Por qué Rusia y las potencias del oeste se disputan Ucrania

Las causas económicas del conflicto
Los especialistas explican cuáles son los intereses de Europa y Estados Unidos en la región, qué busca Rusia con la anexión de Crimea, qué es lo que quieren las fuerzas que tomaron el poder en Ucrania y qué les ofrecen las potencias del Oeste.
Producción: Javier Lewkowicz
debate@pagina12.com.ar

La pelea por el gas

Por Nicolás Gutman*
La península de Crimea y la ciudad de Sebastopol ya son parte de la Federación Rusa, en tanto Ucrania suscribió un acuerdo de asociación con la Unión Europea. El próximo 25 de mayo habrá elecciones en Ucrania, y a partir de ahí seguramente se sucederán con rapidez nuevos movimientos geopolíticos, con ese déjà-vu de la Guerra Fría en que se convirtió la disputa entre Rusia y los aliados del Atlántico. Ucrania está atrapada entre los deseos de pertenecer y quedar bajo la protección de la Unión Europea, y conseguir una prosperidad económica en el club de las naciones ricas, de la misma forma en que lo han hecho países como Polonia, Hungría y República Checa entre los once países del ex bloque del Este que hoy son parte de la Unión. Rusia ve cómo las antiguas fronteras de Europa que llegaban hasta Berlín se extendieron desde las costas del Mar Negro en Rumania, justo frente a Crimea, hasta Estonia, a una hora de auto de la imperial San Petersburgo. Los ucranianos no quieren ser tratados como una república sometida al poder de Moscú, con una elite que hasta la Revolución Naranja no podía ejercer poder sin el apoyo y la supervisión rusa. A su vez, la Unión Europea coquetea incesantemente con Ucrania, ofreciendo una invitación al salón pero sin sentarse a la mesa.
El problema de incluir a Ucrania en la Unión Europea es el mismo al que se enfrentan con la inclusión de Turquía: la votación para el Parlamento Europeo se basa en la proporcionalidad del número de habitantes de cada país, y no de su peso económico y político en la Unión. Alemania, con más de 80 millones de habitantes, controla buena parte del Parlamento Europeo con sus aliados Francia, Reino Unido, Italia y España. La extensión al Este incorporó varios países de poblaciones pequeñas, excepto por Polonia, el cual mostró ser problemático en Bruselas por un buen tiempo. La inclusión de Ucrania como miembro pleno de la Unión, con más de 48 millones de habitantes, le daría un peso aún mayor que el de Polonia, y sería el quinto país con más peso en el Parlamento, con más diputados que España, Polonia u Holanda. A esto se suma que el ingreso per cápita de Ucrania, de 3866 dólares, es prácticamente igual al de Paraguay, muy lejos aún de los miembros más pobres de la Unión. Es por este motivo que la Unión Europea corteja a Ucrania desde hace años, pero la invita a entrar por la puerta trasera, con promesas de apoyo y acceso a su mercado, pero sin ser un miembro pleno, lo que deja al país en una situación militar y energética muy precaria frente a Moscú.
Ucrania no es sólo una ex república soviética más. Rus de Kiev o el Estado Ruso Antiguo en lo que hoy es la actual Ucrania, que comenzó con el reinado del príncipe Oleg en el año 882, es para Rusia el origen y la cuna de la civilización eslava, es una parte del “ser nacional” que Rusia no está dispuesta a ceder a los europeos occidentales, con Alemania al volante y el poderío norteamericano de la OTAN, justo en su patio trasero. A esta situación se suman varios factores: Ucrania es junto, con la Pampa Húmeda argentina, una de las grandes extensiones agrícolas más fértiles y productivas del mundo, tiene remanentes del arsenal nuclear militar y civil de la ex Unión Soviética: en 1986 se produjo la explosión de la planta de energía nuclear en Chernobyl, la mayor catástrofe ambiental producida por el hombre.
Para Bruselas el factor Ucrania es tener bajo control el paso del gas ruso a Europa. En el conflicto entre Rusia y Ucrania de 2009 la interrupción del suministro de gas natural por dos semanas afectó a 18 países europeos, y el precio del gas natural en el mercado spot aumentó un 40 por ciento, hasta 32 dólares por megavatio/hora. La Unión Europea importa más de la mitad de la energía que consume, y Rusia es su mayor proveedor, pero la mayor red de gasoductos hacia la Unión Europea pasa por Ucrania, y la segunda línea directamente de Rusia por el Mar Báltico. En una Europa que siente el agotamiento de una recesión que ya lleva seis años, un desgaste político y social en la periferia de la Unión, con Grecia, Portugal y España en una situación económica que se vuelve cada vez más inmanejable para Bruselas.
Ucrania es un desafío político que puede volverse explosivo. Rusia nunca dejó de honrar los contratos para la provisión de energía a Europa occidental ni aun en los momentos más candentes de la Guerra Fría, pero nunca se vio tan amenazada por Occidente desde que ganó su nuevo lugar en el mundo multipolar. La Unión Europea redobló la apuesta ofreciendo tratados similares a Moldavia y a Georgia; esta última enfrentó una guerra con Rusia en 2008 por Osetia del Sur; Rusia no está dispuesta a ser despreciada en su propia federación; Europa les suelta la mano a sus socios del sur y pide expandirse al este; todo indica que el Grupo de los 8 se reunirá sin Rusia, pasando a ser el Grupo de los 7; Bruselas considera cambiar su postura respecto de la tecnología de fracking y permitir esta tecnología dentro de sus fronteras en búsqueda de la independencia y autosuficiencia energética, y todo indica que vamos a vivir un revival de la Guerra Fría versión capitalista.
* Investigador del Centro Cultural de la Cooperación.
 

Intereses cruzados

Por Daniel Ezcurra*
1 En la escalada del conflicto no puede soslayarse el papel desempeñado por Estados Unidos y la Unión Europea en apoyo del golpe de Estado al gobierno legal de Yanukovich realizado por sectores pro-occidentales ucranianos, entre los cuales sobresalen los elementos neonazis del partido Svoboda (Libertad). El golpe pro-occidental debilitó al Estado ucraniano, acelerando la histórica diferenciación entre las regiones occidentales y orientales, propiciando un vacío geopolítico en Crimea. Es decir, la anexión de Crimea por parte de Rusia no puede analizarse escindida de la previa situación en Ucrania. Esta acción reconoce como antecedente, entre otros, la violación de los principios internacionales de no intervención e integridad territorial que significó la creación en 2008 de Kosovo como Estado independiente en los Balcanes.
2 Europa, debilitada económicamente, sigue dependiendo de EE.UU. (determinadas fracciones del capital estadounidense han tenido mucho que ver con ese debilitamiento), a la vez que mantiene una importante relación comercial con Rusia, asentada en la provisión del 31,8 por ciento del gas, 34,5 del petróleo y 27 por ciento del carbón, llegados a través de la red de gasoductos tendidos en suelo ucraniano. Esto a la vez significa que Europa no pueda tratarse como una unidad, dado que la misma relación comercial genera vínculos con Rusia también desde lo político. De modo que habrá que estar muy atentos a las expresiones en el interior de Europa.
3 El golpe en Ucrania fue parte del interés económico de la Unión Europea hacia el Este y el interés geoestratégico de EE.UU de cercar a Rusia, al seguir instalando bases de la OTAN a las puertas de Moscú. Rusia reaccionó operando sobre Crimea, espacio donde concentran una población mayoritariamente prorusa, los recursos económicos más importantes de la región y la estratégica base naval de Sebastopol, crucial, junto al puerto de Tartú en Siria, para el despliegue militar ruso sobre el Mediterráneo.
4 El contexto general que enmarca el escenario está signado por el paulatino debilitamiento de la hegemonía estadounidense, la emergencia de China al rango de potencia global y el fortalecimiento del peso de los llamados países emergentes. Una lectura profunda del conflicto puede deducirse de la postura de la diplomacia rusa: “Los tiempos cuando un país o dos estaban en el poder ya pasaron, ya es un mundo multipolar” (embajador de Rusia en México, Eduard Rubénovich Malayán). En un escenario de ardua negociación (y enfrentamiento) político/diplomática se vislumbra una puja central entre los intereses globalistas financieros y las fuerzas multipolares, que desarrollan bloques continentales de poder.
5 Las fuerzas financieras trasnacionales han generado una inmensa burbuja financiera global, varias veces más peligrosa que la inmobiliaria que estalló en 2007/8 y que se crea a partir de la compra de bonos basura y préstamos de sumas billonarias a tasa cero por ciento impulsada por la Reserva Federal y seguida por todos los bancos centrales de los países del mundo a partir de noviembre de 2008, potenciándose en octubre de 2012. Esta política financiera ha demorado en el tiempo la gran ola de quiebras de grandes corporaciones y empresas. Ha demorado el momento en que se sincere quiénes son los perdedores y ganadores de esta “crisis” financiera global.
6 Evidentemente la desestabilización en una región como la ucraniana (3er exportador mundial de maíz y 5to de trigo, punto estratégico de la conexión energética de Rusia con Europa y cuya economía está en un virtual default), sumada a las sanciones económicas a Rusia impulsadas por la Unión Europea y EE.UU., impactarán en el comercio internacional, atizando la inestabilidad financiera y generando presión sobre los precios de las materias primas.
7 Intereses y fuerzas asociados al complejo financiero industrial-militar norteamericano dejan trascender la amenaza de un posible escenario bélico para el conflicto sobre Crimea. Todo escenario de solución militar entre tamaños actores tiene la perspectiva de escalar a nivel mundial.
El gobierno argentino ya en la crisis Siria se había posicionado fuertemente sobre el tema, afirmando a través de Cristina Fernández de Kirchner que “lo que nos tenemos que plantear los dirigentes es si estamos ante un multilateralismo, o estamos ante una ficción de multilateralismo, en la que aplico el multilateralismo cuando me es favorable a mí como país desarrollado, como gran potencia y, cuando el multilateralismo no me sirve, tomo yo las armas y decido lo que hago”.
* Cepes – Centro de Estudios en Políticas de Estado y Sociedad. Walter Formento Ciepe – Centro de Investigaciones en Política y Economía.
Página/12