En una caliente sesión del Concejo Deliberante de Benito Juárez se aprobó el cambio de zonificación para así poder habilitar la instalación de una central termoeléctrica en la ciudad de Barker (que pertenece a ese distrito). Esta misma central se había pretendido ubicarla en Tandil, pero el rechazo popular obligó a intentarlo en esta ciudad cercana.
Esa tarde se realizó una asamblea de la cual participaron más de 150 vecinos, que luego concurrieron a dicha sesión. Cuando las puertas se abrieron ya se encontraba adentro un grupo de partidarios del Intendente actual (FpV-PJ) y miembros del sindicato Luz y Fuerza, con banderas que decían “Sí al trabajo” y “Sí al crecimiento”.
Había también policías de civil, mezclados entre los manifestantes, para amedrentar. A la hora de resolver, los concejales del intendente (FpV-PJ) y el PRO votaron unidos, demostrando -una vez más- que “la grieta” es inexistente cuando se trata de avasallar los derechos del pueblo. La presión del gobierno provincial también fue importante para inclinar la balanza.
La termoeléctrica es una inversión del grupo MSU Energy, que antes se dedicaba a los negocios agropecuarios, pero a la luz de las políticas de este gobierno descubrió un nuevo canal para agigantar su cuenta bancaria.
Los terrenos se encontraban a nombre de Cabalgando S.A. propiedad de Luciana Blanco Villegas, prima del presidente Mauricio Macri (Argnoticias, 11/2). El cambio de zona rural a industrial, que aprobó el Concejo, multiplicó varias veces el valor de las hectáreas involucradas. No sólo con el Correo se pueden hacer buenos negocios.
La instalación de una Central térmica en una zona turística como Barker tendría un duro impacto para el medio ambiente y el paisaje. Por eso encontró tanta resistencia en otra ciudad turística como Tandil.
El argumento que esgrime el gobierno es la generación de puestos de trabajo para los vecinos de Juárez. Pero esto no es tan así, ya que MSU realiza sus construcciones mediante acuerdos con la burocracia de la UOCRA, que se encarga de seleccionar el personal, que no necesariamente será de la ciudad. Y la operación de la planta -una vez construida- no requeriría de más de 40 técnicos especializados.
Tampoco se verá Benito Juárez beneficiado con la energía generada ya que, a través de la red interconectada, alimentará otros destinos.
El pueblo se ha manifiestado en contra de este negocio turbio, que se potencia con los tarifazos, que lo convierten en un verdadero “bocado”.
Estudios científicos demuestran que la misma energía puede conseguirse con un parque eólico que, en este contexto, sería lo más adecuado para no dañar el ambiente. Pero los negocios de MSU sólo se guían por el lucro.
Los trabajadores no debemos pagar con nuestras condiciones de vida, el desfalco de los subsidios kirchneristas y el negocio de los privatizadores apoyado en los tarifazos que revientan las economías hogareñas.
La Asamblea de vecinos sigue en pie de lucha para detener este atropello.