Por Rodolfo Nahuel Peña (Exclusivo EES).
En los últimos dos años se destruyeron 3.939 puestos de trabajo privados en Chubut. Lo peor se vivió en 2016, y el año pasado se mantuvo la tendencia expulsiva aunque se frenó su ritmo. La minería promete un máximo de 3.500 empleos.
Según los datos del Sistema Previsional Integrado Argentino (SIPA) del Ministerio de Trabajo de Nación, desde noviembre de 2015 y hasta noviembre de 2017 se destruyeron en Chubut un total de 3.939 empleos registrados en el sector privado.
La abultada cantidad de despidos en territorio chubutense se tradujo en 5,5 puestos de trabajo menos por día a lo largo de dos años y sus peores efectos se produjeron durante los primeros 12 meses de gestión macrista en el ámbito nacional.
En noviembre de 2015 había en Chubut 100.730 puestos de trabajo registrados del sector privado, pero un año después esa cantidad había decrecido a 97.198 empleos chubutenses. Así se produjeron 3.532 despidos y retiros voluntarios, con el altísimo promedio de 9,7 puestos de trabajo destruidos por día en todo el 2016.
La fuerte tendencia expulsiva del primer año del macrismo se frenó en 2017, aunque se destruyeron un total de 407 puestos de trabajo en Chubut. De los 97.198 empleos registrados en noviembre de 2016 se cayó a los 96.791 puestos de trabajo de noviembre de 2017.
Sin tendencia inclusiva
Aunque el proceso expulsivo mermó considerablemente, lo preocupante es que el sector privado no haya retomado la impronta inclusiva en territorio chubutense: Los datos muestran que por ahora no asoman síntomas de una fuerte generación de trabajo que cubra a buena parte de los empleados expulsados y pueda incluir a los jóvenes que buscan ingresar al mercado laboral.
La minería es presentada actualmente como una alternativa de creación de empleo en Chubut, asegurando que podría generar entre 2.000 a 3.500 puestos de trabajo directos en el proceso de producción del Proyecto Navidad.
Aunque así sucediera –saltando la ley 5001 y obteniendo la licencia social– y aunque todos los contratados fueran chubutenses toda esa riqueza explotada no llegaría a equiparar los 4.000 puestos de trabajo perdidos en los dos últimos años.
Crisis económica y debilidades políticas crean una tormenta perfecta para forzar la minería en Chubut
La combinación de crisis económica y debilidades políticas en Chubut desataron una tormenta perfecta para que el macrismo y las multinacionales arremetan con la minería. La clase dirigente comienza a flaquear frente a la avanzada y busca atajos para rodear las trabas puestas por los antimineros.Tras los acuerdos y compromisos asumidos por el presidente Mauricio Macri en Davos y Rusia para instrumentar la explotación de los yacimientos de plata y uranio de Chubut, en pocas semanas arribará el ministro Juan José Aranguren para forzar a los políticos locales y encaminarse en el levantamiento de las tranqueras que el movimiento antiminero instaló en el territorio provincial.
En una primera etapa la impronta minera posa sus intenciones sobre la Meseta Central, pero nada garantiza que no intente extender sus tentáculos por fuera de lo que sería una zonificación que intentará abarcar cerca del 80% del territorio provincial.
Crisis económica y política
Las grandes dificultades económicas que posee el gobierno de Chubut es una de las hendijas por donde el macrismo presiona a la gestión del gobernador Mariano Arcioni para que se ponga al frente de la avanzada minera.
La crisis del precio internacional del petróleo generó una menor producción de crudo y el achicamiento de los ingresos por regalías -que representan cerca del 30% del Presupuesto chubutense-; mientras que la crisis económica nacional golpeó duro en Chubut con despidos y una fuerte contracción económica.
Para que no se derrumbe el funcionamiento del Estado, las gestiones del fallecido Mario Das Neves y Mariano Arcioni avanzaron en un fuerte endeudamiento que asciende a los 9.400 millones de pesos; que tendrán vencimiento en los próximos dos años pero resulta sumamente difícil sostener a lo largo del tiempo.
Para recaudar y gambetear la crisis, Arcioni negoció con el macrismo encabezado por el ministro Rogelio Frigerio y obtener fondos frescos que faciliten el pago de salarios y la concreción de demás actividades estatales.
A cambio, debió “ordenarle” a los legisladores nacionales que den quórum a la Reforma Previsional y todavía aguarda que una arisca Legislatura provincial sancione el Pacto Fiscal que beneficia en el reparto de la coparticipación a la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal pero también aporta algunos fondos para la supervivenciade Chubut.
Das Neves y el presente
En medio de un panorama económico crítico y sin muchos rubros con los que incrementar los ingresos, la muerte de Das Neves-quien no había firmado el Acuerdo Federal Minero- dejó al garete una gestión provincial que venía debilitada y sin mucho margen de maniobra.
El dasnevismo no se sumó a las filas del macrismo triunfante, pero tampoco se encolumnó detrás del kirchnerismo derrotado. Eso sí, se mantuvo cercano al massismo que no se afianza como alternativa de gobierno y tampoco es bien visto en las huestes del peronismo sin liderazgo nacional.
Frente a esas debilidades, el macrismo presiona con la billetera al gobernador Arcioni para que le abra las puertas a la minería y pague los costos políticos de enfrentarse al movimiento antiminero surgido en Esquel que se transformó en leyenda nacional e internacional.
Por ahora, el primer mandatario chubutense evitó mostrarse proclive al avance minero, aseguró que no está siendo presionado por el macrismo y afirmó que “no tengo ningún problema en que se dé la discusión, pero mi posición y la del Ejecutivo Provincial es respetar la voz de los chubutenses”.
El arietede los intendentes
Apremiados por la escasez de fondos, futuro y trabajo, los intendentes de los pueblos del interior chubutense se han convertido en el principal ariete en el intento dederrumbar la sabia prohibición minera en Chubut. Ahora son quienes recibirán con mayores ansias a Aranguren.
“Negar el desarrollo minero es negar las posibilidades de desarrollo de la región y de superar una crisis de largo tiempo”, declararon al unísono los jefes comunales de Gastre, Marcelo Aranda; de Telsen, Leonardo Bowman; de Los Altares, Mario Oviedo; de Lagunita Salada, Miguel Ancamil; de Las Plumas, Miguel Colón; de Paso de Indios, Mario Pichiñán; de GanGan, Ricardo Sepúlveda; y de Paso del Sapo, Víctor Candia.
Desde las ciudades más importantes, el intendente comodorense Carlos Linares y su par madrynense Ricardo Sastre se sumaron a la embestida minera. Linares impulsó el debate y bregó por la explotación minera “sustentable”; mientras que Sastre retomó la idea de concretar un plebiscito provincial más allá de la abrumadora negativa que tuvo el de Esquel hace 15 años atrás.
A ellos se anexó sobre finales del año pasado el intendente trelewense Adrián Maderna, quien aseguró que “hay mucha gente que quiere la minería pero no se anima a decirlo” y no dudó en pedir que se abra el debate.
Aranguren llegará a Chubut para imponer la megaminería
La puesta en marcha de la magaminería en Chubut es una de las prioridades productivas del macrismo, y para eso viajará el ministro Aranguren. Explotar la plata y el uranio de la Meseta Central son parte del ansiado botín a conquistar, junto al codiciado proyecto Navidad.
El 21 de febrero, el ministro de Energía y Minería Juan José Aranguren desembarcará en Telsen para reunirse con intendentes de la Meseta chubutense para avanzar con mayor presión todavía con la megaminería, poniendo el foco en la extracción de plata en el Proyecto Navidad y en la explotación uranio para las centrales nucleares.
El arribo del ex CEO de Shell responde a la avanzada prominera que el gobierno de Mauricio Macri viene impulsando desde su llegada a la Casa Rosada, que tomó especial impulso con el Acuerdo Federal Minero y se aceleró notablemente con el viaje del Presidente a Rusia y Davos.
La minería es uno de los tres focos productivos que son prioridad en la gestión macrista, junto a los recursos no convencionales de Vaca Muerta y la intensiva explotación sojera en los fértiles campos argentinos.
Rechazo social y obsesión macrista
El macrismo no está dispuesto a permitir que haya una provincia que impida la megaminería y por eso avanzó con acuerdos mineros por fuera de los funcionarios chubutenses y desoyendo la fuerte impronta de rechazo existente en buena parte de la población de Chubut que tiene su epicentro en el movimiento antiminero de Esquel.
Los grupos por el No a la Mina consiguieron una victoria histórica con el plebiscito de 2003 que impidió el avance de la minera Meridian Gold sobre la cordillera chubutense, y esa impronta se extendió a buena parte del país generando prohibiciones en7 provincias.
Tras las promesas de Macri al CEO de Pan American Silver, Ross Beaty, para abrirle las puertas en Chubut al Proyecto Navidad y el memorándum con las compañías rusas para extraer el uranio de Cerro Solo; Aranguren vendrá con el paquete cerrado y con moño, solo necesita profundizar la grieta por donde puedan filtrarse las empresas mineras.
La Patagonia no es tierra fértil para algunas de las políticas extractivistas, sino más bien una piedra en su zapato productivo y así lo experimentó cuando tuvo que digerir el amargo sabor del fracaso con su propuesta de instalación de una nueva central nuclear en Río Negro.
Habrá que ver si consigue doblegar al mayor movimiento antiminero de Latinoamérica y si 15 años después del triunfo que conmovió a la Cordillera el NO a la mina sigue manteniendo fortaleza y capacidad de lucha para neutralizar la embestida macrista en la Meseta chubutense; o si se filtra la zonificación de las multinacionales mineras.