Nicolás Gandini | El Inversor Online
Aunque la semana pasada se oficializó el primer aumento de las tarifas residenciales de gas tras más de 10 años de congelamiento -las subas llegaron superaron el 500% en algunas regiones-, todavía no está claro cuánto podrá ahorrar el Estado por la retracción de los subsidios a la producción y importación del fluido. Cuando la medida fue anunciada por funcionarios de Gobierno, hace 20 días, el ministro de Economía, Axel Kicillof, declaró que el recorte definitivo de las subvenciones dependerá de cómo evolucione el consumo de los hogares, dado que si los usuarios domiciliarios bajan un 20% su demanda mantendrán el 100% de los subsidios. Aún así, estimó que el ahorro del Estado oscilaría este año entre los 5000 y los 13.000 millones de pesos.
Sin embargo, según los cálculos que manejan los productores de gas, que se verán beneficiadas por el alza del precio del fluido en boca de pozo, el ahorro real apenas llegaría a la proyección más conservadora de los números que baraja el Gobierno.
El razonamiento que hacen las petroleras es el siguiente: hasta marzo, los productores de la cuenca Neuquina -el mayor pulmón gasífero del país, con un 44% de la oferta nacional- recibieron $ 105 por cada mil metros cúbico (Mm3) entregado a las distribuidoras.
El aumento promedio para el precio del gas estipulado por las resoluciones de la Secretaría de Energía y del Enargas para el bimestre abril-mayo será de un 190%, por lo que -en términos económicos- el incremento llegará a $ 200 por Mm3 en el período. En el bimestre junio-julio, la suba media llegará al 380% ($ 400 por Mm3) y en del período agosto-diciembre se elevará hasta un 650% ($ 680 por Mm3).
“Lo más probable es que en abril y mayo no haya cambios de consumo ya que los incrementos tarifarios no serán tan significativos. Para junio-julio, el escenario más potable es que el 50% de los usuarios no cambie su habito de consumo; el 35% reduzca un 10% su demanda y que un 15% baje menos del 20 por ciento. Ese misma dinámica de consumo se repetiría de agosto a diciembre”, explicó a El Inversor Online el gerente de una productora de gas.
Las nuevas tarifas de gas permitirán reducir el gasto que el Gobierno canaliza a través del Plan Gas I y II, que habilita el pago de mejores precios en forma de subsidios (hasta US$ 7,50 por millón de BTU) para las petroleras que mantengan o incrementen su producción del hidrocarburo. “Los ingresos adicionales para los productores replicarán, por lo tanto, en un menor aporte del Estado al Plan Gas. En promedio, los productores cobrarán $ 400 adicionales por Mm3 desde abril a diciembre a partir del nuevo esquema de precios”, precisó otro encumbrado directivo del sector.
Si se contempla que los productores del Plan Gas no abastecen al 100% de la demanda residencial (una fracción está a cargo de Enarsa), sino el 80% del consumo domiciliario, y que la demanda de distribuidoras de los meses de abril a diciembre se ubicará en torno a los 12.000 millones de m3 (si se replican los números de 2013), se desprende que los productores cobrarán este año cerca de 4.800 millones de pesos en el marco de los programas de incentivo previstos por el Ejecutivo. “Antes del aumento de tarifas, esa cifra correría por cuenta del Estado por medio de subsidios”, explicaron las fuentes consultadas.
A eso habría que sumarle el impacto del aumento del precio del GNC, que recibió un alza aproximada de $ 200 por Mm3. Los productores un 60% del consumo del gas vehicular (que entre abril y diciembre serían unos 2.100 MMm3), ya que el resto lo abastece Enarsa, por lo que el Gobierno se ahorraría otros $ 420 millones más.
El ahorro de subsidios sería, en conjunto, de $ 5220 millones. Pero, en rigor, algunos productores de gas permanecen fuera del Plan Gas I y II, con lo cual un 95% de ese total podría computarse como recorte efectivo de subsidios, que llegaría en concreto hasta los $ 4.950 millones durante 2014.
Resta saber si la Casa Rosada prevé buscar un mecanismo para reducir los subsidios a la importación de gas desde Bolivia y del LNG que llega por barco. Esa cuenta es, en rigor, la que mayores subvenciones requiere del Estado, dado que las importaciones del fluido le cuestan al país más de US$ 5000 millones por año. A priori, en función de las resoluciones presentadas hasta ahora por el Gobierno, no se prevén cambios en este ítem.
Aunque la semana pasada se oficializó el primer aumento de las tarifas residenciales de gas tras más de 10 años de congelamiento -las subas llegaron superaron el 500% en algunas regiones-, todavía no está claro cuánto podrá ahorrar el Estado por la retracción de los subsidios a la producción y importación del fluido. Cuando la medida fue anunciada por funcionarios de Gobierno, hace 20 días, el ministro de Economía, Axel Kicillof, declaró que el recorte definitivo de las subvenciones dependerá de cómo evolucione el consumo de los hogares, dado que si los usuarios domiciliarios bajan un 20% su demanda mantendrán el 100% de los subsidios. Aún así, estimó que el ahorro del Estado oscilaría este año entre los 5000 y los 13.000 millones de pesos.
Sin embargo, según los cálculos que manejan los productores de gas, que se verán beneficiadas por el alza del precio del fluido en boca de pozo, el ahorro real apenas llegaría a la proyección más conservadora de los números que baraja el Gobierno.
El razonamiento que hacen las petroleras es el siguiente: hasta marzo, los productores de la cuenca Neuquina -el mayor pulmón gasífero del país, con un 44% de la oferta nacional- recibieron $ 105 por cada mil metros cúbico (Mm3) entregado a las distribuidoras.
El aumento promedio para el precio del gas estipulado por las resoluciones de la Secretaría de Energía y del Enargas para el bimestre abril-mayo será de un 190%, por lo que -en términos económicos- el incremento llegará a $ 200 por Mm3 en el período. En el bimestre junio-julio, la suba media llegará al 380% ($ 400 por Mm3) y en del período agosto-diciembre se elevará hasta un 650% ($ 680 por Mm3).
“Lo más probable es que en abril y mayo no haya cambios de consumo ya que los incrementos tarifarios no serán tan significativos. Para junio-julio, el escenario más potable es que el 50% de los usuarios no cambie su habito de consumo; el 35% reduzca un 10% su demanda y que un 15% baje menos del 20 por ciento. Ese misma dinámica de consumo se repetiría de agosto a diciembre”, explicó a El Inversor Online el gerente de una productora de gas.
Las nuevas tarifas de gas permitirán reducir el gasto que el Gobierno canaliza a través del Plan Gas I y II, que habilita el pago de mejores precios en forma de subsidios (hasta US$ 7,50 por millón de BTU) para las petroleras que mantengan o incrementen su producción del hidrocarburo. “Los ingresos adicionales para los productores replicarán, por lo tanto, en un menor aporte del Estado al Plan Gas. En promedio, los productores cobrarán $ 400 adicionales por Mm3 desde abril a diciembre a partir del nuevo esquema de precios”, precisó otro encumbrado directivo del sector.
Si se contempla que los productores del Plan Gas no abastecen al 100% de la demanda residencial (una fracción está a cargo de Enarsa), sino el 80% del consumo domiciliario, y que la demanda de distribuidoras de los meses de abril a diciembre se ubicará en torno a los 12.000 millones de m3 (si se replican los números de 2013), se desprende que los productores cobrarán este año cerca de 4.800 millones de pesos en el marco de los programas de incentivo previstos por el Ejecutivo. “Antes del aumento de tarifas, esa cifra correría por cuenta del Estado por medio de subsidios”, explicaron las fuentes consultadas.
A eso habría que sumarle el impacto del aumento del precio del GNC, que recibió un alza aproximada de $ 200 por Mm3. Los productores un 60% del consumo del gas vehicular (que entre abril y diciembre serían unos 2.100 MMm3), ya que el resto lo abastece Enarsa, por lo que el Gobierno se ahorraría otros $ 420 millones más.
El ahorro de subsidios sería, en conjunto, de $ 5220 millones. Pero, en rigor, algunos productores de gas permanecen fuera del Plan Gas I y II, con lo cual un 95% de ese total podría computarse como recorte efectivo de subsidios, que llegaría en concreto hasta los $ 4.950 millones durante 2014.
Resta saber si la Casa Rosada prevé buscar un mecanismo para reducir los subsidios a la importación de gas desde Bolivia y del LNG que llega por barco. Esa cuenta es, en rigor, la que mayores subvenciones requiere del Estado, dado que las importaciones del fluido le cuestan al país más de US$ 5000 millones por año. A priori, en función de las resoluciones presentadas hasta ahora por el Gobierno, no se prevén cambios en este ítem.