras año, para actualizarlos a los valores del mercado. Lo que en inglés se denomina writte-off. Sólo el declive de los precios del gas, desde el año 2011, ya pedían a San Leon que verificara antes este activo, redujera el peso del balance y registrara una cuantía considerable como pérdida. Pero esto no ha ocurrido y no hay ningún signo evidente de que esta partida, en principio sobrevalorada, sufra algún signo de revisión.
Por otra parte, cómo BNK, San Leon ”arregla” el margen operativo mediante la clasificación de los ingresos extraordinarios como beneficios operativos. Introduce en actividades diarias las que no son propias de la perforación y la producción de gas; como la venta de licencias. Un ejemplo, incorporado en el año 2011, es el ingreso de 22 millones de euros por la venta de derechos para operar en la región de Barryroe, en el mar de la costa irlandesa próximo a la ciudad de Cork.
Estas son algunas de las prácticas que sirven para ocultar la cruda verdad y tienen como objetivo engañar a los posibles inversores. Permiten manipular la imagen del sector, a grandes rasgos, y dan la ilusión·de que puede crecer orgánicamente. Dos palabras que entusiasman al sector financiero. Las grandes cifras también sirven a los grandes defensores del fracking, que no se fijan en los detalles, para creer que el esfuerzo de esta industria reportará “empleo” y “autosuficiencia energética”.
San Leon y BNK Petroleum son empresas pequeñas. La primera registraba activos por valor 243 milones de euros, el año 2012, el otro no supera los 200 millones de dólares, y al contrario que las grandes multinacionales basan en esta actividad todos sus esfuerzos. Esto significa que si la perforación no funciona, estas se hunden con el pozo que han construido. Aunque la perspectiva macroeconómica del sector energético y las estimaciones a largo plazo indican que hay un escenario favorable para hablar de fracking, la suma de sus partes, que son las empresas individuales, no funciona.